Econopatías

El arte de la previsión económica: a más incertidumbre, más predicciones

Nadia Calviño
El arte de la previsión económica: a más incertidumbre, más predicciones
Agencia EFE

Se bromea con que los economistas no saben que no saben predecir. Sin embargo, la mayoría de las preguntas que reciben cuando se exponen a debates públicos y buena parte de la labor que hacen para Gobiernos y organismos internacionales consiste en construir escenarios de futuro con los que anticipar acontecimientos económicos. O sea que, en realidad, los economistas elaboran previsiones continuamente y, algunos de ellos, lo hacen incluso sabiendo cómo y por qué.

La principal virtud de esos ejercicios de previsión económica no es tanto proporcionar resultados cuantitativos sobre el crecimiento del PIB, la inflación o cualesquiera otras variables económicas. El valor añadido de un ejercicio de previsión económica consiste sobre todo en la comunicación de un conjunto de consideraciones acerca de la situación económica y los principales factores que condicionan su evolución. Estas consideraciones influyen sobre nuestras expectativas y, así, sobre todas nuestras decisiones económicas, tales como las referidas al consumo, el ahorro, la inversión y la situación laboral.

Otra broma: "Predecir es muy difícil sobre todo si se trata del futuro". En la jerga de los economistas, las previsiones económicas son cálculos de expectativas condicionadas de variables económicas. Esto simplemente quiere decir que lo que se supone que va a ocurrir con esas variables depende de una serie de supuestos que se postulan sobre las perturbaciones económicas que pueden ocurrir y sobre cómo transcurrirán las que ya han ocurrido. Por tanto, las previsiones económicas fallan (y fallan mucho) bien porque esos supuestos no se cumplen, bien porque los modelos económicos que sirven para elaborar las previsiones no son precisos, bien porque las previsiones resultan contaminadas por motivaciones políticas y, la mayoría de las veces, por esas tres cosas a la vez.

La pandemia de la Covid-19 ha supuesto también un reto para la previsión económica. Nadie antes de febrero de 2020 esperaba que la próxima recesión  sería causada por un virus. Y durante los meses que llevamos de pandemia, la incertidumbre asociada a su evolución y a su gestión (manifiestamente mejorable) ha provocado que las previsiones económicas hayan cambiado más y con mayor frecuencia de lo habitual. En este nuevo contexto, los ejercicios de previsión económica han tenido que hacer frente a un conjunto de riesgos crecientes en tres dimensiones: la evolución sanitaria de la pandemia, las respuestas de las políticas económicas y las reacciones de hogares y empresas ante los cambios en sus rentas y situación laboral.

Nunca como ahora los fundamentos de estos ejercicios se habían construido en un territorio tan desconocido y sobre un terreno tan resbaladizo. Como dijo Donald Rumsfeld, secretario de defensa estadounidense con Gerard Ford y con George W. Bush, hay cosas que sabemos que conocemos, cosas que sabemos que no conocemos y cosas que no sabemos que no conocemos. De estas últimas, que acaban siendo las más relevantes y las que causan mayores sorpresas, ha habido muchas y todavía abundan durante esta crisis.

Cuando la incertidumbre aumenta, la demanda de previsiones también lo hace. Ante las dificultades causadas por la crisis de la Covid-19, no es sorprendente que hayan proliferado los ejercicios de previsión económica y, sobre todo, sus revisiones en cantidad y en frecuencia. Otra respuesta ha sido ampliar el conjunto de escenarios que se contemplan a la hora de comunicar las previsiones. Así, numerosos organismos económicos han recurrido a proporcionar previsiones bajo distintos supuestos sobre la evolución de la pandemia, desde los más optimistas hasta los más pesimistas. Con ello, más que medir riesgos, que es uno de los objetivos finales de cualquier ejercicio de previsión económica, se ha reconocido implícitamente que la situación es de completa incertidumbre, en el sentido económico del término acuñado por Frank Knight (uno de los padres de los 'Chicago boys'): "Falta de cualquier conocimiento cuantitativo sobre posibles eventos". Y la falta de conocimiento, no solo crea una sensación de miedo y de inseguridad, sino que también deja espacio a los relatos sesgados ideológicamente y al populismo.

En definitiva, cuando les cuenten previsiones económicas quédense con las cifras pero presten mucha más atención a la letra, esto es, quién, cómo y por qué se las cuentan. Y distingan las que de verdad resuelven la incertidumbre de las que, por el contrario, contribuyen a generarla.

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