Cuaderno de venta

Las criptos en el patíbulo chino y la condena a la clandestinidad

El yuan marca máximos de cuatro años y saca brillo a la recuperación de China
China prohíbe el uso de criptomonedas para abrir paso al yuan digital
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Prohibiendo, que es gerundio. La decisión de China de prohibir las transacciones, tenencia y cualquier rastro de las criptomonedas privadas es un paso más de la ofensiva que lleva meses gestándose al más alto nivel también en Occidente para domesticar a la fiera antisistema. ¿Por qué los estados están en contra de Bitcoin, Ethereum y todos proyectos que aspiren a convertirse en un sistema de pago o reserva de valor? Es puro instinto que los gobiernos de países soberanos en lo económico salgan a defender uno de sus mayores superpoderes: el monopolio de acuñar e imprimir dinero.

Hace ya algún tiempo que se realizó la declaración de guerra contra la mayor innovación en el mundo financiero en décadas, pero esta vez van en serio o, más bien, es oficial. ¿Se puede cortar las alas a un sistema ‘blockchain’ descentralizado desde un poder central ajeno a esa red? No, en teoría, no debido a la conceptualización tecnológica de los criptoactivos. 

Ahora bien, como buen régimen totalitario, China tiene una puerta trasera a la que acudir para lograrlo. No es el "estalinismo cuqui" que practicaba Pablo Echenique en Podemos, según Íñigo Errejón. Más bien es el más cercano a Stalin: perseguirá y castigará a las personas y empresas que no obedezcan. De facto, la declaración de Pekín del viernes supone una condena a la clandestinidad de los usuarios de Bitcoin, Ether y compañía.

El Gobierno de Xi Jinping tiene la capacidad de ejecutar este tipo de prohibiciones que serían impensables en cualquier otro país. La reciente limitación horaria en el uso de redes sociales como Douyin (TikTok), de videojuegos online y apuestas para combatir la adicción a las llamadas ‘drogas electrónicas’ es una buena muestra de este poder central, más allá de que sea una decisión compartida por una mayoría silenciosa de padres y madres de menores de edad en cualquier parte del mundo. Una sola orden desde Pekín es suficiente no solo para que una empresa acate, sino que el operador de telecomunicaciones de turno apague el acceso sin rechistar o suministre a voluntad los datos del usuario rebelde.

La argumentación desplegada por la Administración de Xi Jinping para dar cuenta de la veda sobre las criptos no escapa al sentido común, pero se centra solo en lo negativo de esta nueva forma de entender el dinero. Para el Banco Central de China (BCC) es una amenaza para su estabilidad financiera y su proyecto de yuan digital, la candidata a ser la cripto única del país.

“En los últimos años, Bitcoin y otras actividades de comercio de divisas virtuales se han generalizado, alterando el orden económico y financiero, generando lavado de dinero, recaudación de fondos ilegales, fraude, esquemas piramidales y otras actividades ilegales y delictivas, poniendo en grave peligro la seguridad de la propiedad de las personas”, aseguró en una circular con la medida el propio BCC.

El movimiento chino llega después de la adopción oficial del Bitcoin como moneda cooficial en El Salvador, un hito que no ha sido secundado por el momento en otros países, pero que ha reencendido un debate que viene de lejos sobre cómo aplicar las criptomonedas a un país. 

Pese a la ola especulativa que asola el mundo de las criptomonedas y el exceso de concentración de poder en unas pocas manos desconocidas, el uso de sistemas como Bitcoin y Ethereum ha llegado para quedarse aunque uno de cada siete ciudadanos de la población mundial está ahora oficialmente fuera del mercado de criptoactivos, como recuerda el bróker eToro.

El gobernador de la Fed de EEUU, Jerome Powell, aseguró esta semana que siguen trabajando en definir cómo la aproximación del país más poderoso en este mundillo. Tampoco parece tener prisa como los chinos. “No creo que estemos atrasados. Creo que es más importante hacer esto bien que hacerlo rápido”, aseguró al tiempo que pronosticó que la Fed tendría pronto un documento base con el que que poder tomar decisiones. El BCE también trabaja en el suyo y todo parece indicar que, al igual que China con el yuan, Europa y EEUU también están entrenando la defensa del euro y el dólar.

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