Un viejo truco de la tele

El día que Roberto Leal se sintió Angela Channing en 'Pasapalabra'

Las sintonías de los seriales intentaban crear una reconocbile banda sonora épica que potenciaba, a la vez, la aureola de estrellas de los actores protagonistas.

Roberto Leal, poniendo sonrisa de actor en la cabecera de un serial.
Roberto Leal, poniendo sonrisa de actor en la cabecera de un serial.
Borja Terán

Hay sintonías de series y programas que sobreviven en la memoria colectiva durante décadas. Esta semana, 'Pasapalabra' proponía en su juego de adivinar canciones unos segundos de los primeros acordes de una de las bandas sonoras más rimbombantes del género del culebrón. Altamente reconocible. Aunque en la primera vuelta de la prueba Soraya Arnelas respondió con 'Star Wars'. Uy, casi. Después, Ainhoa Arbizu, que también concursaba, se acercó más: 'Dinastía', dijo, aunque dudando con 'Falcon Crest'. Uy, casi. 

A Soraya se le iluminó la cara. En efecto, era 'Falcon Crest' y en el segundo turno acertó la prueba. Es curioso como con sólo unas notas todos sabían que se trataba de la canción de una ficción. Aunque no atinaran con el nombre. El motivo está en que todas las producciones de este género intentaban un mismo tipo de sintonías épicas que sirvieran de apoteósica carta de presentación. Ese intenso subidón inicial que, al final, era clave en la sugestión de la intensidad emocional de la serie.

En cierto sentido, todos los grandes seriales norteamericanos de los ochenta venían cortados por el mismo patrón de lujos, luchas millonarias y amores imposibles. No había "algoritmos" que controlaban la atención del espectador, pero en Estados Unidos ya reproducían moldes del éxito. Tal vez, por eso mismo, a Soraya y a Ainhoa les costaba diferenciar entre 'Dinastía' y 'Falcon Crest'.

Después, Roberto Leal bromeó con la cara que ponían los actores en la cabecera de estas series. Pidió que le volvieran a poner el tema de fondo y, de repente, giró su cara con ceño serio para terminar mirando a cámara con una sobreactuada sonrisa gigante. Sólo faltó un buen zoom de la cámara. "¿Os acordáis que hacían esto?", recordó, avispado, el presentador.

Esta forma de mirar a cámara por parte de los actores cuando se sobreimpresionaba su nombre como diciendo aquí estoy yo, la gran estrella, estaba más que estudiada. Para algunos sólo era una actitud fingida que por eso ha ido desapareciendo, pero en realidad se trata de un ritual inteligente de aquella televisión para amplificar el poder del glamour en la percepción social de sus protagonistas.

A veces, no sólo basta con crear una buena historia. También es importante dibujar la aureola de mitos de tus artistas. Aunque sean desconocidos. Esa forma de los actores norteamericanos de girar su rostro y romper la cuarta pared en mayor o menor medida en el arranque de seriales o telecomedias era la versión televisiva del clásico aplauso del teatro, cuando sale el elenco a saludar. El guiño cómplice entre personaje y espectador. No es baladí, era un protocolo planificado para generar un mayor vínculo en el reconocimiento entre público y actor. Lo que, a la vez, se traducía en una mayor implicación entre audiencia y la teleserie. 

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