OPINION

'Fama, a bailar': su materia prima para dar un paso adelante en el reality español

Noemí Galera y los finalistas de OT 2017
Noemí Galera y los finalistas de OT 2017
Paula Vázquez, Fama 2018
Paula Vázquez, alma de Fama, en la nueva escuela.

Domingo. Nueve de la Noche. Canal #0 de Movistar Plus. Vuelve Fama, a bailar. El talent show, que revolucionó las tardes de Cuatro, resucita en la televisión de pago como formato Killer: un reality que sirve para dar visibilidad a la oferta de la emisora y atraer nuevos públicos con una competición que no crea indiferencia, generando, de esta forma, conversación social sobre el programa, el canal y la plataforma.

De ahí que Fama se emita también en directo (y gratis) a través de Youtube. La escuela de baile sigue los pasos de Operación Triunfo, que ha abierto un nuevo escenario en el género de la tele-realidad, actualizándolo a tono con los nuevos tiempos. El público ya no es el único que debe ir a la televisión. Ahora la televisión también debe ir al lugar en el que está su potencial espectador para que, después, ese espectador vuelva o descubra a la emisión televisiva de siempre. Y, en este caso, el hábitat al que acude la televisión es Youtube.

Tras el camino andado por OT, Fama a bailar tiene la oportunidad de dar un paso más allá en la evolución del complejo género del reality en España. Para empezar, este Fama viene sin cámaras robotizadas. Inaudito. La escuela no tendrá esas cámaras que se cuelgan en las paredes de la casa de Gran Hermano para que cada esquina quede retratada.

Fama 2018 se hará con unas Panasonic, que graban en el formato cinematográfico de 35mm. Cámaras con su trípode, con su operador, con su objetivo. Cámaras en 4K, cámaras para cuidar más la fotografía de la imagen en directo, como se realiza en postproducción en series o cine.

Este talent-reality no se graba con las cámaras habituales en un programa de televisión y utiliza cámaras que se asocian más a cine y publicidad. Esto, a priori, en los cánones clásicos de la televisión de masas, puede suponer un cierto problema para atraer a amplios públicos al formato.

Producir un reality con fotografía visual más refinada al estilo de una película o de un spot favorece un cierto efecto de incredulidad en el público, ya que esta factura remite a formatos de ficción y no tanto de tele-realidad. Menos aún entre el público objetivo de Fama, acostumbrado a consumir contenidos guerrilleros en Youtube y redes sociales que son ejemplo del "aquí te pillo, aquí te grabo". Al target de Fama le resbala la sofisticación de la calidad de la imagen, sólo quiere colarse en la realidad de la escuela sin demasiados intermediarios. No busca fondos artísticamente desenfocados, espera imágenes rápidas de reflejos. 

enfoque CON DESENFOQUE

El reto de la realización

Este tipo de cámaras de alta gama de 'Fama, a bailar' permite romper los fondos, desenfocar la profundidad de la academia, lo que quedará estéticamente muy atractivo. Aunque, al final, en un programa de baile lo importante es que la coreografía se vea bien. Sin ningún estorbo en el ojo del espectador por un mal cambio de plano. Justo era ese el fallo de las primeras etapas de 'Fama', en Cuatro: el espectador se perdía el desarrollo completo de la coreografía. En un concurso de baile lo más importante es una buena planificación de realización que permita ver bien los movimientos de los artistas, ver bien sus cuerpos y, muy importante, no perderse sus pies. Más vale unos pocos planos frontales elegidos en su punto, que un improvisado ir y venir de frenéticas cámaras. La televisión debe bailar al mismo compás que los bailarines. Y para que esa coreografía al unísono de cámaras y artistas funcione, la televisión debe contar con casi el mismo tiempo que los bailarines para compenetrarse con cada coreografía.

No obstante, el miedo de la estilosa calidad de grabación se compensa con la verdad sin rodeos que transmite el espacio físico en el que se produce el programa. No es un plató al uso, es la antigua fábrica de jabones Gal, situada en Alcalá de Henares. Un lugar que es fácil de encontrar en el mapa y que será sencillo de reconocer por parte del espectador. La TV lo puede convertir en un icono al que se puede llegar, al menos, hasta su puerta. Y en TV es importante crear característicos iconos a los que el espectador puede llegar hasta la puerta.  Y este edificio tiene personalidad, carisma y grandes posibilidades para el espectáculo.

