Tribunal global

La UE, pionera en la 'trampa' de la deslocalización de emisiones de CO2

Gráfico CO2
Los derechos de emisión de CO2 desincentivan el uso de energía fósil.
Nerea de Bilbao (Infografía)

El cambio climático es uno de los temas más urgentes de la esfera internacional y la mayoría de los gobiernos aúnan sus fuerzas para hacerle frente. Pese a ello, algunas zonas están implementando con mayor agilidad sus compromisos climáticos. Este es el caso de Europa, cuyos esfuerzos la han llevado a erigirse como la gran luchadora contra el cambio climático a nivel mundial gracias al compromiso de varias regiones de reducir las emisiones de efecto invernadero como punto fundamental.

Por parte del sector privado también han surgido numerosas iniciativas, en las que las multinacionales se comprometen a alcanzar el cero neto en emisiones de carbono al final de la presente década. Pese a las buenas intenciones, existen diversos estudios que sugieren que los países desarrollados, incluyendo los europeos, están haciéndose ‘trampas al solitario’ a la hora de hablar de emisiones. En este sentido, existe un creciente flujo de inversión de los países desarrollados a países en vías de desarrollo, lo que supone un traspaso de sus emisiones a estas zonas geográficas. Así pues, los países con menos recursos se están haciendo cargo de la gran parte de las emisiones globales. El resultado es que una quinta parte de las emisiones de carbono provienen de estas cadenas de suministro que se sitúan cada vez más en países en vías de desarrollo.

Esta deslocalización de las emisiones se produce, sobre todo, por parte de las grandes multinacionales que trasladan al extranjero su producción intensiva y con ella las emisiones en gases de efecto invernadero, especialmente carbono, para beneficiarse de normas menos estrictas. Por lo general, las zonas con menos recursos cuentan con una regulación sostenible más laxa, lo que supone una mayor carga de emisiones en los países más pobres. Actualmente, China es el lugar preferido para deslocalizar la cadena de producción, convirtiéndose en un refugio de emisiones de grandes multinacionales.

La solución para evitar la deslocalización de la contaminación podría pasar por asignar las emisiones de carbono directamente a los países de donde proviene la inversión, en lugar de a los países donde se generan las emisiones, y para ello es necesaria la colaboración de las principales compañías del mundo, exigiendo una mayor eficiencia energética en sus cadenas de suministro. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, advirtió de que "no tiene sentido que reduzcamos nuestras emisiones de gases de efecto invernadero, si aumentamos la importación de CO2 del exterior".

En el paquete de medidas de julio de 2021 en apoyo de los objetivos climáticos de la UE, se introdujo el mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono (Carbon Border Adjustment Mechanism, CBAM). Esta iniciativa se diseñó de conformidad con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y otras obligaciones internacionales de la UE, trata de evitar que las empresas radicadas en la UE desplacen las emisiones fuera de Europa y, por tanto, socaven gravemente los esfuerzos en materia de lucha contra el cambio climático.

¿Cómo funcionará CBAM?

Los importadores de la UE comprarán certificados de carbono correspondientes al precio del carbono que se habría pagado si los bienes se hubieran producido según las tarifas del carbono de la UE. En sentido contrario, cuando un productor de fuera de la UE pueda demostrar que ya ha pagado un precio por el carbono utilizado en la producción de los bienes importados en un tercer país, el coste correspondiente puede deducirse íntegramente para el importador de la UE.

El mecanismo de ajuste en frontera por emisiones de carbono se introducirá gradualmente y se aplicará inicialmente solo a un número seleccionado de bienes con alto riesgo de fuga de carbono: hierro y acero, cemento, fertilizantes, aluminio y producción de electricidad. A partir de 2023 se aplicará a estos productos un sistema de notificación para facilitar una implantación gradual, y los importadores empezarán a pagar un ajuste financiero en 2026. A partir de ese año, los importadores de la UE tendrán que declarar anualmente la cantidad de bienes que importaron en la UE el año anterior y la cantidad de emisiones implícitas de dichos bienes, y entregar el número correspondiente de certificados CBAM.

Ya existen mecanismos de ajuste en frontera por emisiones de carbono en otras zonas del mundo, como California, donde se aplica un ajuste a determinadas importaciones de electricidad. Varios países, como Canadá y Japón, están planeando iniciativas similares. Además, el FMI y la OCDE han llevado a cabo recientemente estudios para determinar cómo estas medidas podrían contribuir a los esfuerzos internacionales por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

Como conclusión, parece que todos los esfuerzos están enfocados hacia una contabilidad más justa de las emisiones de carbono, y que cada país y empresa haga frente a sus responsabilidades, ya sea en su país de origen o en el exterior. Sin duda, estas medidas contribuirán a reducir las emisiones de carbono en países en vía de desarrollo, receptores de emisiones de cadenas de suministro de grandes multinacionales.

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