Los datos de audiencia hablan por si solos: Gran Hermano VIP 2018 ha acumulado hasta su final un 29,5 por ciento de cuota de pantalla con 3.087.000 espectadores de media. El reality ha sido el gran motor del éxito de Telecinco en este último trimestre, disparando su seguimiento entre el público joven de 13 a 24 años (con 33,4 por ciento de share) y de 25 a 34 años (37 por ciento de share).
Es objetivo. GH VIP 2018 ha alcanzado un rendimiento excelente en la emisión tradicional y, también, en redes sociales, donde el formato ha generado una constante e intensa conversación a base de trendings topics hasta su desenlace, que se ha alzado con Miriam Saavedra como ganadora. No ha habido sorpresas. A priori, es lo que ha faltado al formato en su (casi) adiós: su cierre ha sido demasiado pronosticable.
Pero, en su final, el reality de los realities ha vuelto a jugar bien sus cartas. Como en sus inicios, hace 18 años, el formato ha enfrentado a los concursantes a esa información que aún no conocían y que era el momento de descubrir. Así Miriam Saveedra se ha visto diciendo sonámbula aquello de "Maldito Muñeco". Una frase para la posteridad.
No hay reality de éxito sin frases para la posteridad. Aunque sea corta la posteridad. Entonces, Jorge Javier Vázquez ha dicho a la concursante que reproduzca en mismísimo directo su "Maldito Muñeco". Por supuesto, ella no ha dudo en interpretarlo. Con actitud dramática. Ha sido uno de los grandes momentos de una noche sin demasiados grandes momentos. Porque ella sabe que está en el programa para jugar. Y juega sin cesar. Para suerte de Telecinco.
Aunque ya GH no es tan hermético como hace unos años. Ahora va destripando vídeos e información del exterior (y del interior que no ven) a los participantes para ir graduando la tensión de tramas y conflictos en la casa. Sin embargo, el equipo creativo del programa es agudo a la hora de guardarse ases en la manga. Es crucial que el público no se quede sin ese disfrute final del expresivo choque que supone ver el careto de los concursantes al descubrir información que desconocían, tras meses desconectados del mundo en una casa encima de una montaña. Este GHVIP ha utilizado esta fuerza durante una gala de cierre en la que el ingenio de Jorge Javier Vázquez ha ido introduciendo la dosis de humor que sostiene el concurso. Porque, aunque no lo parezca, los realities crecen más por el lado de la comedia que por la vertiente del enfado.
Y este GH VIP ha tenido enfados, claro, pero todos protagonizados por personajes con un punto mezquino que, al final, han terminado siendo identificables porque sobre todo son patosos. Indignan, pero también dan risa. Un cóctel muy rentable para Telecinco. El espectador se evade e incluso se siente superior al observar los delirios de concursantes que acaban siendo protagonistas de tebeo. Pero ojo, el tebeo no funciona si el público no comprende las motivaciones de cada personaje. Eso falló en las últimas ediciones de GHVIP con anónimos. No en esta temporada vip, en la que el culebrón no ha parado de fluir a pesar del largo prime time de Telecinco que necesita mucho relleno para estirarse hasta las tantas de la noche y, así, aguantar esa elevada cuota de pantalla de las galas.
Extensa duración que también ha propiciado que se desvirtúe el golpe de efecto final de GH: se ha perdido el poderoso momento que se quedaba el ganador del concurso completamente solo en la casa totalmente vacía. Esa soledad del triunfador ya no existe. El desenlace se desvela en el plató con los dos finalistas juntos para no tener que sufrir la tardanza del viaje de regreso desde la casa de Guadalix hasta los estudios centrales de Mediaset y que la curva de audiencia se desmorone porque el público ya conoce el ganador.
Con los dos finalistas camino de Telecinco, Zeppelin no ha desaprovechado el único minuto que ha estado la casa de Guadalix vacía para abrir ya la trama del nuevo reality que sustituirá a GHVIP que es otro GHVIP. Valga la redundancia. Aunque ahora por parejas. GH DÚO se llama y ya ha introducido a Irene Rosales, pareja de Kiko Rivera. Así que también entrará Kiko Rivera. De nuevo, Los Pantoja en un reality. El ciclo sin fin de El Rey León. En Mediaset han interiorizado que para que funcionen los realities, el programa tiene que empezar con tramas los asiduos al cuore o la tele-realidad ya conocen. Piensan que el espectador de hoy no tiene la suficiente paciencia para conocer un elenco completo de nuevos personajes. Mejor que ya se sepa sus líos y vínculos antes de arrancar el reality show.
Así, los realities de Telecinco se han convertido en una fábrica en cadena que mejor no parar. Todos están unidos entre sí, todos incluso ya tienen el mismo presentador: Jorge Javier Vázquez. Todos algo diferentes para no desgastarse con su sobreexposición pero, en el fondo, todos son lo mismo. Tal vez por eso las finales no parecen finales. Son una especie de debate 'salvamizado' en plató que ha aplastado al show del apoteosis de una efectista gala de desenlace, no vaya a ser que alguien piense que la homogénea retroalimentación del culebrón made in Telecinco se acaba. Y no. El ciclo sin fin... continúa. Por ahora.
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