300.000 personas confinadas

Miedo e indignación en los epicentros de los rebrotes: "Se veía venir de lejos"

Vecinos de las comarcas de A Mariña, Ordizia y Sadriá critican la relajación de población e instituciones. Frases como "aquí no hay de eso" han dejado paso a otras como "esto va a durar todo el verano". 

Vecinos de Ordizia (Gipuzkoa) hacen cola este lunes para acudir a las carpas instaladas para realizar pruebas PCR
Vecinos de Ordizia (Gipuzkoa) hacen cola para acudir a las carpas para realizar pruebas PCR
EFE

"Estoy enfadada con el mundo porque se nos ha olvidado muy rápido todo lo que ha pasado". Es la indignación de una joven que vive en Burela (Lugo) y el sentir general de muchos de los 300.000 ciudadanos que a día de hoy han vuelto al confinamiento en A Mariña (Lugo), están a punto de hacerlo en Ordizia (Guipuzcoa) o tienen un pie en volver a encerrarse en casa como en Sadriá (Lleida). Todos están pendientes de cómo evolucionan los tres brotes más preocupantes de los 60 que hay en España. El miedo, la indignación y la incertidumbre van de la mano del pánico a lo que un nuevo golpe del coronavirus puede hacer en la salud y en la economía de estas comarcas. Y lo que más lamentan todos los consultados por La Información es que esta situación "se veía venir"... "y de lejos" porque "no se ha tomado ninguna medida" o "en cuanto abrieron los bares esto era una fiesta" o "me cansé de escuchar la frase: 'Aquí no hay de eso'".

En Burela se encuentra el hospital hasta el que llegan los casos más críticos en la comarca de A Mariña (400 personas confinadas). Solo hay siete ingresos, lo que hace pensar a los lugareños que estamos ante un brote menos virulento, que corrió como la pólvora entre los más jóvenes y que está empezando a dejar las calles desiertas "por miedo". El dueño de una tienda que lleva más de 30 años ubicada en una de las calles más céntricas de la localidad asegura que "por la mañana se ve algún vecino que sale a comprar pero las calles son un desierto". En su caso no han bajado la guardia en las medidas de seguridad a la hora de vender, pero sí ha sido testigo de cómo muchos de los vecinos no se habían tomado muy en serio la obligatoriedad de llevar mascarilla. "A muchos no les dejamos entrar en la tienda", asegura. 

Con este rebrote se ve obligado a cerrar una de las dos puertas que dan acceso a su establecimiento. El fantasma de la crisis cada vez se hace más real en unos negocios locales que se han visto muy afectados, "sobre todo los hoteles y restaurantes". Hace unos días la dueña de un hotel aseguraba que las reservas -"que habían despegado"- volvían a esfumarse. Su queja es la más repetida: "No hemos sido conscientes de lo rápido que corre esto". 

El pasado domingo, un restaurante italiano decidió cerrar la terraza que había abierto semanas antes para ayudar en la lucha contra la pandemia que se ha cebado con A Mariña desde que surgieran los primeros positivos, el pasado 23 de junio, en tres bares del puerto. "Ya se veía que la cosa no iba a salir bien y se ha ido aguantando pero cuando llegaron los marineros, las reuniones familiares, las celebraciones de algunas comunidades...", asegura este burelense, que duda de que se pueda atajar el brote este verano.

"Cuando empezaron a abrir los bares esto era una fiesta y la gente se olvidó de todo", asegura una joven que pasó el confinamiento en A Coruña pero que, en cuanto pudo salir de la provincia, se fue junto a su familia burelense. Cuando llegó le costaba entender que "muy pocos llevaban mascarilla y no había ningún control a la hora de socializar". Y ese descontrol es lo que ha agravado el brote.  En declaraciones a este medio desde el ayuntamiento aseguraban que los rastreadores llamaban para saber a quien confinar tras la confirmación de un positivo y pocos aportaban información fiable. Hasta 200 test diarios hacen en el hospital "de lunes a domingo" pero sin paciente cero y datos concretos de los posibles afectados el número no hace más que crecer hasta alcanzar los 131 positivos.

Sí se hicieron muchas colas en Ordizia (Guipuzcoa) para hacerse un test una vez se conoció un brote, también en unos bares. 1.500 pruebas se han realizado en un dispositivo organizado desde el ayuntamiento. En sus filas la sombra de un posible confinamiento es el tema de conversación de los vecinos que se acercan a petición de un ayuntamiento que ya ayer cerró parques y la biblioteca. "Veremos si hay suerte" o "me acerco por precaución" son algunos de sus testimonios minutos antes de que el alcalde hablara de autoconfinamiento. Es la respuesta al miedo que se respira en la ciudad.  

El pulso a esta nueva situación en Ordizia lo tomamos desde una céntrica peluquería donde su dueña además de indignación se desespera ante la crisis económica que se avecina: "El negocio empezó a remontar hace unas semanas pero ahora para estar en casa la gente dejará de venir a cortarse y teñirse el pelo otra vez". Lamenta que se trata de un sector que "tuvimos que sacar a todos los trabajadores corriendo del ERTE porque al principio había lista de espera" pero ahora con este rebrote "nos los comemos con patatas". Entre las conversaciones de sus clientes, el posible paciente cero, un hombre que habría llegado desde Lleida -el foco que más preocupa de toda España- pero "sin tener que señalar a nadie aquí se han hecho las cosas muy mal y esto se veía venir... de lejos". 

