(AMPLIACIÓN) CRISIS PSOE. JAVIER FERNÁNDEZ, A SUS PARLAMENTARIOS: “SOMOS UNA CULTURA DE PARTIDO Y UNAS LEALTADES”

- Adopta la expresión “congreso de reconstrucción” que acuñó el PSOE andaluz para el próximo Congreso Federal. El presidente de la Comisión Gestora del PSOE, Javier Fernández, dirigió este martes a sus diputados y senadores una frase que pareció apelar a la disciplina de voto una vez el Comité Federal del domingo decida qué posición tomar ante la investidura de Mariano Rajoy: “Somos más que unas siglas. Somos una historia, una cultura de partido y unas lealtades”.
Fernández intervino, como hace dos martes, al inicio de la reunión de los grupos parlamentarios socialistas de ambas cámaras, que hoy tuvo lugar en el Senado. Allí comenzó diciendo que, cuando dejó de ser senador para ser presidente de Asturias, no se imaginaba que tendría que volver a la Cámara Alta como presidente de una gestora en este "momento vertiginoso" ante el que reconoció que tiene "vértigo".
El actual líder socialista lamentó que, cuando hay ciudadanos esperando una oportunidad para votar al PSOE, este partido exhibiera en el Comité Federal del 1 de octubre un "espectáculo de enfrentamiento y lucha cainita" y pidió que "los problemas internos en ningún caso interfieran en el funcionamiento de las instituciones".
También subrayó, frente a los miles de militantes que han firmado una exigencia de Congreso Federal urgente por temor a que quiera aplazarlo, que la función de la Gestora es llevar al partido a un nuevo Congreso, sólo que hay que llegar a él "sosegados y reflexionados".
CONGRESO DE "RECONSTRUCCIÓN"
Respecto a dicho evento, acogió explícitamente la definición del próximo Congreso como “de reconstrucción”, que acuñó el PSOE andaluz; para “reconstruir discursos, proyecto, ideas y liderazgo”, porque “el edificio está muy dañado pero conservamos el solar, y eso es lo esencial”.
Ese solar lo describió como la capacidad que demostró el partido en los años 80 y la primera década del siglo XXI de “conectar con nuestra antigua base social” con “moderación y un discurso para el conjunto de España”. “Eso hizo un partido grande”, afirmó.
En cuanto a la posición que ha de adoptar el PSOE ante la investidura, volvió a negar la posibilidad de un gobierno alternativo, que calificó como “la hoja de parra” que tapa la verdadera disyuntiva: abstención o terceras elecciones, una tesitura que admitió que sitúa al PSOE en “el territorio del mal menor”, porque “ninguna de las soluciones es buena”.
En esta línea, lamentó el “silencio mineral” en el que se instalaron durante meses todos los dirigentes socialistas, pensando, tal vez, “que el ‘no es no’ se convertiría en un ‘de entrada no’”, como en el referéndum de la entrada en la OTAN. Y apeló a abordar el debate, que, antes "cohibido", ahora no se puede "cerrar en falso", partiendo de que “nadie tiene la verdad absoluta ni el monopolio de la buenas intenciones”, y “hacerlo como compañeros y no como bandos enfrentados”.
Eso sí, al hablar de las bondades históricas del PSOE, ya había deslizado una frase que pareció apelar a no romper la disciplina de voto una vez el Comité Federal se pronuncie: “Somos más que unas siglas. Somos una historia, una cultura de partido y unas lealtades”. Cuando el presidente de la Gestora se ha referido a esa cultura de partido ha sido para rechazar consultas a la militancia o votos individuales de parlamentarios por el 'no' a Rajoy, dos alternativas que reivindican los partidarios del ex secretario general Pedro Sánchez y su rechazo a facilitar un Gobierno del PP.
PP Y PODEMOS
Fernández también quiso marcar distancias con el PP, para aclarar, una vez más, que "abstenerse no es apoyar" a ese partido. Al PP, al que describió como el "antagonista natural" del PSOE, le afeó su "proyecto profundamente reaccionario en lo económico y lo social", citando ejemplos como la reforma fiscal, la educación, la 'ley mordaza' y su descuido de los servicios sociales.
Además, le recriminó la corrupción, al describirlo como "un partido con las arterias morales muy endurecidas" y cuya historia ha sido "escrita con la pluma de un elegante gerente", en referencia a Luis Bárcenas.
No obstante, reconoció que se ha demostrado "un partido roqueño" que no sólo ha resistido sino que ha conseguido ganar dos elecciones "apelando a la división de la izquierda y al miedo a la radicalización de esa izquierda", amenaza a la que se ha conseguido presentar ante el electorado como único freno.
A Podemos, por su parte, le criticó "convertir la indignación en política" haciendo una "enmienda de totalidad al pasado" y empleando "un lenguaje simplificador, emocional, sin argumentos, con adjetivos".
Por último, Fernández hizo una mención a la "insoportable tensión política y social entre Cataluña y el resto de España", que le sirvió para apuntalar su convicción de que el PSOE no puede gobernar con el apoyo de partidos independentistas. La "incompatibilidad manifiesta" entre Podemos y Ciudadanos, que volvió a recordar, culmina la ecuación que hace imposible, a su juicio, formar un gobierno alternativo y la disyuntiva entre abstención y elecciones; teniendo en cuenta que éstas "lo más probable" es que sólo sirvieran para dirimir "con cuántos diputados gobernará la derecha".

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