La sobreactuación de Pablo Iglesias puede beneficiar a PSOE y PP

    • Pablo Iglesias no ha querido presentarse como un partido más, sino como la verdadera alternativa a las políticas de Rajoy.
    • Su exceso de protagonismo y el tono de sus intervenciones asusta a los votantes más moderados de izquierda y derecha.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.
El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias.

Pablo Iglesias ha protagonizado uno de los debuts más sonados y polémicos de la historia de la democracia, que ha obligado a intervenir al presidente de las Cortes para acallar las protestas de la bancada socialista.

Habituado a los platós de televisión, Iglesias ha querido marcar distancias no solo con el Partido Popular, sino también con el acuerdo firmado entre el Partido Socialista y Ciudadanos. Lo ha hecho con un tono de voz agresivo y contundente, que para los analistas consultados por lainformacion.com puede resultar un arma de doble filo.

"Quiero dirigirme a ustedes, pero sobre todo quiero dirigirme a quienes ven este debate por los medios de comunicación. Al fin y al cabo estamos aquí por la gente y para la gente", ha dicho Iglesias en sus primeras palabras desde la tribuna del Congreso. A partir de ahí, adoptó el papel de látigo. A Rajoy por la corrupción y por liderar un partido "fundado por siete ministros de la Dictadura", a Albert Rivera, "por representar la peor de las tradiciones políticas españolas, la que no tiene más ideología que su cercanía a al poder", y a Pedro Sánchez por "escuchar la voz de los poderosos que le pedía: cualquier cosa antes que un pacto con Podemos".

En las réplicas la tensión fue en aumento y Pablo Iglesias acusó a Sánchez de estar coartado por figuras como Felipe González, "que tiene el pasado manchado de cal viva". La agresividad de las afirmaciones de Pablo Iglesias encresparon a la bancada socialista, por lo que Iglesias se vio obligado a pedir amparo al presidente de la Cámara, para que le dejaran continuar.

"Creo que en estos momentos Podemos está favoreciendo al Partido Popular", afirma Rafael Cruz, profesor de políticas en la Universidad Complutense de Madrid y experto en movimientos políticos, "porque con su actitud está asustando a la gente más conservadora".

Ante unas nuevas elecciones y la posibilidad de que se prolongue la inestabilidad, el votante tiende a premiar las opciones que le parecen más moderadas, tanto de izquierda como derecha. "Conozco a gente que había votado a Podemos en el 20D y que no lo hará en unas próximas elecciones, porque han tenido la posibilidad de cambiar el Gobierno del Partido Popular y han preferido cortocircuitarla", comenta Cruz.

A pesar de todo, el sociólogo Amando de Miguel opina que, como parlamentario, "Pablo Iglesias ha sido toda una revelación, aunque ha sido cortante y se ha mostrado como es: un radical". O, en palabras veterano periodista Graciano Palomo, "alguien que quiere agitar la bolsa de votos de la gente desesperada", algo que, en su opinión, "no se suele ver en los parlamentos del mundo libre".Un escenario incierto

Nadie sabe a ciencia cierta qué resultado pueden arrojar unas nuevas elecciones generales. Pero las personas que votaron a partidos distintos del PP con la intención de cambiar de políticas o de presidente, sabrán que Podemos no es una opción segura.

"Los españoles pedían acuerdos entre los partidos políticos. El Ejecutivo podía haber gobernado en minoría y acordar las leyes con los distintos grupos, algo que es muy sano", valora el presidente de la Asociación de Comunicación Política, David Radolí.

"Pablo Iglesias ha sobreactuado para poner en alto sus propios requisitos, querían transmitir dureza. Su mensaje estaba dirigido, antes de que a cualquier otro público, a los medios de comunicación presentes en la sala. Han sido muy precedibles", comenta Radolí.

Una actitud más sosegada podría haber servido para poner en valor las ventajas del actual Congreso, que obliga a dialogar mucho entre las distintas fuerzas políticas para lograr acuerdos que beneficien a la mayoría.

Con todo, Radolí no descarta una solución de última hora "a la catalana", recordando que la CUP y Junts pel Sí se pusieron de acuerdo a última hora para evitar la repetición de las elecciones.

"Esta situación es sanísima para la democracia, porque por encima de los liderazgos personales pone el interés de la sociedad española, lo que obligará a los diputados a trabajar mucho más para lograr acuerdos que beneficien al ciudadano en su vida cotidiana.

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