OPINION

No hablamos de un gobierno Frankenstein sino de un gobierno Shylock

Pedro Sánchez en la tribuna del Congreso
Pedro Sánchez en la tribuna del Congreso
EFE

El portavoz del gobierno Iñigo Méndez de Vigo ha dicho que si se formara un gobierno con Pedro Sánchez a la cabeza sería un gobierno Frankenstein. Se refería a que estaría hecho de órganos de diferentes cadáveres, como el monstruo de Mary Shelley: socialistas, comunistas, nacionalistas de izquierda, nacionalistas de derechas…

Yo creo que el adjetivo más adecuado sería el de un “gobierno Shylock”, echando mano del personaje de El Mercader de Venecia de Shakespeare. Recordemos: el monstruo Frankenstein estaba hecho de despojos humanos. Cuando cobra vida es un ser espantoso.

Pero siendo consciente de ello, busca la amistad humana por todos los medios. El destino es más fuerte que él y al final solo es un reguero de calamidades. El monstruo en el fondo, solo quería ser aceptado por la sociedad que lo creó.

Pero el personaje de Shylock es diferente. Perverso desde el principio, este prestamista ofrece dinero a un mercader para saldar una deuda, pero con la condición de que si no se le devuelve, se lo cobrará con una libra de carne. Con tan mala suerte que no le pueden devolver el dinero, y entonces el prestamista Shylock reclama su libra de carne.

Eso es lo que pasará si triunfa la unión de votos que puede tumbar a Rajoy. Para llegar ser nombrado presidente, Pedro Sánchez necesita el apoyo de un montón de partidos que, como Shylock, le van a exigir una libra de carne, es decir, Sánchez va a tener que hacer muchas concesiones, algunas de las cuales pueden suponer una amenaza contra el mismo concepto de Estado español.

Algunos especialistas afirman que no tendrá consecuencias económicas. Por ejemplo, el economista José Carlos Díez, acusaba al gobierno de pesimismo diciendo esto a Cinco Días. “El empleo crece y las previsiones de los modelos de la Airef es que siga creciendo. El Tesoro ha cubierto buena parte de las emisiones del año y cuenta con un colchón de liquidez elevado; los ingresos públicos van bien; el BCE va a comprar la mayor parte de lo queda por emitir hasta final de año, y las agencias nos están subiendo el rating”.

No sabemos con seguridad si ese pacto anti Rajoy puede revertir eso en cuestión de días. Pues no se trata de que un gobierno de Pedro Sánchez vaya a cambiar la estructura de gastos del Estado, sino que los partidos que le quieren apoyar, quieren algo más que dinero: quieren avanzar más en la independencia y desafiar al mismo Estado.

¿Qué tiene en común con Pedro Sánchez el PdeCAT, uno de cuyos líderes está huido de la Justicia por organizar un referéndum ilegal? ¿Qué tiene en común con Pedro Sánchez las propuestas independentistas radicales de ERC, cuyo líder está en la cárcel? ¿Qué tiene en común con el PSOE un partido como Unidos Podemos cuyos líderes apoyan la posibilidad de que se realicen referéndums de independencia? ¿Qué tiene en común con Sánchez el PNV, que es un partido de derechas y nacionalista que ya ha pedido comprensión a los nacionalismos?

¿Qué piensa Sánchez que le van a pedir a cambio de sus votos? ¿Hospitales? ¿Subir más las pensiones? ¿Invertir más en I+D? Está claro que los tiros no van precisamente por ahí. Lo único que tienen en común los partidos que desean apoyar a Pedro Sánchez en su moción de censura es derribar a Rajoy. Y ahí acabaron las coincidencias. Lo que vendrán a pedir luego es su libra de carne.

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