Un nuevo alza en el Salario Mínimo ha encendido las alarmas en una buena parte del sector agrario. Desde una de las principales organizaciones profesionales de esta actividad, Asaja, han tachado la decisión de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo Yolanda Díaz de elevar el SMI un 5% hasta los 1.134 euros mensuales de "inasumible". Por este motivo, piden ayudas para que los agricultores puedan hacer frente a este incremento de los costes salariales. En concreto, han propuesto el establecimiento de bonificaciones al empleo para los empresarios del sector. Una reivindicación que han transmitido a través de las patronales CEOE y Cepyme.
Otra consecuencia no deseada del alza del SMI, avisan desde Asaja, estaría en otro incremento del precio de los alimentos. "Algo que el propio Gobierno está intentando combatir ocn la reciente prorroga de la bajada del IVA para algunos productos básicos de la cesta de la compra".
"Desde Asaja no nos negamos a que se suba el SMI a los trabajadores, pero reclamamos apoyo para que el sector agrario pueda asumirlo", han declarado desde Asaja donde estiman que con la última subida el Salario Mínimo este ha engordado al menos un 41% desde 2020. Si se le añade el impulso del 22,3% que recibió esta figura en 2019, la escalada del smi alcanzaría el 63,3%.
Esta organización agraria también ha llamado la atención sobre la situación de agricultores y ganaderos que han describo de "muy preocupante, tras un año (en algunos casos dos) de dura sequía que ha mermado las cosechas", así como "varios años" en los que se han encarecido los insumos (semillas, piensos, abonos y combustibles) "y con unos precios de venta que no permiten repercutir costes". En este sentido, también alertan del número de explotaciones que están cerrando a diario.
Consecuencias en el empleo agrario
En cualquier caso, Asaja viene siendo muy crítica en los últimos años con la intensidad con que se ha incrementado el Salario Mínimo durante los gobiernos de Pedro Sánchez. Para esta organización, el ritmo en que aumenta el SMI está teniendo consecuencias sobre el empleo agrario.
Como ejemplo, mencionan que en el año 2022, el incremento de los costes salariales, "unido a los nefastos efectos de la reforma laboral", mermaron el empleo en el campo en 86.900 trabajadores. Mientras que el año pasado, solo en el tercer trimestre el número de ocupados en la actividad agraria y ganadera cayó en 34.000 personas con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior. "Esta última subida agravará, inexcusablemente, la tendencia de reducción de empleo en el sector", concluyen tajantes desde Asaja.
