Estado de alarma

Entre la escasez y el riesgo: la vida de los 'riders' en plena cuarentena por el virus

Un repartidor de la empresa de reparto a domicilio Glovo. /Glovo
Un repartidor de la empresa de reparto a domicilio Glovo. /Glovo

"Nosotros seguimos trabajando. Nos gustaría no hacerlo, pero necesitamos pagar las cuentas cuando termine el mes y al ser autónomos no tenemos ningún tipo de protección económica. En mi opinión personal, no deberíamos estar en las calles porque podemos seguir propagando el coronavirus, pero Glovo no ha suspendido su actividad. Esto debería ser una cuarentena para todos y no para todos menos los 'riders". Alexander es uno de los repartidores de Glovo que asegura no poder quedarse en casa tras la declaración del estado de alarma por parte del Gobierno y contó a este medio cómo es trabajar en un periodo de cuarentena.

"Estamos muy expuestos. Tres amigos que reparten para  Uber Eats y salieron en los últimos días ya tienen el virus. Hay otros dos con síntomas que todavía no han obtenido los resultados de las pruebas, y esos son solo los que yo conozco", aseguró Alexander. Él lamenta que la compañía no les haya dado "guantes, mascarillas, o algo… Solo nos llegó un mensaje un día solicitándonos que actualicemos la aplicación para que podamos hacer las entregas sin que la persona tenga que firmar un comprobante con el objetivo de eliminar los contactos físicos, pero nada más", y agregó que, para él, la compañía debería cuidar un poco más a sus trabajadores, a pesar de su condición de autónomos: "Al final, estamos prestando un servicio clave para muchos ahora mismo". 

Diego Spitaleri es otro 'rider' que relató a este medio cómo se ha visto afectado su bolsillo en los últimos días. "Somos demasiados repartidores para los pocos pedidos que hay y no vamos a ganar lo mismo, aunque sigamos en las calles". Diego detalló que desde que inició a trabajar en la plataforma -en septiembre 2019 llegó de Venezuela- ha ingresado en sus mejores meses unos  1.000 euros al mes, pero lo normal es ganar 600 euros despachando a tiempo completo. Estas semanas serán duras porque estimó que cobrará "como 100 euros... No más de 200 en marzo". Lo único que le ha dado un poco de 'alegría' estos días es que "me han hecho pedidos a restaurantes cerrados y cada vez que reporto que llegué a un local sin servicios me pagan 2,5 euros y cuando está lloviendo, como ocurrió el fin de semana, 3,25. Gané como 10 euros en 30 minutos, pero eso tampoco es sostenible".

Además, la logística ya no es igual. Diego explicó que normalmente el lunes la plataforma establece el horario para cada empleado de jueves a domingo, y el jueves reparte las horas laborales de lunes a miércoles, pero esto dejó de pasar hace unos días sin ninguna explicación. "Ahora hay que trasladarse a alguna buena zona como Goya para ver si se abre algún hueco. Hoy misteriosamente apareció uno entre las 11:00 y las 12:00 cuando estaba en el área". El cierre de restaurantes ha achicado el abanico de opciones para los usuarios, lo que ocasiona una caída en el número de pedidos.

Los supermercados que posee la compañía de servicios a domicilio son de los pocos comercios funcionando en que se reciben solicitudes y siempre hay más de una decena de 'riders' agolpados en sus puertas esperando a que un cliente compre a través de la aplicación, lo que juega más a favor de la oferta que la demanda, según el joven.  La situación se enreda todavía más al considerar que "llegar primero no lo es todo. La plataforma valora la puntuación de cada uno a la hora de ofertar espacios. Yo tengo una valoración de 91 en mi trabajo y hay otros que tienen 100, por lo que a mí muchas veces me quedan para elegir las horas que nadie quiere. La verdad es que no soy tan autónomo. Trabajo cuando Glovo -o su algoritmo- me lo permite".

En cuanto a los clientes, Alexander desvela que "sí se están tomando las precauciones en serio. Algunos me piden que deje su orden en el ascensor, otros me avisan de que ellos van a bajar a recogerla y unos pocos me solicitan que la deja en la puerta y les comunique cuando haya retrocedido un par de metros, aunque igual hay riesgos porque los dos tocamos la bolsa", cuenta el joven. La experiencia de Diego ha sido la misma hasta ahora, pero quiso resaltar que ya una persona se solidarizó con él y le dio una propina por trabajar durante una crisis como esta. Los dos han sido de las pocas personas en ver con sus propios ojos ese 'otro Madrid'. Diego describe las calles de la capital como una ciudad donde "no hay nadie caminando. Solo te cruzas con guardias de vez en cuando, pero tampoco dicen mucho y todas las terrazas están vacías. Yo incluso conduzco la bicicleta por la acera y me he dado el lujo de saltarme algunos semáforos".

Los más afectados por las medidas del Gobierno, según el joven, han sido los extranjeros sin papeles que alquilan cuentas en la plataforma para ganar un poco de dinero: "La mayoría de mis amigos está en esa situación irregular y claramente prefieren esquivar una multa de 600 euros a ganar lo poco que vamos a recaudar estos días". Por su parte, Alexander insiste en que le gustaría aparcar la bicicleta porque así como los clientes están tomando todas las precauciones posibles para no verse perjudicas por el coronavirus, a él le gustaría tomar las suyas. 

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