En mi molesta opinión 

14 lecciones tras el 23-J: ¿qué hacemos con Puigdemont y con Vox?

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo
14 lecciones tras el 23-J: ¿qué hacemos con Puigdemont y con Vox?. 
Europa Press

1ª lección. Hoy, 26 de julio, los votantes ya han hablado en las urnas y las cosas siguen igual de complicadas que cuando Pedro Sánchez dijo el 29 de mayo que convocaba elecciones para clarificar la situación política y definir el rumbo del país. En estos momentos no hay un probable Gobierno mayoritario que pueda llevar las riendas del país de una manera factible y sin angustiosos sobresaltos, ni exigencias descabelladas que pongan en peligro el funcionamiento de la democracia.

2ª lección. El vencedor del 23-J ha sido Núñez Feijóo y sus 136 escaños, una subida muy importante de votos y escaños respecto a los resultados de Pablo Casado, que obtuvo 89, pero muy insuficiente para gobernar en minoría o con la compañía de su potencial y único “socio”, el partido de Vox, liderado por Santiago Abascal. El papel de Feijóo desde que tomó las riendas del PP ha sido de lo más positivo, dada la situación de shock en la que encontró al partido, y en poco tiempo ha consolidado su liderazgo y sus resultados: 47 escaños más que su predecesor, y en las municipales y autonómicas de mayo tuvo un éxito sin paliativos, obligando a Sánchez a esconder sus malos resultados con un forzado adelanto electoral.

3ª lección. Si Feijóo fracasa en su complicado y desesperado intento de alcanzar los 176 votos de la mayoría, el segundo en la lista, todo ello después de que se pronuncie el Rey, será Pedro Sánchez y tendrá una oportunidad de intentar repetir su Gobierno Frankenstein, II parte, con más partidos como socios pero con la salvedad de que el precio que le exijan ahora será mucho más caro. La opción de un acuerdo es posible pero muy improbable dadas las fuerzas políticas que aglutina: ERC, Bildu, Junts, PNV, sin olvidar la perla del Cantábrico, Yolanda Díaz y sus 15 minipartidos encajados en Sumar.

4ª lección. Esta opción que podría intentar Sánchez acabaría siendo un desastre para España, y no porque sea el presidente en funciones quien la lidere, sino porque estaría obligado a ceder y conceder acciones que no entran dentro de sus atribuciones, como, por ejemplo, un referéndum de autodeterminación y una amnistía, que es lo que le exige de entrada JxCat, y que inmediatamente también reclamarían los independentistas vascos aunque sean conscientes de que salir de España, al menos para ellos, es un mal “negocio”.

5ª lección. Otro grave problema para el futuro Gobierno socialista será resolver la papeleta del señor de Waterloo, el expresidente Carles Puigdemont, que sigue como prófugo de la Justicia española y está pendiente de afrontar una orden de captura dictada por la Fiscalía. Puigdemont no quiere pisar ninguna cárcel española, y quiere regresar a Cataluña como el héroe que vuelve a su hogar después del destierro forzoso. El problema no es tanto la actitud del Ejecutivo que no le importaría nada hacer la vista gorda, sino el papel y las objeciones de la Justicia y la Constitución española.

6ª lección. Puigdemont está dispuesto a perder escaños en el Congreso forzando unas nuevas elecciones generales y recuperar luego terreno en las autonómicas del próximo año. Convertido en el único partido netamente independentista, no pactista y que cumple lo que promete, sin importarle las consecuencias: en este caso, asumirá el bloqueo de las instituciones del Estado pese a exponerse a reducir sus escaños.

7ª lección. En JxCat dicen lo que opina Puigdemont: “Hemos perdido mucho más no negociando las diputaciones de Barcelona, Lleida y Tarragona con los socialistas”. Por tanto, los escaños que puedan dejarse en el Congreso apenas tienen importancia según su estrategia, una especie de “Manual de resistencia” a la catalana. Según ellos, no se pierde mucho, sólo dos o tres escaños, pero “ganamos en fidelización de voto y, sobre todo, el partido estará preparado para los embates de las elecciones europeas y autonómicas del año que viene”.

