La píldora económica 

El trampantojo de la información económica sobre España

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El trampantojo de la información económica sobre España 
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Los artículos de prensa de información económica sobre la valoración de la situación de la economía española transmiten muchas veces una visión de trampantojo: utilizan unas expresiones o se centran en partes de la información o de los datos que da una imagen que intenta engañar al ojo o mejor dicho al cerebro para que piense que todo va bien o que todo va mal.

Por ejemplo, salen los datos de empleo de la encuesta de población activa del INE, la EPA, y todos los medios destacan como aumenta el empleo, y que batimos récord de empleo. Primero, eso tendría que ser lo normal si crecemos, aunque sea poco; y lo segundo, no parece que todos los que estén contestando a las preguntas de los encuestadores diciendo si trabajaron en las dos últimas semanas o están trabajando muchas horas. La imagen de un fuerte aumento del empleo esconde una moderación en horas trabajadas.

El número de ocupados aumentó en 603.900 personas en el trimestre, un 3%, el dato más alto de la serie en muchísimos años. Sin embargo, durante el segundo trimestre las horas efectivas trabajadas con respecto al trimestre anterior aumentaron un 1,5%, frente al 1,8% del trimestre anterior, y muy por debajo del incremento estacional medio registrado en los segundos trimestres de los años anteriores a la pandemia (media 2015-2019: 2,6%).

Luego tengamos cuidado con el trampantojo del crecimiento del empleo: las horas trabajadas no van muy bien y los problemas interpretativos de las contestaciones de los fijos discontinuos pueden ayudar a que la encuesta sobreestime el empleo. En cualquier caso, reconozcamos que hay mayor nivel de empleo que en 2019, pero es lo normal, no un comportamiento excepcional.

También con las cifras de evolución del PIB y su valoración tenemos para encontrar un nuevo trampantojo. La economía crece mucho más que en Europa dice el trampantojo, pero es que solo ahora llegamos a un nivel del PIB similar al de diciembre de 2019. Dos cuestiones: crecer mucho más que Europa cuando está Alemania en recesión y la zona euro en estancamiento no es nada difícil; y, además, en los trimestres anteriores, cuarto de 2022 y primero de 2023, todo el crecimiento venía del sector exterior (más exportaciones de servicios y menos crecimiento de las importaciones) porque el consumo privado y la inversión en España en ese periodo no aumentó. Es decir, las dos variables que reflejan el “sentimiento de una economía”, el consumo y la inversión, siguen en el segundo trimestre de 2023 por debajo del nivel de 2019. Sí merece la pena destacar que finalmente en este segundo trimestre crece con vigor el consumo privado y la inversión, y que de manera sostenida la posición internacional de España no deja de mejorar con una evolución del saldo por cuenta corriente muy positiva. Es curioso que con la debilidad del consumo y de la inversión, en España y en toda Europa sigamos hablando de que el BCE tiene que actuar de nuevo subiendo tipos, como si hubiera fuertes presiones de demanda, que no se aprecian, ni siquiera con la inyección de fondos europeos Next Generation.

Analizado el empleo, la evolución del PIB y los principales componentes de la demanda agregada de manera que entendamos donde estamos y que los trampantojos pueden estar muy logrados, ahora pasemos a hablar de la inflación. Como dirían Tip y Coll, “empezón”. Si tomamos la media de junio y julio nos da una tasa anualizada del 3,6%; y si tomamos la media interanual de los dos meses 1,9% y 2,3% respectivamente, nos da un 2,1%. Aquí el trampantojo es al revés, vemos cifras que nos deberían dejar tranquilos y nos dicen que la inflación subyacente es muy alta y que por los efectos base ahora la inflación aumentará. Ojo, dicen esto los analistas cuando en julio la subyacente no aumentó respecto a junio, algo muy notable en la serie histórica. Aquí los trampantojos se observan en la definición de efectos base, y del concepto de inflación subyacente como algo que es resistente a bajar. Si miramos bien y de cerca el trampantojo se observan los fallos y la poca precisión de los análisis. 

Primero, se repite en la prensa, (que la prensa recalque esto es porque los analistas que consultan les explican esto, y no otras cosas) que en julio ya está aumentando la inflación porque los efectos base desaparecen ya que los precios de la energía empezaron a caer en julio/septiembre de 2022. Ahora, como no van a bajar en igual periodo de 2023, subirá la inflación interanual por los efectos base. No se dejen confundir, porque la energía puede no contribuir positivamente en 2023 y tener una contribución nula o muy baja, es decir, dejará de ser inflacionista. Segundo, el que no baje directamente la rúbrica de energía interanual por efecto base, no quiere decir que la bajada de la energía ya vista no continúe contribuyendo a reducir todas las demás rúbricas del IPC que empezaron a bajar mucho después, dado los retrasos por transmisión de la cadena de costes a precios. Y es que la inflación ha sido de costes, la demanda está en niveles de 2019.

La cadena de costes es fácil de visualizar. Los precios mayoristas de alimentos van con un decalaje de 3 meses con los precios de fertilizantes y de la energía. El IPC de alimentos sin elaborar va con otro decalaje o retraso con los precios mayoristas de dos, tres meses, con lo que finalmente los alimentos elaborados presentan un decalaje de cinco meses sobre alimentos sin elaborar, que son un coste fundamental de los elaborados, y de ocho sobre precios mayoristas, por lo que es ahora cuando deberían desacelerarse. Igualmente, ocurrirá con otra partida de la llamada inflación subyacente: la inflación de los bienes industriales fue del 4,6% en 2022 y no alcanzó su máximo hasta noviembre de 2022, luego la subyacente seguirá bajando por este concepto. Además, en estos últimos meses lo que estamos viendo es ya es un crecimiento negativo de la producción industrial y en consecuencia caídas no vistas de los precios mayoristas de los bienes industriales. Esto, si mis análisis son correctos, llevara al IPC de bienes industriales a final de año a cerca de cero, y si no claramente por debajo de su media histórica. 

Así que, a fecha de hoy, lo que nos engaña el trampantojo es que no vemos que todos los precios se están moderando a la misma velocidad que subieron y que, si no hay nuevos shocks, lo que veremos es que las partidas que alcanzaron sus máximos más tarde estarán corrigiendo, pero más tarde. En fin, que empieza agosto, pero vayan a los mismos restaurantes que el año pasado y comparen las facturas en sus aplicaciones bancarias y de tarjetas; y si no, olvídense y disfruten que es de lo que se trata en vacaciones.

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