Análisis de 'Juego de tronos' 6x07

  • [Ojo spoilers] La sexta temporada de 'Juego de tronos' está aproximándose a su recta final, y lo hace con un capítulo flojo que peca de un ritmo plano y poca acción.

    Ni el regreso del Perro ni el susto con Arya, que veremos en qué queda, consiguen levantar el séptimo episodio ('El hombre destrozado').

Análisis de 'Juego de tronos' 6x07
Análisis de 'Juego de tronos' 6x07
HBO
Marta S. Ortigosa

[Ojo spoilers] La sexta temporada de 'Juego de tronos' está acercándose a una recta final que promete ser sangrienta y brutal. Pero el camino hasta llegar a ese desenlace está convirtiéndose en una senda un poco tediosa. En nuestro análisis del 6x06 comentamos que estábamos ante un capítulo de transición, lo que nos llevaba a creer que en el de esta semana se desenredarían tramas y empezarían los primeros compases de la fiesta. Pero estábamos equivocados. 'El hombre destrozado', que así se titula el nuevo episodio, sigue con un ritmo parsimonioso y un desarrollo plano. Ni siquiera el regreso de Sandor Clegane ha conseguido sorprendernos (ni generar excesivo interés), porque ya sabemos que en 'Juego de tronos' uno no está muerto hasta que no lo vemos enterrado bajo tierra. Un planteamiento que sirve también para el devenir de Arya, quien, a pesar de lo doloroso de su escena, no tiene pinta de que sea la próxima en criar gusanos.

Adelantándose a la cabecera de la serie, en medio del campo, junto a un pequeño pueblo que está construyendo lo que parece ser una iglesia, aparece un taciturno Sandor Clegane, trabajando como uno más. Refresquemos la memoria: al Perro le dejamos moribundo, tras su enfrentamiento con Brienne, en la quinta temporada. Desde entonces nada supimos de él, ni siquiera si estaba vivo o muerto.

Ahora Sandor busca de nuevo su lugar en este mundo, con la ayuda, en forma de sermón, del septón Ray (interpretado por Ian McShane). Pero poco tiempo tiene para reflexionar sobre su 'nuevo' yo, pues llegan tres miembros de la Hermandad sin Estandarte y acaban con la vida de todos, incluido el sacerdote, que es ahorcado en las vigas de madera de su propia iglesia. El Perro, alejado oportunamente del lugar cuando esto ocurre, agarra un hacha en cuanto se topa con el atroz escenario. No sabemos adónde se dirige, pero es de esperar que vaya en busca de venganza contra la Hermandad, cuya aparición en este episodio echa más leña al fuego de la teoría que dice que próximamente veremos a Lady Corazón de Piedra (Catelyn Stark resucitada) comandando al grupo. Lo que está claro es que, como le dice Ray, "hay algo más grande que nosotros y tiene planes para Sandor Clegane". 

En Desembarco del Rey se cumplió lo que nos rondó la cabeza en el anterior episodio, que Margaery no estaba más que haciendo un paripé, jugando con el Gorrión Supremo y su Fe. En una escena inicial vemos a la reina, que habla como si estuviera ida (lo que nos impulsó más aún a creer que estaba fingiendo), charlando con el Gorrión. El septón no duda en presionar a la joven con que debe mantener relaciones sexuales con su marido, Tommen, aunque ella no quiera. Para ello no duda en exponerle una frase lapidaria. "Una mujer no necesita deseo, solo paciencia", le dice. A lo que ella no replica.

Pero su farsa se descubre (para el espectador) en su siguiente escena, cuando mantiene una conversación con su abuela, Olenna. Margaery, ante la presencia también de la septa Unella, se enfrenta dialécticamente a la Reina de las Espinas para disimular y que la religiosa no descubra el pastel. Pero la joven relaja a su abuela, anonadada por lo que está escuchando salir de su boca, al acercarse y entregarle un pañuelo con un dibujo de una rosa, símbolo de la casa Tyrell. Al recibir este mensaje, Olenna hace caso a su nieta y se prepara para dejar Desembarco del Rey y volver a casa. Antes de ello, se produce un encuentro entre Olenna y Cersei. Esta quiere convencerla para que se quede y que las dos casas luchen juntas para derrocar a la Fe Militante. Pero Olenna no quiere saber nada de los Lannister y sigue firme en su decisión de marcharse, aunque no sin antes insultar a Cersei, de la que dice que es de las peores personas que ha conocido nunca. Sin pelos en la lengua, ni miedo alguno a represalias.

