En mi molesta opinión

El dilema del PNV: Cabeza de león de la derecha o cola de ratón de la izquierda

Andoni Ortuzar
El dilema del PNV: Cabeza de león de la derecha o cola de ratón de la izquierda
Europa Press

La derecha está herida porque alguien le ha chafado sus expectativas, pero no tiene porque volverse loca. La partida no ha terminado. Esto no ha hecho más que empezar. Debe recuperar su estabilidad emocional y política, y aplicar la inteligencia práctica a sus nuevas decisiones, que son mucho más amplias de lo que algunos desean, si se saben jugar oportunamente. En política todo se basa en negociar con inteligencia y habilidad. Te pueden dar algunos portazos pero si sabes cómo influir en las necesidades y debilidades de la otra parte podrás lograr su apoyo. La clave está en lograr un 'win-win', que todas las partes salgan beneficiadas. Luego habrá que saber vender ese éxito al resto de votantes para que también lo disfruten y lo visualicen.

El PP, al igual que hace el PSOE, debe buscar bajo las piedras sus posibles apoyos y votos, aunque debe mostrar más escrúpulos que su rival, porque tarde o temprano estos pasan factura. Hay que madurar las cosas con paciencia hasta que salte la pieza. Para entendernos. El principal escollo que tiene Feijóo, al menos por ahora, para lograr su Gobierno es la negativa del PNV a darle el apoyo. Ustedes podrán decir y con razón que los jeltzales han anunciado que no piensan votar a la derecha, que es la zona política que ellos representan aunque disimulen y no quieran salir del armario para afrontar su verdad ideológica. Que casi siempre aporta más ventajas por ser más sincera y honesta.

El PNV es un partido que se siente cómodo maniobrando y pactando con la izquierda. Es como la habitual preferencia de las morenas por parecer rubias, y viceversa. Pero lo primero que hay que hacer es ponerles un espejo delante y romper el marco mental preestablecido para conseguir que los líderes peneuvistas valoren las muchas ventajas de apoyar un cambio y que sea Feijóo el que abone la factura, que bien podría incluir hasta un ministerio de Industria o la presidencia del Congreso, por ofrecer un par de nombres. Su zona de confort no está en el supermercado de Pedro Sánchez donde no son valorados como izquierda y tampoco son considerados como uno de los suyos dentro de esa amalgama de siglas. A fin de cuentas, es preferible ser cabeza de león a ser cola de felino, o incluso cola de ratón.

Sin duda, ha sido la sociedad euscalduna, capitaneada y dirigida por el PNV desde hace más de 30 años -sólo con la excepción de 2009 a 2012 de Patxi López-, los que han logrado hacer grande y prospero al País Vasco. La región tendrá las ventajas fiscales que se quiera pero sus políticos han sabido conservarlas y pelearlas hasta el final. Ahora nos encontramos en una nueva encrucijada política y hay que actuar con determinación y audacia. El PNV puede dejar que Bildu se coma su porción del pastel, mientras es la favorita de Sánchez, o puede hacerse más fuerte y dar un golpe sobre la mesa y cambiar el marco político, dejando en la oposición a los de Otegi y compañía, sin poder lucir logros ni presumir de nada, mientras ellos consiguen las transferencias, el apoyo económico y social, las reformas necesarias, la centralidad del país, etc.

El año que viene hay elecciones en el País Vasco, y los jeltzales necesitan recuperar peso específico, firmeza y efectividad política para seguir siendo el partido que conduce a los vascos a su gran desarrollo económico y social. Delante tienen a un Bildu muy crecido que deben frenar consiguiendo un cambio de estrategia antes de que sea demasiado tarde. Es preferible un acierto en el relevo, a un por qué no hice nada…y me dejé llevar por la corriente para que ganaran los otros. El PNV ha sufrido dos contratiempos electorales en dos meses, tras el pésimo resultado en las municipales de mayo. Algo falla en el partido y es evidente, pero Andoni Ortuzar no acaba de verlo, ¿qué esperan para ponerse la pilas y tomar la iniciativa? Una cosa es ser conservador y mantener lo bueno de la vida, y otra muy diferente es ser inmovilista y perderlo todo por miedo al futuro.

Además, Vox se vería obligado a no entrar en el Gobierno y apoyar desde fuera la investidura de Feijóo para evitar que Sánchez gobernara, ya que de no ser así sus votantes no lo entenderían y acabarían penalizando su irracional actitud. De este modo el PNV podría alardear de haber evitado que Vox formara parte de un Ejecutivo nacional. Sería la imagen perfecta para los peneuvistas de desactivar dos pájaros -Bildu y Vox- de un solo impacto. Me niego a pensar que la sociedad vasca en su mayoría desprecie las ventajas económicas, sociales y políticas que puede lograr el PNV con un buen acuerdo con Feijóo, al que podrá “convencer” siempre que sea preciso y necesario.

Los escrúpulos de no votar con los suyos, o sea, con la derecha centrista y moderada, le pueden salir caros al PNV. Hay mucho en juego y es tiempo de saber elegir bien las compañías, a largo plazo, y no con medias tintas que no sabes cómo acabarán. La sociedad euscalduna es madura e inteligente y sabe que lo mejor para todos ellos es un PNV fuerte en el País Vasco y un PNV fuerte en el Estado español que corte el bacalao en lugar de recoger las migajas que le dé la izquierda radical.

Para terminar, dos ideas básicas que dio hace pocos días Felipe González sobre la situación política: “Soy partidario de los pactos, especialmente los pactos de centralidad. Estos fortalecen no solo la democracia, sino también el destino de un país. Cuando estos pactos de centralidad desaparecen, el país se debilita, se polariza, pierde fuerza y credibilidad tanto interna como internacionalmente”. Que alguien se lo explique por enésima vez a Pedro Sánchez. O mejor aún, que el presidente del PNV relea sus propias palabras de hace un par de meses: “Sánchez no ha cumplido su palabra”; segunda parte: “Sánchez nos ha tratado como a un Kleenex”. Después de esto, verde y con asas.

Si yo fuera más vasco de lo que ya soy, y lo soy por méritos propios porque los vizcaínos nacemos donde nos da la gana, me sentiría un poco mosqueado por no acabar de entender a quién vota y para qué vota el PNV, sabiendo como le ningunea Pedro Sánchez. Desde fuera no es nada fácil de entender salvo que el partido anteponga el miedo a la audacia, o desprecie un buen futuro y acepte un regalo incierto como presente… Espero que todos recapacitemos y nos olvidemos de las rencillas y desparrames pasados que unos y otros han podido provocar, y en su lugar nos pongamos las pilas para solucionar las cosas importantes del País Vasco y de España. Que nadie lo dude, los vascos nos jugamos mucho en este envite. 

Mostrar comentarios