Libre de coronavirus

Massalcoreig escapa al confinamiento en Segrià: "Se hizo bien y no era justo"

La alcaldesa de la localidad asegura que durante el pico más alto del coronavirus no se registró ningún caso y la familia que había dado positivo hace unos días acaba de superarlo. 

Montserrat Jové, alcaldesa de Massalcoreig
Montserrat Jové, alcaldesa de Massalcoreig
Cedida

Los poco más de 500 habitantes de Massalcoreig (Lleida) siguen  mirando de reojo a uno de los rebrotes de coronavirus que más preocupa en España: la comarca de Segrià. In extremis lograron no tener que cumplir el confinamiento estricto que sí se ha impuesto a otras cinco localidades cercanas, además de Lleida. Los vecinos reconocen que en el peor momento de la crisis sanitaria "lo hicimos muy bien" y su alcaldesa, Montserrat Jové, asegura que en aquellos días "aquí no hubo ningún caso". Sí han tenido un positivo reciente pero que el pasado martes "ya dio negativo". Es por ello que desde el ayuntamiento no han cejado en su empeño de que desde la Generalitat atendieran a su petición de "no limitar la movilidad por las calles, no cerraran las terrazas de nuestros bares ni el uso de las instalaciones municipales, concretamente las piscinas públicas, especialmente ahora que se espera una ola de calor". 

Son algunas de las peticiones de la carta que la propia alcaldesa llevó a la delegación del Gobierno el pasado martes y que ha dado su fruto, quedando fuera del estricto confinamiento que solo permite salir de casa para ir a comprar, trabajar, acudir a la farmacia o prohíbe las reuniones de más de 10 personas.  Tanto los vecinos como los concejales veían un poco injusto tener que volver al confinamiento porque durante este nuevo rebrote solo se había dado un caso positivo, el de una temporera que vive en la localidad todo el año y trabajaba en una cámara de fruta de Aitona, otra localidad del Bajo Segrià que sí ha sido más golpeada por el coronavirus. Allí le hicieron un test PCR y tanto ella como toda su familia ha estado confinada durante 14 días "hasta que el pasado martes dio negativo", asegura una alcaldesa que no ha dudado en ser ella misma las que les hacía la compra para evitar que salieran para nada. 

No fue hasta ayer por la mañana cuando Jové conoció la "buena" noticia y acudió al supermercado y bares de la localidad para indicarles que sí podrían abrir. Quizá por eso los propietarios del Bar Montse, uno de los dos que hay, abrieron dos horas y media más tarde de lo habitual después de leer hasta dos veces el mensaje que corrió como la pólvora entre los vecinos en el que les decían que la localidad estaba libre de confinamiento. Sus clientes habituales esperaban en la puerta y al grito de "ya era hora" festejaban no tener que volver a encerrarse en sus casas. 

La alcaldesa recuerda en todo momento que siguen bajo el confinamiento de toda la comarca, pero "la gente mayor podrá salir de paseo y estirar las piernas, la gente joven podrá ir a la piscina a refrescarse y todo el mundo podrá trabajar", recalca. El ayuntamiento aseguraba en esa carta ser responsable de que las instalaciones estuvieran abiertas cumpliendo las normas de seguridad. A la piscina solo pueden acudir las personas que han comprado el abono de temporada, evitando así que vecinos de otras localidades acudan a pasar un día. 

Las conversaciones del día en ese bar de la Carrer Nou número 83 eran sin duda la situación del rebrote en Lleida "donde sí se está pasando mal", declaran a este medio. Desde que el pasado mes de marzo se decretara el estado de alarma "no se sirven los mismos cafés ni cervezas", lamenta el propietario, pero reconoce que "los cafeteros de toda la vida no fallan". Eso sí, en lugar de acudir en dos ocasiones al bar "ahora lo hacen una al día". Porque el miedo al coronavirus, pese a no haber tenido ninguna pérdida entre los vecinos "es muy real".  El mismo mensaje transmiten desde el Bar Esteve, situado en la misma calle, cuarenta números atrás, y donde también se puede comprar lotería, habiendo entregado en dos ocasiones premios de alrededor de un millón de euros en los sorteos de la Bonoloto y Primitiva.

Allí no dudaron tanto ayer a la hora de abrir porque estaban resignadas a que "si había algún caso no podríamos hacerlo". Defienden no tener que confinarse porque además de cero casos "somos un pueblo muy pequeño pero con mucho espacio", incluido su local. "Podemos separar las mesas sin problema garantizando la seguridad", aseguran una de las dueñas que junto a su cuñada están al frente del negocio. Si hubieran tenido que volver a cerrar "hubiera sabido mal, pero gracias a Dios no dependemos solo de este negocio", respira. Lamenta que muchos otros negocios "puede que corran otra suerte y en el mismo Lleida negocios pequeños seguro que no podrán volver a abrir una vez pase todo". Su clientela asegura que "no falla" pero todos van "con mucha más cautela y con mascarilla".

Y eso lo garantiza la alcaldesa. "Aunque ha costado, todos los vecinos del pueblo ya se han acostumbrado a seguir las medidas de seguridad e higiene y, por eso, no creíamos que tuviéramos el mismo riesgo de contagio que otras poblaciones". En las calles del pueblo viven ahora con alegría poder seguir con sus comercios abiertos. No se trata de una localidad que crezca en población en los meses de verano, pero sí reciben temporeros para los que también pide a la Generalitat más vigilancia. 

Massalcoreig forma parte de la baja Segriá, donde antes empieza la campaña de la fruta -mediados de marzo- y son de los primeros que acogen la gran afluencia de temporeros que llegan. La alcaldesa asegura que los que llevan con ellos desde el confinamiento "están todos muy controlados y los agricultores del pueblo ya tienen a los suyos contratados". Es por eso que trasladaron a la Generalitat su preocupación "por la llegada constante de inmigrantes ilegales y también temporeros venidos de toda España en busca de trabajo que provoca nerviosismo ya que no disponen de un lugar donde alojarse y dormir y lo hacen en nuestras calles y plazas". Así "pedimos más refuerzo de cuerpos de seguridad en las entradas y salidas de nuestro  municipio que impidan la llegada de más personas en Massalcoreig y que nos ayuden a mantener el pueblo libre de infección".

"Somos un pueblo pequeño y todos nos conocemos y cuando toca ayudar ayudamos", asegura Montserrat Jové, quien llegó hace un año a la alcaldía e hizo todo lo posible para evitar un nuevo confinamiento pidiendo a los miembros del Procicat de la Generalitat que "fueran laxos". Y así fue. Ella misma llevó la compra a esa familia que "me pasaba la lista de lo que necesitaba por whatsapp". Ahora traslada a todo el pueblo que "hay que seguir respetando las medidas de seguridad y utilizando la mascarilla porque esta situación va para largo y no hay que bajar la guardia. No sabemos el privilegio que tenemos". 

Massalcoreig sigue dentro del confinamiento perimetral del Segrià que ya se aprobó el pasado 4 de julio, por lo que apuesta la alcaldesa por "seguir cumpliendo con el mantra de manos– distancia–mascarilla" y está de celebración... por ahora. La cifra de contagios de coronavirus detectados en las últimas 24 horas ha alcanzado un nuevo máximo desde el fin del estado de alarma y el comienzo de la nueva normalidad con 390 positivos, 127 más que ayer, de los que 160 han sido diagnosticados en Aragón y 91 en Cataluña.

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