Nuevas exigencias del supervisor

El BCE empuja a los bancos a implicarse en la lucha contra el cambio climático

El Banco Central Europeo pone como ejemplo de buenas prácticas a aquellas entidades que han asumido los compromisos cero neto de cara a 2050, que supone alinear su estrategia con el Acuerdo de París.

Governing Council Press Conference at the ECB in Frankfurt - 27.10.2022 ECB president Christine Lagarde addresses the audience during the ECB Governing Council Press Conference on 27 October 2022, Frankfurt, Germany.
El BCE da dos años a los bancos para que se adapten a los protocolos climáticos
Sanziana Perju/ECB

El Banco Central Europeo continúa reforzando sus mecanismo pro clima, tras los resultados del primer test de estrés climático a la banca, que publicó este verano de forma agregada para impedir que el mercado castigara las diferencias entre entidades en este primer análisis, que se consideró una prueba inicial. Esta evaluación que fue plantead por el BCE en 2020, pretendía arrojar luz sobre cómo afectan las cuestiones medioambientales a los balances de las entidades financieras y cómo estaban de alineados los bancos con las expectativas supervisoras del organismo

Tras analizar un total de 186 bancos con más de 25 billones de euros en activos, el supervisor bancario europeo afirma que aunque se han reconocido y generalizado las buenas prácticas, todavía están lejos de alcanzar los esos objetivos que estableció para identificar y gestionar los riesgos del clima y el medio ambiente de forma más adecuada. Por esta razón, ha fijado un plazo de dos años para que los bancos cumplan con las recomendaciones expuestas en la Guía sobre riesgos ambientales y climáticos publicada en 2020. 

Esta guía pretende que, además de las afecciones climáticas, los balances de los bancos tengan en cuenta otros impactos, como pueden ser la pérdida de biodiversidad, las estrategias a aplicar o la evaluación de los procesos de gestión y gobierno. Junto a la revisión, el regulador bancario ha hecho público un código de buenas prácticas para que aquellas entidades más expuestas puedan replicar los métodos utilizados por las mejor situadas.  Y el Banco Central Europeo marca prioridades. En lo que se refiere a los riesgos de transición, destaca como 'buenas prácticas' la de las entidades que asumen compromisos climáticos alineados con el Acuerdo de París, que fija como objetivo ser cero emisiones en 2050. Otro indicio de que el BCE quiere implicar al sector en su propia gesta contra el cambio climático. El año pasado ya lo estableció así en sus objetivos de política monetaria.

Una medición  de riesgos mejorable

En su revisión, el BCE ha determinado que aunque el 85% de los bancos ya aplican metodologías al respecto en la mayoría de áreas, todavía necesitan más especialización e información sobre los riesgos generados por el cambio climático. Ha criticado que su implementación esté rezagada al tiempo que muestra su preocupación por la capacidad de que estos bancos ejecuten sus planes, ya que en casi todos ellos (96%) se han encontrado puntos ciegos que evitan  identificar estos peligros a los que están expuestos. 

Para avanzar en esta materia, el regulador bancario ha establecido un calendario de hitos que todas las entidades deberán cumplir de forma generalizada, aunque ha abierto la puerta a determinadas excepciones. De esta forma, en marzo de 2023 todos los bancos deberán haber categorizado de forma correcta los riesgos climáticos y ambientales, así como evaluar el impacto que generan sobre sus actividades. 

A finales del año que viene, los bancos deberán haberlos integrado en sus políticas de gobierno, gestión de riesgos y estrategia empresarial. El BCE critica que la mayoría de bancos han adoptado el enfoque de "esperar y ver" a cómo actúan los demás, frente a unos pocos que han comenzado a explicar a sus clientes la transición hacia una economía baja en carbono, aunque ha puesto en valor que todas las buenas prácticas observadas "demuestran cómo el sector puede aprovechar la innovación para abordar los retos". 

Afecciones al capital

Lanza sus críticas, sobre todo, a aquellos que no han fijado límites a los riesgos que asumen a largo plazo para que su impacto sea insignificante en el momento presente. El último hito, fijado para el cierre de 2024, señala que los bancos deberán cumplir con todos los requisitos fijados en la guía publicada en 2020, incluidos los tests de estrés y los procesos de evaluación de la adecuación del capital interno (ICAAP). 

El BCE no descarta tomar "medidas coercitivas" en caso de que las entidades no cumplan con los plazos fijados. De hecho, ya ha impuesto determinados requisitos a más de 30 bancos en el Proceso de Revisión y Evaluación Supervisora (SREP) que lleva a cabo cada año, donde los riesgos climáticos también han formado parte de la puntuación definitiva, con el fin de que se reflejen en los requerimientos del mecanismo Pillar 2. 

Aunque a corto los riesgos climáticos puedan ir incluidos en ese 'pilar genérico individual' de cada entidad, en el medio plazo se espera que tenga su propio castigo en capital. 

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