Los jugadores de cartas y fumadores de pipa, de Cézanne, juntos en Londres

  • Londres.- La galería Courtauld, de Londres, conocida por su exquisita colección de arte impresionista y post-impresionista, dedica a partir del jueves una exposición a obras maestras de Cézanne que tienen como temática jugadores de cartas y fumadores de pipa.

Los jugadores de cartas y fumadores de pipa, de Cézanne, juntos en Londres
Los jugadores de cartas y fumadores de pipa, de Cézanne, juntos en Londres

Londres.- La galería Courtauld, de Londres, conocida por su exquisita colección de arte impresionista y post-impresionista, dedica a partir del jueves una exposición a obras maestras de Cézanne que tienen como temática jugadores de cartas y fumadores de pipa.

La Courtauld es dueña de un cuadro de la serie de jugadores, que Cézanne (1839-1906) pintó en la década de 1890 en Aix-en-Provence (Francia), por los mismos años de su famosa serie de bañistas, utilizando como modelos a campesinos que eran empleados suyos, como el jardinero de su finca de Jas de Bouffan.

Para la exposición, que podrá visitarse hasta el 16 de enero, la galería ha logrado reunir tres de los cinco óleos existentes, el de su propia colección y los del Museo de Orsay (París) y el Metropolitan Museum of Art neoyorquino, adonde viajarán luego.

Faltan los de la Fundación Barnes (Pensilvania, EEUU) y el perteneciente a una colección particular europea, que no los han podido o querido prestar.

Mucho se ha escrito sobre estas pinturas de Cézanne, sobre el orden en que fueron creadas, las fuentes de inspiración y sobre el impacto que, como toda su obra, han tenido en las vanguardias del siglo XX, comenzando por el cubismo.

Los cinco cuadros de la primera serie se diferencian no sólo por el tamaño sino también por el número de personajes retratados. En los más simples, el del Courtauld y el Museo de Orsay, aparecen sólo dos jugadores de perfil con una mesa en el medio en la que hay una botella de vino y curiosamente falta el vaso.

En los otros, de composición más compleja, aumenta el número de figuras con la aparición de un tercer jugador sentado de frente, en un caso, y una o dos figuras, en los otros -un hombre con pipa y una niña- que observan la partida.

Hasta ahora se creía que los cuadros con sólo los dos jugadores fueron los primeros que pintó Cézanne, pero los expertos del instituto Courtauld han llegado, tras detallados estudios técnicos, a la conclusión contraria: los más simples fueron los últimos y reflejan una fase final de depuración y refinamiento del tema abordado.

Los dibujos preparatorios parecen indicar en cualquier caso que el artista hizo posar a sus campesinos individualmente y no en grupo alrededor de una mesa, y que luego construyó artificialmente cada escena, añadiendo una pesada cortina o una curiosa percha para colgar las pipas, según los casos.

Caracteriza a todas las figuras un aire de monumentalidad, solidez y serenidad que recuerda el arte de los primitivos italianos y que contrasta fuertemente con las escenas de la llamada pintura de género que representan a jugadores viciosos, borrachos y ruidosos de las tabernas populares.

Nada hay además de moralizante en las escenas de Cézanne, que si tienen algún precedente, tal vez haya que buscarlo en algún cuadro de su compatriota Jean-Baptiste Simeón Chardin, como el titulado "Le Château des Cartes", pero de cuya dimensión filosófica no hay tampoco huella en esas obras de Cézanne.

Las figuras de Cézanne aparecen estáticas, inexpresivas, casi abstractas, sin que el pintor parezca identificarse con esos campesinos a los que pinta, que parecen aislados de su hábitat cotidiano.

No hay una descripción naturalista del espacio o de una situación concreta y en su quietud y aislamiento incluso dentro del grupo, esas figuras parecen simbolizar al creador solitario que fue siempre Cézanne, contribuyendo así al mito.

Igualmente impresionante es la segunda serie, la de fumadores de pipa, representada por cuatro lienzos procedentes de la propia Courtauld, de la Städtische Kunsthalle, de Mannheim (Alemania), del Hermitage, de San Petersburgo, y el museo Puschkin, de Moscú.

Para estos y otros cuadros, Cézanne utilizó también como modelos a los campesinos locales, que representaban para él como el equivalente humano de la montaña de Sainte-Victoire, que pintó también tantas veces.

"Me gusta sobre todo el aspecto de la gente que ha envejecido sin romper con las viejas costumbres", escribió el pintor en cierta ocasión.

Una joya de pequeña exposición es en suma ésta de la Courtauld, que tanto puede ayudarnos a comprender a uno de los pintores más influyentes del arte moderno.

Joaquín Rábago

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