La nave, un inmueble protegido para salvaguardar su representativa arquitectura -incluidos los grafitis que atesora su interior-, cuenta con una reconocible estructura de hormigón con grandes ventanales y multitud de lucernarios. Por primera vez, un reality cuenta con un gran espacio con luz natural que inunda toda la escuela.

El canal 24 horas irá impregnado, en su emisión en vivo y en directo, por las diferentes tonalidades del día y hasta del paso de las estaciones. El espectador sentirá, como los alumnos, la luz de la mañana, de la atardecer. Incluso de la tormenta si llueve en el exterior. Esto supondrá un novedoso chute de realidad que se complementará a la realización con una fotografía más cuidada, ya que, además, estas cámaras cinematográficas captan con una poderosa energía la luz natural. Lo hacen sin necesidad de grandes parafernalias de iluminación artificial. 

escuela fama 2018 Movistar
Así es la escuela de Fama 2018. La luz natural marca la diferencia del formato.

Fama vuelve en una localización con historia, una localización vivida. Una localización que se verá en la tele sin demasiados aderezos. Su gran espacio diáfano central sólo ha incorporado una especie de containers de colores, que sirven como salas de reunión y ensayo, además de instalar zona de descanso y comedor. En la parte alta de la fábrica, otra gran dependencia valdrá también como sala de ensayo y zona de visita de artistas. En los containers y en determinadas áreas, el programa ha incorporado los tradicionales espejos de escuela de baile. Detrás de ellos, estarán las cámaras, pero esas cámaras también se podrán mover por la academia con una normalidad novedosa en los realities en directo, que se asemeja más a la fórmula de Supervivientes.

En Fama se podrá colar un cámara en plano, porque, al no tener cámaras robotizadas, los camarógrafos se estarán moviendo por el amplio espacio de la localización para llegar allí donde están ensayando los alumnos. Se rompe así una barrera tradicional del reality de encierro. Interesante decisión. Es el momento de hacerlo. Más aún en una escuela con muchas posibilidades para jugar con las cámaras, la escenografía y las coreografías, como no se tuvo la posibilidad en el otro Fama

La sinergia entre espacio, luz natural y las cámaras 4K pueden crear un nuevo contexto de la tele-realidad en España. Por primera vez, un reality en directo no está en un espacio claustrofóbico y cuenta una amplitud de 1000 metros entre unas paredes, ventanas y techos que no son de cartón-piedra. Al contrario, es una nave ajada, incluso con grafitis reales. Lo que es una materia prima que fomenta largas posibilidades narrativas, que bien conjugadas otorgarán credibilidad emocional al show.

La otra ventaja del programa es que tiene un claustro de profesores que no se ha quedado en elegir personajes televisivos (como sucedió en el primer Fama) y apuesta por profesionales de reputación que son referentes para los alumnos. Igor Yebra es el director e Iker Karrera es el Jefe de Estudios. Junto a ellos, nombres como Carla Diego, Ruth Prim, Adnan Souilah, Raymond Naval, Aaron Mata (bailarín de OT 2017), Carla Cervantes o Sandra Egido. También estarán Juan de la Torre 'Xak', los entrenadores personales Ernest Dift, Patry Jordán, Sally López y Arturo Paniagua como asesor musical. Porque este Fama, como OT, sabe la necesidad de crear una programación de citas diarias para que el canal 24 horas sea interesante y genere vínculos con el espectador.

Un programa que se puede ir cocinando al gusto del espectador al mismo tiempo que la propia emisión y que ya tiene un camino sembrado: su plató abre un nuevo escenario de oportunidades para la tele-realidad porque no sigue el cliché de la tele-realidad que hemos vivido en la España de los últimos años. Aquí los cámaras se mueven con más autonomía, aquí la luz no es plana, aquí la luminosidad del Sol marcará el paso de las horas, de los días y de las estaciones desde un espacio que es amplio y versátil. De hecho, versátil es la palabra que debe definir al nuevo Fama. Adaptarse sin atarse. Si estas posibilidades que atesora el continente del programa se trasladan al contenido del casting de concursantes, este reality será otro paso adelante para la sigilosa revolución que está aconteciendo  en la televisión en España. Y muchos, aún, ni se han dando cuenta.

Mostrar comentarios