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El esperpento de 'Caso Cerrado': así es el programa que impulsa la marca de TEN TV

Ana María Polo
Ana María Polo
Ten

En España tuvimos 'Veredicto' en los años noventa. Entonces, estaba presentado por una irónica Ana Rosa Quintana. Falta hacía ese tono de humor para sobrellevar la simulación de un juicio en un plató. Décadas después y en el mismo canal, Telecinco, la historia se repitió con 'De buena ley'. Se simulaban conflictos a resolver a través de un juicio peliculero con actores. Y aunque no se decía que eran actores, tampoco se ocultaba. Por allí pasaron cientos de figurantes y aspirantes a estrellas dramáticas.  

Una fórmula que ahora utiliza con éxito el canal Ten con la emisión de 'Caso Cerrado' de Telemundo. La diferencia está en que esta versión de una de las dos grandes televisiones en español de Estados Unidos es mucho más exagerada. De hecho, el esperpento que cobija a esta producción está siendo aliado para que alcance máximos de audiencia esta joven cadena de TDT que no ha logrado concretar un sello de personalidad rotundo. No ha logrado una línea editorial reconocible socialmente.  

Pero, con este tipo de docushows, Ten coge aire. Aunque sean más vistos como delirante sainete que como documental del que aprender. Aquí no hay una periodista al frente como en 'Veredicto' o 'De buena ley' donde se intentaba impregnar de cierta credibilidad a las 'vistas orales'. En 'Caso Cerrado' sólo existe una arrolladora abogada como absoluta protagonista: Ana María Polo. Ella es juez, presentadora y parte. Es más, su vehemencia es su arma.

En España, Ana María Polo ha amplificado su popularidad por un vídeo viral en el que increpa a una de las 'enjuiciadas' en su show para  que hable en español. Pero la participante pasa y sigue saludando en inglés. No es recochineo, es crear conflicto. En eso consiste 'Caso Cerrado'. No obstante, no deja de ser una versión del programa de testimonios clásico al que se le añade el gancho de un objetivo narrativo contundente. Se cuenta en prime persona un problema para, después, descubrir quién lleva la razón o no con una árbitro que dicta sentencia. 

La historia es que aquí esa árbitro con mazo es Ana María Polo, de profesión abogada pero en la práctica una artista de la telenovela. De hecho, ella sabe que su carisma crece con tramas esperpénticamente exageradas. Da igual que el resultado no sea verosímil. Hasta el punto de que la propia Ana María Polo fue "secuestrada en directo" por un invitado que la llevó de rehén al backstage mientras el público desalojaba el plató en menos de un minuto. Era el capítulo final de una temporada. De esta forma, 'Caso Cerrado' concluyó etapa con un cliffhanger total, digno de serie de acción.

Al regresar la siguiente temporada, Ana María volvió con las expectativas de la audiencia en alto que esperaba su explicación de qué sucedió en ese desenlace abrupto. Por supuesto, regresó diciendo que estaba bien para tranquilidad del espectador que se hubiera creído lo del secuestro. Aunque en 'Caso Cerrado' lo de menos es que el conflicto resulte creíble, lo relevante es atraer a través de esa exaltación de la exageración que no crea indiferencia. De ahí que esté movilizando la curiosidad hacia Ten TV, aunque no represente nuestra cultura. Atrae el interés del folclore de la hipérbole.

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