Los Stark repartidos por el mundo han tenido que lidiar en este episodio con situaciones muy diferentes. Sansa y Jon, tras ganarse -no sin dificultades- el apoyo de los salvajes para su reconquista de Invernalia, se recorren el Norte en busca de aliados que aporten soldados a su causa. Por suerte para ellos está Ser Davos acompañándoles, pues si no llega a ser por su labia, se quedan sin el apoyo de Lady Lyanna Mormont, una niña que lidera una casa con firmeza a pesar de su corta edad y que no duda en lanzar dardos contra Sansa: "Por lo que sé [...] Lady Sansa es una Bolton. ¿O debería decir Lannister?"

Los 2.000 salvajes, los 200 Hornwood, los 143 Mazin y los 62 Mormont no son suficientes para enfrentarse a los despiadados Bolton y las casas que les apoyan. Sansa intenta convencer a Jon de que les hacen falta más hombres, pero Jon no da su brazo a torcer y dice que irán a luchar con lo que tienen. La joven Stark hace oídos sordos y escribe una carta pidiendo ayuda. No sabemos a quién irá dirigido ese mensaje, pero lo que está claro es que tendrá consecuencias, y lo más probable es que negativas. ¿Estará suplicando ayuda a Meñique? Sería una decepción después de verle plantar cara como lo hizo unos episodios atrás.

Tras ser nombrado en el anterior episodio, por fin vimos al Pez Negro (Brynden Tully), que tiene en su poder Aguasdulces, una fortaleza que los Frey quieren recuperar a toda costa. Para ello no dudan en amenazarle con matar a Lord Edmure, aunque al final le dejan con vida a pesar de la no rendición del Pez Negro (a quien le da igual que se carguen a su sobrino). El ejército Frey poco tiene que hacer en su intento de reconquista, hasta que llegan Jaime Lannister, Bronn y miles de soldados, que toman el mando de la operación. Se prevé una batalla brutal próximamente, pero de momento tuvimos que conformarnos con una conversación entre Brynden y Jaime en el puente del castillo.

La última Stark que vemos en 'El hombre destrozado' es Arya, quien por fin dio un golpe en la mesa la semana pasada. Sin embargo, su trama ha vuelto a sufrir un frenazo cuando la chica misteriosa, con rostro de anciana, se acerca a Arya y le asesta varias puñaladas en la barriga. La pequeña de los Stark, que estaba a horas de zarpar rumbo a Poniente, se revuelve y consigue escapar lanzándose al agua, aunque unas perforaciones así o se curan pronto o adiós muy buenas. No obstante, dudamos mucho que el camino de Arya acabe aquí.

En esta ocasión, Daenerys, que terminó el 6x06 montada sobre Drogon dispuesta a conquistar Poniente, ha estado ausente en cuerpo, pero no en 'alma'. Cuando se piensa en hermanos, a la mente nos vienen los Stark. Parece que todos los espectadores les tienen un cariño especial. Sin embargo, capítulo a capítulo, Yara y Theon también se están ganando un hueco en nuestros corazones. En una escena en la que se reveló el interés de Yara por las mujeres, esta y su hermano (el pobre bastante mal lo ha pasado para que encima le lleven a un burdel a mirar) refuerzan su relación y desvelan su próximo movimiento: ir a Meereen para pactar con la Madre de Dragones y recuperar las Islas del Hierro de manos de su tío y ahora rey, Euron Greyjoy. Será interesante ver la reacción de Dany a esta propuesta, si es que consiguen llegar con vida a Essos.

Sabemos que es complicado mantener un nivel alto en una ficción cuando hay tantos frentes que cubrir y tantas expectativas que saciar, pero 'Juego de tronos' empieza a necesitar más que regresos de personajes (Benjen, Rickon, Edmure, Sandor...). Los responsables de la serie ya han demostrado de lo que son capaces en infinitas ocasiones. Solo queremos que dejen a un lado el ritmo plano que ha caracterizado a este último capítulo y nos vuelvan a dejar con la boca abierta.

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