Birmania asegura que "no se está llevando a cabo un uso excesivo de la fuerza" en Rajine

  • El asesor para Seguridad Nacional de Birmania, Thaung Tun, ha asegurado este miércoles que las autoridades son capaces de hacer frente a la situación en el estado de Rajine (norte), recalcando que "no se está llevando a cabo un uso excesivo de la fuerza".
EUROPA PRESS

"Hemos tenido discusiones sobre cómo responder a las situaciones en Rajine. Tenemos recursos suficientes para manejar la situación", ha manifestado, según ha informado el diario local 'The Irrawady'.

Así, ha indicado que las autoridades "están priorizando la seguridad y el bienestar de los desplazados", justificando las operaciones de seguridad llevadas a cabo en la zona.

"Nuestros puestos policiales fueron atacados. No fuimos los que lanzaron la ofensiva. Internacionalmente, existe el derecho a responder a este ataque, pero lo hacemos con cuidado y de forma sistemática", ha zanjado.

Los enfrentamientos comenzaron el 25 de agosto, cuando varios milicianos del Ejército de Salvación Arakan Rohingya (ARSA) --un grupo armado conocido anteriormente como Aharak al Yaqin que fue creado por los rohingya exiliados tras la crisis de 2012-- atacaron varios puestos policiales y una base militar en Rajine.

En respuesta, el Ejército birmano puso en marcha "operaciones de limpieza" para dar con los insurgentes rohingya. Los militares han evacuado a la población no musulmana de Rajine y ha registrado casa por casa en busca de supuestos milicianos entre esta minoría étnica y religiosa.

Las fuerzas birmanas han indicado que al menos 370 insurgentes rohingya, 13 uniformados, dos funcionarios y 14 civiles han muerto a causa de esta ola de violencia, lo que la convierte en la peor que ha vivido el país asiático en las últimas décadas.

Asimismo, cerca de 125.000 rohingya han huido del país hacia Bangladesh desde el estallido de la violencia a finales de agosto, tal y como confirmó el martes el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres.

En sus declaraciones, Guterres pidió a las autoridades de Birmania que pongan fin a la violencia contra la minoría rohingya, advirtiendo del riesgo de una desestabilización en la región.

Los rohingya son una minoría étnica de fe musulmana que se concentra en Rajine. Son más de un millón de personas, pero el Gobierno birmano no les reconoce como ciudadanos porque considera que son descendientes de inmigrantes ilegales procedentes de Bangladesh.

En febrero, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas, Zeid Raad Al Husein, acusó al Ejército de Birmania de cometer una serie de espantosas atrocidades contra los rohingya, desde violaciones en masa hasta la ejecución de bebés, en el marco de la persecución contra esta minoría.

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