OPINION

Rosa María Mateo, el valor de la experiencia y la coherencia para terminar con el sainete por RTVE

Rosa María Mateo RTVE
Rosa María Mateo RTVE

La elección de la nueva cúpula de RTVE ha sido un sainete que ha evidenciado que la política actual aún no entiende el crucial sentido de una radio televisión pública interesante, actractiva, intuitiva e independiente, necesaria para fortalecer la salud cultural y creativa de un país de madurez democrática.

Si Inglaterra, Francia o Alemania han conseguido unas radio televisiones públicas que son referentes sociales, RTVE en España sigue entendiéndose como altavoz de los amigos y conocidos del gobierno de turno. A pesar de que han existido pasajes de la historia que demostraron que una cadena pública crítica con el poder e incluso consigo misma era posible -la época de Pilar Miró en la dirección general o el tiempo de Fran Llorente en la dirección de informativos-, los virajes de la programación en los últimos siete años han sido muy dañinos para la imagen de la cadena pública ante una sociedad que no se veía reflejada en el tono y compás de los contenidos de cabecera de sus principales canales.

Tras la última votación fallida en el Congreso, quedaba la posibilidad de un administrador único. Los partidos estaban haciendo el ridículo. Todos. Porque todos estaban siendo incoherentes. Pedro Sánchez necesitaba un nombre de referencia y consenso sin fisuras para salir del atolladero. Y, por suerte, Rosa María Mateo ha aceptado. A priori, una inspiradora noticia para el futuro sólido de RTVE que, a partir de septiembre, afrontará un concurso público para una gestión transparente que fluya con independencia de cada cambio de gobierno de turno.

Pero, de momento, mientras toma forma el concurso público, el nombramiento de Rosa María Mateo es una gran noticia porque pone en valor la experiencia de una profesional que empezó en una rudimentaria RTVE. Dentro de la casa, vivió hitos periodísticos,  el golpe de estado en los pasillos de Prado del Rey, la época dorada de Informe Semanal, impulsó el carácter narrativo de los Telediarios e incluso, entre tantos proyectos, presentó un programa de cine Fila 7.

La primera vez que pasó Rosa María por Radio Nacional de España fue para interpretar un papel de radioteatro en Valencia. Más tarde, en 1966, ya aprobó la oposición. Primero como voz de continuidad, después como periodista de rotunda credibilidad. Un trayecto que retrata muy bien los vaivenes de la propia cadena pública. Porque la trayectoria de Rosa María Mateo ha ido también unida al sufrimiento por la injusticia de los egos, las censuras y hasta el castigo por la experiencia. De hecho, fue despedida de Antena 3, en la cima de su carrera profesional, en un momento en el que las empresas decidieron cambiar la perspectiva del periodista con trayectoria por el busto parlante. Mucho más controlable, mucho menos incómodo para ese poder que te ayuda a crecer empresarialmente.

El cargo al frente de RTVE de Rosa María Mateo es una excelente noticia porque supone poner en relieve la experiencia de una profesional que conoce bien la historia de Radio Televisión Española. Conoce la historia de RTVE  con sus grandezas y miserias. Como ella misma decía en una entrevista con Carlos H. Vázquez en JotDownSpain: "Como decía un viejo periodista: “Lo único que faltaba en Televisión Española eran burladeros en los pasillos”

Una profesional de oposión que entiende la función periodística de la corporación pero, asimismo, comprende el poder cultural de la radio y la televisión a través de la producción de programas de entretenimiento y ficción. Sin poner barreras, sin quedarse en lo obvio. Lo demostró sobradamente en su todoterreno trayectoria, tanto cuando enfilaba las noticias con un didáctico carácter delante de la cámara, cuando entrevistaba junto a Jesús Hermida o hasta cuando presentaba un programa de música con Diego A. Manrique en RNE, Modernos Populares. Un programa, antagonista del mítico Clásicos populares, que no convencía a todos -y del que no quedan casi copias, dicen que se borraron aposta en la época socialista de la resaca de los ochenta- porque tomaba el pulso a la música sin quedarse en el patrón preestablecido de las discográficas. 

Con sus antecedentes, Rosa María Mateo pinta que puede ser una buena gestora de RTVE. Porque comprende la casa en su máxima expresión, conoce la profesión desde la base, sigue en contacto activo con la realidad del tiempo en el que vivimos y, además, cuenta con otro valor crucial para la transición que vive (y a veces sufre) RTVE: Rosa María Mateo es contundentemente clara en su independencia periodística. Habla siempre sin eufemismos. Hasta ahora, ha sido coherente con sus ideales y con su trayectoria. De hecho, ha peleado por sus ideales. Y eso, en este país, se suele castigar -por eso mismo, una gran cadena dejó perder su activo profesional- y, ahora, por una vez, ese contrastado valor profesional ocupa un lugar que merece.

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