Consejo de Seguridad condena ataque en que murió un "casco azul" de UNAMID

Naciones Unidas, 14 ago.- El Consejo de Seguridad de la ONU condenó hoy "en los términos más enérgicos" el ataque contra un centro de la misión conjunta de Naciones Unidas y la Unión Africana en Darfur (UNAMID) en la región sudanesa de Darfur del Sur en el que murió un "casco azul" bangladeshí.

"Los miembros del Consejo de Seguridad condenan en los términos más enérgicos el ataque por un hombre armado contra un centro de UNAMID localizado en la ciudad de Nyala (Darfur del Sur)", afirmó en un comunicado de prensa la presidencia de turno del Consejo, que ostenta este mes Francia.

El fallecido, miembro de una unidad policial procedente de Bangladesh, murió en un ataque el domingo en el que también resultó herido otro "casco azul", cuando un grupo de hombres rodearon y dispararon contra el centro comunitario que la UNAMID gestiona dentro del campamento de refugiados de Otash.

Los quince miembros del máximo órgano internacional de seguridad expresaron sus condolencias a los familiares del fallecido y al Gobierno de Bangladesh e hicieron un llamamiento a las autoridades de Sudán para que abra una investigación del incidente y lleve a los responsables ante la justicia.

Por último, el Consejo de Seguridad reiteró en el mismo comunicado todo su apoyo al trabajo de la misión conjunta de Naciones Unidas y la Unión Africana en Darfur e hizo un nuevo llamamiento a todas las partes en la región de Darfur del Sur para que cooperen con UNAMID.

Desde el despliegue inicial de la misión conjunta el 31 de diciembre de 2007, han muerto ya 38 "cascos azules" como resultado de ataques contra una fuerza de paz, compuesta en la actualidad de 16.200 militares y 4.700 policía, y cuyo cometido es proteger a la población civil ante el conflicto entre Jartum y rebeldes locales.

El conflicto comenzó en enero de 2003, cuando dos grupos armados se rebelaron contra el Gobierno de Sudán por la situación de pobreza en la que se encontraba sumida esa región. Desde entonces, unas 300.000 personas han perdido la vida y al menos dos millones y medio más se han visto obligadas a abandonar sus hogares.