Brufau busca garantizar la estabilidad de Repsol con 9.300 millones de liquidez

    • El ejecutivo dispone de un gran arsenal de liquidez por si hay lío accionarial y necesita hacer un movimiento extraordinario.
    • La posible salida de Pemex se podría ver a acompañada, más lentamente, por la de otro socio histórico como La Caixa.
La CNMC condiciona la compra de Petrocat por Repsol a la venta de 23 gasolineras, la mayoría en Cataluña
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Enrique Utrera

Josu Jon Imaz es el nuevo consejero delegado de Repsol, y este nombramiento ha sido interpretado por el accionista más díscolo del grupo, Pemex, como símbolo de que Antonio Brufau (enemigo de Pemex) se blinda en la presidencia de la compañía. El primer ejecutivo ha tomado una decisión: compartir el puesto de mando para hacer callar a Pemex, y garantizarse una estabilidad a largo plazo.

La marcha de Pemex, un movimiento largamente esperado, se podría precipitar con esta decisión. La compañía es dueña de una participación del 9,4% que, valorada a precio de mercado, ronda los 2.400 millones de euros. Sin embargo, su posible salida se ha recibido fríamente en el parqué -la cotización ha cerado parácticamente plana en los 19,3 euros- por la presión bajista que una operación de este tamaño supondría.

La presunta salida de Pemex podría ir acompañada de la de otro socio histórico: la Caixa, que ha disminuido su capital desde el 15% hasta el 12% y renunciado al dividendo en acciones en los últimos años. El pasado mes de noviembre, la entidad emitió bonos canjeables por acciones de Repsol sobre un 2,5% de sus títulos, por lo que el riesgo de salida de papel es realmente elevado.

Repsol, sin embargo, tiene poderosas armas a su alcance para hacer frente a un movimiento importante en el capital. El grupo cerró 2013 con una liquidez de 9.282 millones de euros, de las cuales casi 6.200 millones eran efectivo, además de más de 3.100 líneas de crédito sin utilizar. Brufau dispone, así, de un gran arsenal en caso de que tenga que realizar un movimiento extraordinario.

En 2011 se vio obligado a hacerlo cuando llegó a un acuerdo para comprar por 2.572 millones de euros el 10% de la petrolera que estaba en poder de Sacyr. Las circunstancias actuales, no obstante, son distintas, ya que entonces los inversores extranjeros no confiaban en el mercado español, y ahora están comprando acciones en nuestro país a manos llenas.

Ahí radica el éxito de la venta de un 7,5% del capital de Bankia en manos del Estado con una fuerte sobredemanda, o la colocación por parte del banco de una participación de 1.527 millones de euros en Iberdrola, con un descuento de no más del 3% respecto al precio de mercado.

Los analistas también destacan que valores como Gas Natural, que cargan con el peso de la venta del 30% precisamente en manos de Repsol, apenas están siendo presionados en bolsa, ya que el grupo gasista acumula este año una subida que supera el 13%. En plena recuperación de la demanda de activos españoles, Repsol tiene bien atado el futuro accionarial y podría asumir, de ser necesario, una parte de las acciones que se lanzarían al mercado.

La situación ha provocado que algunos pesos pesados de la clase empresarial española salgan a escena. Juan Miguel Villar Mir ha sido uno de ellos: tras convertirse en el primer accionista de Inmobiliaria Colonial, vuelve a relacionarse con la petrolera.

Al dueño de OHL ya le tentó Pemex para participar en una operación de sustitución de Antonio Brufau, aunque finalmente sólo se limitó a escuchar la propuesta. Ahora sería el candidato número uno para remodelar el nucleo duro de la compañía si Pemex se marcha y La Caixa sigue sus pasos.

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