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Los privilegiados de Blossom y el bálsamo de Fierabrás

Tras las vacunas hay estudio, casualidad, análisis, ciencia, investigación riesgo, ‘catadores’... y una vaca lechera de color marrón.

Vacuna Covid-19
Los privilegiados de Blossom y el bálsamo de Fierabrás.
EFE

A Edward Jenner, de no estar criando malvas hace casi doscientos años, le pitarían los oídos estos días por el revuelo generado con las vacunas contra el coronavirus que se están distribuyendo en España. También, o más, por el sonrojante escándalo de unos cuantos privilegiados que se han inoculado la primera dosis de Pfizer sin reunir las condiciones para ello: desde consejeros a munícipes varios, pasando por el mismísimo Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad). Y van a aparecer más, que se ocultan ahora en los rincones de sus despachos repitiendo una y otra vez por lo bajini: "Que no me pillen, que no me pillen". Pero les pillarán o les pillaremos.

Jenner (1749-1823) era un inglés de Berkeley que investigaba virus y esas cosas que están de moda. Su época le puso en bandeja la explosión de una criminal viruela -enfermedad conocida desde hacía mucho tiempo atrás- que mataba al 20-30% de los infectados y dejaba severas secuelas, como la ceguera, en los que sobrevivían. Como otras veces, el azar pasó por allí y le puso sobre la pista para vencer la enfermedad: las granjeras que ordeñaban vacas se decían inmunes a la viruela de las vacas, la viruela vacuna, probablemente por la exposición al pus de las ubres del ganado afectado.

De la cornuda Blossom solo queda el funesto recuerdo de su piel colgada en la pared de una Facultad de Medicina

Esta enfermedad animal era más leve que la que desarrollaban los humanos en sus carnes pero, ¿inocular material vírico bovino de una persona infectada a otra sana podría inmunizarla? Jenner raspó a un niño sano pus del virus de la viruela de las manos de una lechera infectada por una vaca llamada Blossom y esperó lo evidente: el joven presentó síntomas, como ya se sabía que sucedería, pero de forma leve. Faltaba por demostrar si esa acción había inmunizado al pequeño frente a la variedad humana. Para ello, Jenner le inoculó nuevamente, pero en esta ocasión con viruela humana, y el chaval no desarrolló la temida enfermedad. Voila!

Jenner pasó a la historia por su descubrimiento, que llevó a erradicar la viruela del planeta con la primera vacuna, que como ya se habrá dado cuenta a estas alturas viene de vaca. De la cornuda Blossom solo queda el funesto recuerdo de su piel colgada en la pared de una Facultad de Medicina; pero de James Phipps, el niño-cobaya al que Jenner hizo perrerías, poco se sabe. Esta historia demuestra que tras las vacunas hay estudio, casualidad, análisis, ciencia, riesgo, ‘catadores’... y una vaca lechera de color marrón.

Hoy, en 2021, la recién hallada vacuna del coronavirus despierta ansias, azuza miedos y engorda egoísmos. Es por eso de que a nadie le gusta enfermar; y morir, menos. En una piel de toro, que bien podría ser de vaca, los españoles viven la pandemia bajo sus peculiares reglas autonómicas: unos adelantan el toque de queda, colisionando con lo marcado por el Gobierno central; otros cierran actividades comerciales para evitar contagios; aquellos promueven la educación presencial sin avistar riesgos; los de más allá quieren un confinamiento total que no les permiten hacer…

Las vacunas son bálsamo de Fierabrás: una ampolla que contiene un soplo de vida ante la amenaza de la muerte

Por fortuna, la adquisición de la vacunas anti-Covid se ha hecho mediante compras centralizadas en la Unión Europea, reguladas, repartidas, asignadas y controladas. Se estarán distribuyendo pronto o tarde, mal o bien, y habrá que corregir lo deficiente. Da escalofríos pensar qué habría sucedido si los viales se pudiesen conseguir individualmente en un mercado libre o en un mercado negro: se lucharía por ellos a muerte del mismo modo que hay ¿seres humanos? capaces de comprar un congénere ‘a la carta’ para hacerse trasplantar sus órganos. La maldad mostraría su peor cara.

Las vacunas de hoy son como un cervantino bálsamo de Fierabrás: una ampolla de cristal que contiene un soplo de vida ante la amenaza de la muerte. La debilidad del ser humano es grande. Tener en las manos la posibilidad de ser uno de los pocos vacunados de la primera dosis contra la Covid que hay en España es, al menos, tentador y así se ha demostrado. Los privilegiados, pillos o pícaros que han sido sorprendidos tras pincharse un vacunazo se ponen de perfil: no sabían, les dijeron, les pidieron, creyeron que... Lo único cierto es que esa vacuna no ha sido recibida por alguien expuesto al virus o en condiciones de salud precarias. Punto.

Privilegiados y pícaros sorprendidos tras vacunarse se ponen de perfil: no sabían, les dijeron, les pidieron, creyeron que...

Las prioridades de vacunación están marcadas: sanitarios y personal especialmente expuesto al virus son prioritarios; a los mayores les debemos el derecho a estar en primer lugar; también los efectivos de la seguridad del Estado o del Ejército en contacto con el coronavirus… La reglamentación no lo recoge pero en este grupo de prioridades deberían hallarse el Rey Felipe VI, como Jefe del Estado; la Princesa Leonor, como heredera de la Corona, el Gobierno de España en pleno, del que dependen las decisiones fundamentales contra la pandemia; las presidentas del Congreso y del Senado; la cúpula del Poder Judicial; los máximos responsables de los cuerpos policiales y del Ejército… En este último grupo debería haber estado el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, al que la única reacción que le ha hecho la vacuna ha sido la dimisión. Si el resto de autoridades citadas no han sido elegidas en el primer paquete de vacunados, ya se está tardando en incluirlas; si alguno de ellos ha sido ya vacunado y no nos habíamos enterado, puede ir haciendo las maletas por haberse adelantado.

Queda tiempo, mucho tiempo, para que la mayoría estadística de la población (51%) esté vacunada contra la Covid, habiendo recibido las dos dosis necesarias para crear inmunidad contra el 'bicho'. No es descartable que en no mucho tiempo seres oscuros ofrezcan de extranjis viales, verdaderos o falsos, contra el coronavirus. Puede que hasta se anuncien en Internet. También los malos juegan en esta partida y la posibilidad de hacer dinero bajo el manto del miedo es un 'negocio' en ciernes.

¿Qué diría Blossom de todo esto? Probablemente, ni mú.

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