Serendipia 

Wagner no es solo un fenómeno ruso (atajos para llegar antes)

Grupo Wagner Rusia
Grupo Wagner Rusia
Agencia EFE

Los atajos siempre han existido, son consustanciales al ser humano. Salirse de la seguridad del camino señalizado para llegar antes, aunque eso suponga transitar por una vereda inhóspita, es habitual. La fortísima tentación de ahorrar tiempo, aun sabiendo que en ocasiones no compensa, bien porque te pierdes, bien porque llegas agotado. El peligro está cuando atajar ha funcionado en anteriores ocasiones porque nuestra mente cae en la trampa de que los éxitos pasados aseguran éxitos futuros.

Algo así le ha pasado a Putin con el ejército Wagner, pero no solo a él. El primer atajo liderado por Prigozhin, líder de los mercenarios, fue hace ocho años para conquistar la región ucraniana de Dombás y funcionó. Luego asistieron a las fuerzas separatistas de las auto declaradas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk y también salió bien. A partir de ahí este ejército de matones participó en guerras civiles donde Rusia tiene intereses, Siria, Libia, Centroáfrica y Malí. La trampa mental se había instalado en el Kremlin y no había razón para pensar que iba a salir mal en la operación especial de Ucrania. Pero este atajo compuesto de expresidiarios y pandilleros ha conseguido poner en jaque al oligarca ruso.

A Pablo Iglesias también le han gustado los atajos. Derrotar en una asamblea del partido a los díscolos es agotador y exige tiempo. Expulsar a los críticos es rápido y mientras Podemos estaba en auge, no tenía desgaste alguno en las elecciones. Por eso fueron cayendo uno a uno todos los fundadores del partido de Pablo Iglesias, desde Errejón a Bescansa pasando por Luis Alegre o Ramón Espinar. El siguiente atajo era cambiar la imagen de Podemos con el trampantojo de Yolanda. Este sesgo cognitivo de que lo que ha funcionado antes volverá a funcionar (y la admiración maoísta de muchos de ellos) llevó a pensar a los directivos podemitas que las purgas periódicas nunca tendrían consecuencia en votos, pero en el 28M se quedaron sin representación en media España. El Wagner de Podemos ha sido Yolanda Diaz con Sumar que se ha revuelto contra Iglesias antes de que fuese ella misma apartada. Para ello, al igual que Prigozhin ha tenido que tomar decisiones drásticas como sacar de las listas a Irene Montero. Putin no olvidará los blindados a las puertas de Moscú, Iglesias tampoco.

Todo lo que acabamos de ver tiene un término que lo resume: la heurística. Es la capacidad que tiene el ser humano para crear o inventar algo, con la finalidad de proporcionar estrategias que ayuden a la resolución de un problema. La RAE va más allá y considera que la heurística, en algunas ciencias, es la manera de buscar la solución de un problema mediante métodos no rigurosos.

En la economía moderna es habitual el uso de la heurística. En concreto en el contexto de la conocida como economía del comportamiento que analiza las razones por las cuales el ser humano no toma siempre las decisiones racionales. Después de estudiar miles de comportamientos fallidos, estos economistas concluyeron que nuestras emociones nos engañan. Y de ahí surgió la fe en la heurística entendida como una serie de reglas de la toma de decisiones rápidas que usamos para simplificar nuestras elecciones diarias y que a menudo funcionan bien, pero en ocasiones crean sesgos o trampas mentales. En otras palabras, en determinadas situaciones, la heurística nos lleva a cometer errores sistemáticos, pero si la usamos adecuadamente puede ayudarnos para bien.

Kahneman y Thaler han recibido respectivamente el premio de la academia sueca por su trabajo en este ámbito. Existen dos tipos de cerebros, el reptiliano y el racional. El primero es rápido y el segundo es lento. Pero estamos diseñados para funcionar con el primero que es inmediato y no exige esfuerzo como el segundo y eso nos hace tomar decisiones equivocadas. Los atajos son parte de ese pensamiento reptiliano que nos hace fallar tanto. La buena noticia es que estas trampas mentales se pueden vencer e incluso utilizarlas para engañar al cerebro y permitir que se tomen buenas decisiones.

Ahora piensa si en tu empresa se usan atajos para cumplir los planes operativos. O si en tu sector a veces se utilizan métodos no rigurosos para conseguir vender más o a mejor precio situándose en los márgenes de las leyes de competencia. Incluso si en tu desarrollo profesional te has apoyado en atajos para alcanzar antes una determinada posición, aunque por el camino haya quedado una vieja amistad. Hasta el partido político que vas a votar en las próximas elecciones, sea el que sea, quizás en alguna ocasión optó por la vía rápida y sencilla de ocultar sus planes al electorado. Wagner no solo existe en Rusia.

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