"Mis medidas de seguridad son alucinantes en la peluquería pero voy a un bar o una tienda y hay dueños que no tienen ni la mascarilla puesta", continúa tras asegurar que en algunas terrazas la relajación también ha llegado "y los primeros días limpiaban cada vez que se iba a sentar alguien nuevo pero ya ni eso". El fallo tiene claro que ha sido el no uso obligatorio de la mascarilla porque "hasta que a la gente no le toca el bolsillo y le frían a multa no hacemos caso y ahora tenemos lo que nos merecemos". Esta peluquera también nota miedo entre la población. "Aquí en el pueblo hay mucho miedo, algo que cuando abrieron los bares y todo era una fiesta no había".  

A 300 metros una farmacéutica también nota el pánico que tiene la población a dar un paso atrás en la nueva normalidad. Así lo cuentan desde una de las farmacias de la localidad guipuzcoana a este medio situada a menos de cinco minutos de la peluquería. No olvidan el daño que hizo el coronavirus durante el confinamiento del país en la residencia de ancianos y ahora "llegaría la segunda ola". Limitar el aforo, uso obligatorio de mascarilla, distancia de seguridad... la farmacia sigue tomando las mismas medidas de protección "o incluso más que la primera vez" porque el brote "se esperaba" porque "la gente anda muy relajada y estaba cantado". Lamentan la relajación que les entró a la población porque "al final cada uno tiene que se consciente de lo que hace y sabiendo lo que ha pasado...", lamentan. 

El golpe económico no solo es al pequeño comercio "que por supuesto" pero las "grandes empresas no están para tirar cohetes y las pymes ni te cuento", asegura esta mujer que lamenta este rebrote, "las pocas medidas de la ciudadanía y del propio gobierno vasco". No entiende por qué desde que se acabara el estado de alarma no se haya visto "ningún tipo de orden" y que los mayores "que habían empezado a salir con pánico y ahora no se les volverá a ver salir hasta que no pase un brote que si no hay confinamiento seguirá". Y concluye: "Parece que solo aprendemos cuando nos dan de tortas". 

Pocas tortas hay en una cafetería de Lleida para pedir un café porque ahora "la gente no sale de sus casas por miedo".  Lo que antes era llegar y disfrutar de un café conversando ahora es tomarlo en cuestión de minutos y marcharse. Uno de sus camareros,  que ronda los cincuenta años, prefiere no pensar en tener que volver al ERTE, del que salió en cuanto el país se puso en marcha pero que ve que la bajada de clientes es considerable porque la gente un nuevo rebrote "da más miedo aún". La búsqueda de empleo le ha llevado hasta una comarca que a día de hoy es uno de principales focos del mapa de rebrotes en España sumando 100 casos más en las últimas 24 horas (la curva puede alcanzar la cifra de 1.000). En el establecimiento los clientes son ajenos a dicha actualidad porque "nunca se han puesto las noticias en la televisión", lo que no impide que más de uno manifieste lo "incómodo de la situación". 

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"Estoy enfadada con el mundo porque se nos ha olvidado muy rápido todo lo que ha pasado". Es la indignación de una joven que vive en Burela (Lugo) y el sentir general de muchos de los 300.000 ciudadanos que a día de hoy han vuelto al confinamiento en A Mariña (Lugo), están a punto de hacerlo en Ordizia (Guipuzcoa) o tienen un pie en volver a encerrarse en casa como en Sadriá (Lleida). Todos están pendientes de cómo evolucionan los tres brotes más preocupantes de los 60 que hay en España. El miedo, la indignación y la incertidumbre van de la mano del pánico a lo que un nuevo golpe del coronavirus puede hacer en la salud y en la economía de estas comarcas. Y lo que más lamentan todos los consultados por La Información es que esta situación "se veía venir"... "y de lejos" porque "no se ha tomado ninguna medida" o "en cuanto abrieron los bares esto era una fiesta" o "me cansé de escuchar la frase: 'Aquí no hay de eso'" . En Burela se encuentra el hospital hasta el que llegan los casos más críticos en la comarca de A Mariña (400 personas confinadas). Solo hay siete ingresos, lo que hace pensar a los lugareños que estamos ante un brote menos virulento, que corrió como la pólvora entre los más jóvenes y que está empezando a dejar las calles desiertas "por miedo". El dueño de una tienda que lleva más de 30 años ubicada en una de las calles más céntricas de la localidad asegura que "por la mañana se ve algún vecino que sale a comprar pero las calles son un desierto". En su caso no han bajado la guardia en las medidas de seguridad a la hora de vender, pero sí ha sido testigo de cómo muchos de los vecinos no se habían tomado muy en serio la obligatoriedad de llevar mascarilla. "A muchos no les dejamos entrar en la tienda", asegura . Consulta toda la información en el enlace de la biografía . #lleida #confinamiento #pandemia #mascarillas #coronavirusespaña #mascarilla #actualidad #sanitarios #mascarillasfaciales #desescalada #hospitales #pandemiacoronavirus #desecaladaresponsable #brotes #confinados #ordizia #burela #amariña #rebrotes #Henneo #NoticiasEspaña #LaInformacion

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