Macron afronta el reto de ocupar el Elíseo sin contar con partido ni equipo

  • Macron, con su movimiento En Marcha, creado hace apenas un año, nunca había participado en unas elecciones. Reúne hoy a más de 240.000 afiliados, frente a los 275.000 de los republicanos y 120.000 del PS.

    No está claro que su partido tenga suficiente fuerza para conseguir los diputados necesarios para gobernar en las elecciones legislativas de 11 y el 18 de junio.

Macron afronta el reto de ocupar el Elíseo sin partido y sin equipo
Macron afronta el reto de ocupar el Elíseo sin partido y sin equipo

Francia se enfrenta a un proceso único: convertir en presidente de la República a un líder político que podría no contar en el futuro con una mayoría en el Parlamento para implementar su programa. Los partidos de la vieja política, conservadores y socialistas, se han estrellado en las elecciones. Y un outsider, ha logrado la victoria a la espera de la segunda vuelta.

No extraña, por lo tanto, que el día después de la primera vuelta de las elecciones, en la que el líder del movimiento 'En Marcha' y los ultranacionalistas del Frente Naconal fueron los más votados, la frase más repetida entre la clase política gala es que “si finalmente Emmanuel Macron es el presidente de Francia, vamos a ver en las legislativas con qué apoyos cuenta”.

Su movimiento, En Marcha, con poco más de un año de vida, no cuenta en la actualidad con un maquinaria de partido bien engrasada que le ayude a ganar las elecciones legislativas que se celebrarán el próximo 3 de junio. Serán solo un mes después de la segunda ronda de las presidenciales en las que solo puede quedar uno: el centrista Macron o la populista, Marine Le Pen.

Y estas elecciones de junio pueden resultar más vitales que las presidenciales debido al peculiar sistema de funcionamiento del sistema electoral francés. Por un lado, el presidente es elegido por votación popular, lo que lo convierte en el auténtico líder político de la nación, mientras que el primer ministro es designado por el presidente y tiene que ser apoyado por una mayoría en el parlamento. Sin apoyos en la Asamblea no es posible designar a tu hombre de confianza en el gobierno. 

Con un escenario de fragmentación electoral inédito en Francia, la victoria de Macron debería traducirse en una asamblea más manejable que si ganase Le Pen, pero de ninguna manera se trataría de un gobierno fácil. Del mismo modo, un gobierno sin mucho margen de maniobra, que además continúe las políticas económicas actuales, dibujaría un escenario complicado o difícil a medio plazo.'En Marcha' cuenta con 240.000 afiliados

El vencedor de las elecciones, Emmanuel Macron, con su movimiento En Marcha, creado hace apenas un año, nunca antes había participado en un proceso electoral. Creado el 6 de abril de 2016 en Amiens, ciudad natal de Macron, reúne hoy a más de 240.000 afiliados, por encima del resto de formaciones políticas de Francia, salvo la conservadora Los Republicanos, que cuenta con 275.000 afiliados, según su último recuento. Los socialistas franceses tienen 120.000.

El partido de Macron ha celebrado un concurso público para que cualquier militante puedo presentarse para ser futuro candidato de En Marcha en las elecciones legislativas para el que se han recibido 14.000 candidaturas que todavía se están analizando. Según la delegada del movimiento, Bariza Khiari, la intención de la formación es que más de la mitad de los elegidos sean militantes sin experiencia política previa. Por su parte, el Frente Nacional, que siempre ha luchado por ganar elecciones a escala nacional, solo tiene dos diputados en la Asamblea Nacional, pese a  su constante crecimiento en los últimos años.

En este escenario, a nadie se le escapa que uno de los grandes retos de En Marcha, ganador en segunda vuelta según las encuestas, será convertirse de algún modo en partido para afrontar las inminentes legislativas de junio.Menos poder del presidente y más para el primer ministro

Si la Asamblea Nacional Francesa tiene mayoría de un partido político diferente al del presidente, se produce una situación denominada cohabitación, que implica la reducción de los poderes presidenciales, y aumenta los del primer ministro y los de la Asamblea Nacional. Ha sucedido en tres ocasiones en la historia reciente de Francia. Entre 1986 y 1988, cuando el socialista François Mitterrand fue elegido gobernó con el conservador Jacques Chirac como primer ministro. Entre 1993 y 1995, Mitterand tuvo que lidiar de nuevo con un conservador, Édouard Balladur. Y finalmente, entre 1997 y 2002, el presidente Chirac gobernó con el socialista Lionel Jospin como primer ministro.Los partidos tradicionales piensan en las legislativas de junio

Los partidos tradicionales, derrotados en esta primera vuelta, ya piensan en las legislativas. Entre los candidatos de ambos partidos, solo suman un 25 % de los votos, un porcentaje muy bajo en comparación con el resto de elecciones presidenciales. Por lo tanto, se confirma la ruptura en Francia con los partidos tradicionales.

En Los Republicanos atribuyen la derrota en las urnas a la carga personal de Fillon, imputado junto a su mujer, Penelope Fillon, por contratarla como asesora parlamentaria, algo que no es ilegal en Francia, pero que ha desatado las críticas de la población. En este contexto, la derecha francesa confía en remontar y lograr un buen resultado en las legislativas. Este partido de derecha tiene actualmente 275.000 militantes, 199 diputados (de 577) y 144 senadores (de 348).

El Partido Socialista ha comenzado igualmente los movimientos para amortiguar el descalabro de Hamon en la cita de junio. Actualmente, tiene 120.000 militantes, 292 diputados (de 577) y 112 senadores (de 348). El reto para Macron va a ser mayúsculo.

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