La crisis de la RCA absorbe los debates de la IV cumbre entre la UE y África

  • La crisis de la República Centroafricana (RCA) y la ayuda que el país necesita para evitar su desmoronamiento centraron hoy la primera jornada de la cumbre entre la Unión Europea (UE) y África, mientras que dejaron la inmigración para mañana.

Bruselas, 2 abr.- La crisis de la República Centroafricana (RCA) y la ayuda que el país necesita para evitar su desmoronamiento centraron hoy la primera jornada de la cumbre entre la Unión Europea (UE) y África, mientras que dejaron la inmigración para mañana.

A esta cumbre, la cuarta que celebran después de las de El Cairo, Lisboa y Trípoli, asisten 90 delegaciones de ambos continentes, incluidos jefes de Estado y de Gobierno y el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, además de organizaciones regionales y representantes de la sociedad civil en calidad de observadores.

"La crisis en la República Centroafricana y sus consecuencias dramáticas para los civiles y su impacto regional son una preocupación mayor", afirmó el presidente de Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, que subrayó que en ese país ha habido un aumento de la violencia y que los actos de represalia afectan a todo el territorio.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, alertó por su parte de "la alta volatilidad de la situación" y denunció que "se siguen cometiendo en total impunidad asesinatos, ataques y otras atroces violaciones de los derechos humanos".

Agregó que "el genocidio solo se ha evitado por el éxodo masivo de minorías hacia áreas en las que se sentían seguras".

A nivel humanitario hay 2,5 millones de centroafricanos que necesitan asistencia de urgencia y a los que "a veces es imposible llegar por la situación de inseguridad", precisó Van Rompuy.

La UE participa en el proceso de estabilización de la RCA a través de una misión militar, con un coste para su preparación y mandato de los primeros seis meses de 25,9 millones de euros, y que incluye el despliegue de 1.000 efectivos bajo el mando del general francés Philippe Pontiès.

"Invertir en los pueblos, la prosperidad y la paz" es el lema bajo el que se celebra una reunión que ha pasado revista a la implementación de la estrategia conjunta UE-África y al plan de acción para 2011-2013 adoptado hace dos años en su cita de Trípoli.

Las relaciones entre los dos bloques se inscriben en el marco de la asociación estratégica establecida en 2007 y abarcan cuestiones como el comercio, las inversiones, la inmigración, la cooperación al desarrollo, o la contribución a la paz y a la seguridad en África.

Para lograrlo, el presidente de la Comisión Europea (CE), José Manuel Durao Barroso, anunció que la UE destinará 800 millones de euros desde ahora hasta 2016 en favor del continente a través del mecanismo africano para la paz (African Peace Facility), que existe desde 2007.

Así se duplican los fondos que la UE destinó a África en los tres años precedentes a ese instrumento diseñado para prevenir conflictos y lograr la estabilización de la situación una vez han ocurrido.

Barroso recordó, además, que la UE ha dedicado a través de este mecanismo 1.200 millones de euros en la última década.

Además, el presidente de Francia, François Hollande, y la canciller de Alemania, Angela Merkel, propusieron crear una alianza entre los dos bloques en favor del desarrollo y el crecimiento a través de impulsar oportunidades de inversiones.

Otro de los asuntos más preocupantes para los países de la frontera sur de la UE, como son los flujos de inmigración ilegal que llegan del norte de África y de la zona subsahariana se abordará en la sesión de mañana.

A ese respecto, el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy, insistió hoy en que hay que "dar a los jóvenes de África una alternativa a la migración irregular".

Agregó que, al tiempo, la UE ha de "cooperar para frenar esta tragedia con una adecuada gestión de los flujos migratorios, un control de las fronteras más eficaz y una persecución sin cuartel a los que siguen lucrándose con el tráfico de seres humanos".

"La emigración debe ser una opción, no una obligación de supervivencia. Para ello debemos apoyar a los países de origen y tránsito de los flujos migratorios, y cooperar en su desarrollo económico", señaló.

Las críticas a las políticas comunitarias hacia África llegaron desde organizaciones no gubernamentales como ActionAid, que reclamaron a la UE "el fin de la hipocresía en las políticas comerciales y de desarrollo" europeas, según un comunicado.

Según la ONG esas políticas "facilitan la evasión de impuestos por parte de multinacionales, perjudicando a los más vulnerables y privando a los países africanos de esos ingresos", que la organización cifró en 60.000 millones de dólares en 2013.

Otro asunto de polémica han sido las presencias y ausencias de algunos líderes africanos en esta cumbre, pues aunque la UE invitó a todos los países, no lo hizo al presidente de Sudán, Omar al Bachir, con una orden internacional de detención de la Corte Penal Internacional (CPI), y representó al país su ministro de Exteriores.

Tampoco viajó a Bruselas el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, a quien sí se le otorgó un visado para asistir a la cumbre, pero no a su esposa, mientras que el presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, envió también a su ministro de Exteriores, al igual que hicieron Botsuana, República Democrática de Congo, Eritrea o Malaui.

Sí participó en la cumbre UE-África, el presidente de Guinea-Ecuatorial, Teodoro Obiang Nguema. EFE

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