Cuaderno de venta

Fusión de BBVA-Sabadell: ¿se abre la veda de la 'caza mayor' de bancos europeos?

Los accionistas de BBVA acuerdan el reparto de 3.000 millones en dividendo.
Los accionistas de BBVA acuerdan el reparto de 3.000 millones en dividendo.
Europa Press

Una fusión bancaria se ha colado de lleno en la campaña de las elecciones catalanas del próximo domingo 12 de mayo. Los candidatos todavía se están documentando para no meter la pata en sus declaraciones. La propuesta de fusión de BBVA a Banco Sabadell creará el octavo megabanco de la Unión Europea por encima del billón de euros en activos, el mayor banco en España y de Cataluña, superando la intocable posición de Caixabank y su anterior etapa como caja de ahorros. La operación ha sorprendido a casi todos, menos probablemente a Carlos Torres, Josep Oliu y los respectivos equipos directivos que rumiaban un segundo intento de boda desde que hace cuatro años fracasó el anterior. 

En 2020 fue a las duras, pero ahora puede ser a las maduras. El momento dulce de la banca y su atractivo para los inversores es un hecho. Sabadell ha multiplicado por seis su cotización y BBVA por tres. El cambio de escenario en el sector bancario ha sido radical con el vertiginoso aumento de los tipos de interés, que ha devuelto la capacidad de ganar dinero a los bancos sin auxilio del Banco Central Europeo (BCE) en forma de barra libre de liquidez con descuento especial. Los beneficios récord que asoman ahora las cuentas de resultados parecían una quimera hace apenas dos años, sin visibilidad para conseguir que la rentabilidad de su actividad superase a su coste de capital por los bajos tipos de interés. La fatídica ecuación que relaciona al gasto propio en financiarse para financiar el negocio típico bancario (pagar por ahorrar, cobrar por prestar) no terminaba de cuadrar con el rendimiento obtenido con ello. De ahí tanto BBVA como Sabadell y el resto del sector llegasen a cotizar en bolsa en 2020 con descuentos del 50% y hasta el 80% sobre su valor en libros, es decir, que el inversor solo estaba dispuesto a pagar métricas de derribo. Un chollo a toro pasado.

Pese al vestido de fusión, Sabadell es una compra que volvería a poner el centro de gravedad del balance de BBVA hacia España (euro) y menos expuesto a economías emergentes y frontera como México (peso), Turquía (lira) o Sudamérica (sol, peso argentino). Reino Unido (libra) pasaría a convertirse en un mercado clave para el nuevo banco porque a la incorporación de un TSB en beneficios daría músculo físico a la apuesta digital por Atom Bank. No hay que olvidar que César González-Bueno, 'padre' del éxito de ING en España, ha dado la vuelta al Sabadell con una apuesta por la digitalización que nace de sus mejores obras como ejecutivo al frente del banco naranja en España o en el rescate de Novagalicia con la creación de Evo Banco, proyectos ambos que han inspirado recurrentemente a BBVA. El actual consejero delegado de Sabadell fue directivo de su ahora pretendiente justo antes de ING y compartió pupitre en los años 90 junto Torres en la consultora Mckinsey .

Operación ofensiva o defensiva

Lo que no termina de encajar en el relato es el repentino movimiento, casi con prisas, que llevó al BBVA el martes a enviar una carta formal de interés a Josep Oliu, presidente de Sabadell. Se produjo pocos minutos antes de hacerlo público a través CNMV, según el acuse de recibo "a las 13:43 horas" del martes que indicó el segundo. Media hora antes, la cadena Skynews había destapado la liebre. Es justo decir que la filtración al mercado de la noticia obligó a BBVA a responder a los reguladores, pero dio la impresión de que ni comprador ni vendedor estaban preparados. El resto es historia en construcción en estos momentos, quizá solo el primer capítulo de una serie que apunta a varias temporadas. La motivación de la ofensiva de BBVA por Sabadell es el quid de la cuestión de la trama. La versión oficial resalta las bondades del proyecto industrial y su sentido estratégico. Es una compra con canje de acciones que apenas consumirá capital, con "la ambición de ser el mayor banco por capitalización bursátil de la zona euro". De momento, la propuesta ha restado alrededor de 7.000 millones a BBVA en dos sesiones y sumado solo 1.000 al Sabadell.

Tras la reciente creación de UBS-Credit Suisse en Suiza, la reactivación de operaciones transfronterizas en banca europea quizá esté a la vuelta de la esquina. Las fusiones, en época de bienes y bonanza como el actual, suelen salir mejor. Puede dar lugar también a operaciones de carácter defensivo. Por ejemplo, Sabadell descartó recientemente su interés en Unicaja Banco, -"no hay nada de nada", dijo Oliu- pero cualquier valoración de esa hipotética fusión ha debido saltar por los aires con la aproximación de BBVA. No es un secreto que el BCE prefiere entidades más grandes a la hora de supervisar y reforzar el conjunto del sistema financiero. Hay algunas como la italiana Unicredit de Andrea Orcel o el francés Credit Agricole, que están en posición compradora pero sin definirse. Casualmente, lo intentaron años atrás sobre Sabadell y Bankinter, respectivamente. En 2020, el banco galo, dueño de Amundi, se hizo con la gestora de fondos del Sabadell cuando pasaba por sus horas más bajas. Los tiempos cambian. En otra época, incluso BBVA puso su mira en Italia con la fatal operación sobre la BNL (2005), pero ahora está volviendo a tierras transalpinas con una apuesta 100% digital con medio millón de clientes ya.

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