ANÁLISIS

Los vasos de agua de Bosé y Évole

Plano final de la primera entrega de la entrevista de Miguel Bosé en 'Lo de Évole'
Plano final de la primera entrega de la entrevista de Miguel Bosé en 'Lo de Évole'
La Sexta

Jordi Évole, Miguel Bosé y unos vasos de agua. ¿Cómo enriquecer el relato desnudo de una entrevista que no necesita más que un plano del invitado, otro del periodista y uno de relación de ambos? Esta vez, 'Lo de Évole' ha manejado el suspense en el prolegómeno del programa a través de la mirada del personal que rodea al lugar de la grabación de la charla.  Del chófer que lleva al periodista hasta el propio servicio de la habitación con vistas, que sirve de plató al encuentro.

Nada más empezar, la conversación con el taxista que lleva a Jordi Évole del aeropuerto al hotel va contextualizando la situación y las dudas a las que se enfrenta el periodista con este encuentro. Después, el espacio inyecta más suspense. Évole se baja del coche y el conductor realiza una llamada al personal que espera en lo alto de la habitación de un rascacielos. "Ya está llegando", avisa el chofer. Arriba, una chica contesta: "Perfecto, ya está todo listo". De fondo, una música de intriga. Más que una entrevista, parece que vamos a asistir a un crimen. 

Un plano detalle muestra cómo se llenan dos vasos de agua. El ruido del agua marca más la tensión. El personal de servicio va colocando todo en su sitio. Probablemente, estas personas son invisibles a ojos de Bosé. Pero Bosé no es invisible para ellas. La chica de la limpieza mira de reojo y se esconde cuando se abre el ascensor y el cantante aparece. Sin mascarilla. Medio cojeando. 

Miradas en 'Lo de Évole'
Miradas en 'Lo de Évole'
La Sexta

Ese pasillo solitario, en el que hay ojos que observan pero que no quieren mezclarse con Bosé puede ser toda una metáfora. 'Lo de Évole' la juega. Dibuja lo extraño del personaje.

Aunque, por momentos, se contagie la sensación de que va a suceder un thriller en el hotel más que una entrevista.  Sólo falta que esta mujer derrame alguna sustancia al agua. Pero no, simplemente el protagonismo de los dos vasos, y todo lo demás, es una treta televisiva para dar más épica a lo que será una conversación desnuda que Bosé cree controlar y con la que incluso cree convencer. Aunque, en realidad, sólo está sirviendo para hacer un retrato de su incierta situación personal.

Los dos vasos de agua se convierten en icono de la entrevista de 'Lo de Évole'.  Recobran su protagonismo antes de dar paso a publicidad. Es como una extraña reinvención libre del 'MacGuffin' sin ser un 'MacGuffin'. Aquel truco que acuñó Alfred Hitchcock para plantar un elemento a modo de excusa argumental que motivara a los personajes y potenciara el atractivo del desarrollo de su historia, pero que carecía de relevancia por sí mismo.

Vasos de agua en 'Lo de Évole'
Vasos de agua en 'Lo de Évole'
La Sexta

Así el programa ha creado más percepción de acontecimiento. Aunque no lo necesitaba para interesar, pues sólo bastaba con un primer plano de la expresiva mirada de Bosé. Una mirada que todos veían en lo alto de aquel rascacielos, menos él. 

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