8ª lección. Hemos visto en las urnas que la mitad de los españoles temen más a Vox que a un Gobierno Frankenstein, con Bildu, separatistas y comunistas manejando el cotarro. Una circunstancia que el partido de Abascal debería hacerse mirar. La forma de actuar y de amedrentar de Vox, tan antipática para los votantes, es rechazada por sus propios seguidores (han perdido 19 diputados), y sólo beneficia al “sanchismo” que se supone es su principal enemigo, aunque en el fondo parece su gran aliado y cada vez le sirve de coartada a los socialistas para librarse de su derrota política.

9ª lección. ¿Cuáles son los propósitos y las aspiraciones electorales de Vox? No podrá gobernar nunca por mucho que quiera hacer el papel de antagonista del PSOE. Su misión es ser muleta del PP, por mucho que le moleste, no hay otra opción. Vox ha perdido en estas elecciones 19 escaños y se ha quedado en 33 de los 52 que consiguió en las elecciones de 2019. Eso demuestra que el futuro de Vox se va a parecer al de Ciudadanos por su condición de partido inútil para satisfacer los intereses de los votantes, sobre todo de aquellos que desean vencer a la izquierda en las urnas.

10ª lección. Vox ha perjudicado mucho al PP empezando por sus exigencias desmedidas en los pactos de Murcia, Valencia y Extremadura. El primer problema vino por Valencia y luego ya se apuntó -error inmenso error- la señora Guardiola con su postureo extremeño que tenía cierto sentido si se hubieran producido unas nuevas elecciones pero no lo tenía formando pacto con los de Vox sacando pecho.

11ª lección. El discurso empecinado y extremista de los políticos de Vox cada día pierde más sentido en una sociedad que cabalga con otros objetivos más tolerantes y flexibles. Ser conservador no significa ser retrógrado y vivir siempre en el ayer, anclado en los tópicos habituales. Puedes mantener lo bueno del pasado, que es mucho, pero viviendo y disfrutando del presente. Si no les gusta la Ley Trans tienen derecho a cambiarla o derogarla cuando lleguen al poder, pero no sirve de nada que metan el miedo a todo el mundo LGTBI por una decisión que no pueden cambiar ellos solos y que tomó una ministra alocada, Irene Montero, y que no apoya la inmensa mayoría de los ciudadanos.

12ª lección. Los de Vox se han aficionado tanto a dar pavor a los progres que lo que han conseguido es que estos se movilicen ante la posibilidad de que líderes como Buxadé, Ortega Smith, Abascal, ocupen puestos de responsabilidad en un Gobierno nacional. Y su desmedida ambición ideológica, que reflejan las excentricidades de su entorno intelectual, más bien ha conseguido lo contrario: no solo no ha logrado ningún éxito, sino que ha destruido las posibilidades de que en España gobierne la derecha, algo que muchos piensan que es su objetivo oculto para seguir medrando con la excusa de derrotar a la izquierda.

13ª lección. Si en un hipotético caso, Sánchez logra formar su Frankenstein II, y no hay elecciones en Navidad, Núñez Feijóo debería mantenerse como líder de la oposición en Madrid e ir preparándose durante los años que dure la legislatura para lograr el salto definitivo, dados los buenos resultados aunque insuficientes, y ya definitivamente sin Abascal, y con un Vox en sus horas más bajas que irá cayendo a medida de que los electores vean que sus propuestas son inútiles y poco realistas, y además son la piedra que impide gobernar a la derecha, y en cambio sostiene al “sanchismo”.

14ª lección. Por mucho que les duela a algunos votantes nostálgicos, el PP sólo tiene una solución para seguir aspirando a una futura victoria: dar un golpe de efecto y deshacerse de Vox al precio que sea. Los populares necesitan dejar claro que han entendido lo sucedido el 23-J y humildemente reconocer ante los electores que toman buena nota de las urnas y que actuarán en consecuencia, y que están dispuestos a prescindir de Vox asumiendo todos los riesgos. Incluso, para demostrarlo, deberían romper con ellos en las autonomías donde gobiernen conjuntamente. Todo ello en aras de recuperar su propia centralidad y desarmar a la izquierda con el mantra de que viene la extrema derecha. Un PP sin las rémoras de Vox lograría captar más votos de todos los demás partidos de centro izquierda e incluso de la derecha dura pero consecuente con la realidad política, y abriría puertas a posibles pactos con otros partidos de su espectro ideológico. Se mire por donde se mire el futuro del PP pasa por alejarse completamente de Vox.

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