Según el Grupo de Trabajo Multidisciplinar (GTM)

Científicos recuerdan la importancia de filtrar el aire para evitar los contagios

Dicen que “es el sistema más eficaz y sin efectos secundarios para la eliminación de virus presentes en el aire”. Han corroborado en su informe las evidencias científicas que avalan la vía de transmisión de la Covid.

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Científicos recuerdan la importancia de filtrar el aire para evitar los contagios.
Agencia EFE | EFE

Los científicos que asesoran al Ministerio de Ciencia e Innovación han destacado la importancia de la ventilación y la filtración del aire para evitar los contagios por Covid-19, pero han incidido en que eso no suple necesidad de usar mascarillas, de respetar la distancia física y de atender las normas de higiene.

El Grupo de Trabajo Multidisciplinar (GTM) que asesora al Ministerio de Ciencia y apoya al Gobierno en materias científicas relacionadas con la Covid-19 desde el inicio de la pandemia, ha dedicado su último informe a analizar "los equipos autónomos para la limpieza del aire y sensores para el control de la transmisión del SARS-CoV-2".

Los científicos han subrayado que para minimizar el riesgo de contagio hay que reducir la cantidad de virus presente, o potencialmente presente, en el aire. Y han corroborado en su informe la acumulación de evidencias científicas que avalan la vía de transmisión del SARS-CoV-2 por aerosoles, por lo que el objetivo principal debe ser reducir al máximo la cantidad de aerosoles exhalados por las personas que se encuentran en un espacio con el aire compartido y que otras personas puedan respirar.

El equipo del GTM está integrado por 16 investigadores de diferentes áreas de la ciencia y de la tecnología, entre ellos (como presidente) el catedrático y nutricionista José María Ordovás, director del Laboratorio de Nutrición y Genómica de la Universidad de Tufts de Boston.

También forman parte varios catedráticos de economía, expertos en biodiversidad, en inteligencia artificial, matemáticos o especialistas en bioética y derecho. El informe sobre el control de la transmisión de la enfermedad por aerosoles ha sido elaborado por Manuel Ruiz de Adana (Universidad de Córdoba), Elena Jiménez (Universidad de Castilla-La Mancha), José Luis Jiménez (Universidad de Colorado), María Cruz Minguillón (CSIC), Javier Ballester (Universidad de Zaragoza) y Xavier Querol (CSIC), con la colaboración de los integrantes del GTM.

Los científicos han detallado cómo se consigue reducir la exhalación de aerosoles: reemplazando el aire interior por aire exterior, mediante ventilación natural o mecánica, y filtrando el aire, mediante equipos autónomos (los denominados limpiadores de aire) o mediante filtros en el sistema central de aire acondicionado.

El GTM especifica que la filtración “es el sistema más eficaz y sin efectos secundarios para la eliminación de virus presentes en el aire” y, respecto al uso de ultravioleta germicida, dice que es un “sistema eficaz, pero el diseño, la instalación y el mantenimiento de esta tecnología son complejos" y, si se usan, se deben instalar en el techo, donde son más eficaces que en los conductos.

Sobre otras tecnologías que inactivan al virus, como la dispersión de desinfectantes en el aire (como el ozono, el peróxido de hidrógeno o el alcohol) no son recomendables, ya que producen las mismas reacciones químicas con el virus que con el aparato respiratorio humano, por lo que “tienen efectos negativos comprobados o potenciales sobre la salud humana y deben evitarse por el principio de precaución”.

Los científicos han insistido en que ni la ventilación ni el uso de las tecnologías de limpieza de aire suplen "en ningún momento" la necesidad de utilizar mascarillas y de respetar la distancia física y las normas de higiene en espacios públicos. El Grupo de Trabajo Multidisciplinar ha recomendado el uso de sensores de gases de bajo coste (entre 100 y 200 euros) que permiten conocer la cantidad de aire exhalado por personas en un espacio interior, que está directamente relacionada con la potencial presencia de virus en el aire.

Son sensores que funcionan "correcta y rápidamente" (en 1 minuto) y constituyen la mejor aproximación de la que se dispone en la actualidad, por lo que su uso en ambientes interiores de concurrencia pública, como restaurantes, bares, comercios, centros comerciales, gimnasios o aulas, "es muy recomendable para garantizar la calidad del aire tanto para empleados como para clientes”.

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