Cinco perfiles ante la subida de precios

¿Cómo afecta la inflación a los hogares? Así funciona el último invento del BCE

Analizamos cómo afecta la subida de precios en una familia numerosa general, en una pareja recién casada sin hijos, en un jubilado, en dos personas solteras y en un estudiante universitario.

Cliente comprando pan en un supermercado de Lidl
¿Cómo le afecta el precio a un español? Así funciona el último invento del BCE.
LIDL

Hasta el momento no existe un quórum entre los economistas sobre cómo medir los precios de manera precisa. Aunque algunos prefieren usar el deflactor del PIB -solo calcula los bienes producidos internamente-, la inmensa mayoría opta por el IPC (Índice de Precios de Consumo). Este medidor tiene muchos críticos porque selecciona una cesta de bienes y servicios un tanto subjetiva en la que, por ejemplo, no tiene en cuenta la compra de una vivienda, pero sí las cirugías estéticas. Esto provoca una desconfianza en el consumidor que puede generar escepticismo acerca de la subida real de los precios en el país. Tras años de discusiones, el Banco Central Europeo (BCE) ha intentado zanjar el debate con la creación de una herramienta interactiva que permite a cada individuo medir su propia inflación y, después, compararla con la del país en el que reside. 

Pero, ¿cómo funciona esta herramienta? Lo primero que hay que hacer es seleccionar el país donde uno vive. Después, la calculadora determinará la tasa de inflación personal en base a los gastos mensuales de las diversas categorías de bienes y servicios. A continuación, se puede comparar el patrón de gasto con la media del país elegido. La diferencia entre ambas tasas indica si la tasa de inflación personal es superior o inferior a la tasa de inflación oficial. Además, se puede ver también qué bienes y servicios han registrado las variaciones más acusadas en las tasas de inflación individuales.

Desde La Información hemos recabado seis perfiles diferentes de españoles para comprobar cómo les afecta la inflación aplicando la nueva herramienta que nos facilita el banco central. A partir de una inflación media en España del 2%, observaremos si los seleccionados, una familia numerosa general, una pareja recién casada sin hijos, un jubilado, dos personas solteras y un universitario, se encuentran por encima o por debajo de la media. La elección de ellos se ha debido a que representan heterogeneidad en el núcleo familiar y variedad en su situación socioeconómica.

María, que está jubilada desde hace 13 años, tiene una tasa de inflación de un 0,1%. Apenas está expuesta a la inflación, pese a tener unos gastos muy superiores a la media en cuidados personales. Sin embargo, la aplicación argumenta que ella está por debajo de la media porque su gasto en transporte fue mínimo. La brecha generacional se distingue en la tasa de inflación de un joven estudiante de la Universidad de Navarra, que fue el pasado mes de un 3,8%. Una cifra superior a la media de España por su gasto en vivienda. Deducimos que un joven que estudia en la universidad tiene una exposición mayor a la inflación -casi un 4% más-que la de un jubilado.

La tasa de inflación de un entrenador de fitness, que es autónomo y soltero, fue del 6,1%. Más de cuatro puntos porcentuales con respecto a la media española. Esto se debe a un gasto considerable en vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles. La de una pareja (él farmacéutico y ella abogada) es del 2,7%. La razón de que estén por encima de la media es porque pecan del mismo gasto que el entrenador deportivo. El hecho de que su tasa media sea menor puede deberse a que viven en un distrito con una oferta de alquiler más barata (distrito madrileño de Moncloa) que les ha permitido pagar un menor precio por la vivienda.

Una asistenta doméstica, que trabaja por cuenta ajena, tuvo una tasa media de inflación del 5,5% el mes pasado. Este alto porcentaje se debe no solo al alquiler, sino también al uso del transporte. El hecho de haber gastado más de 70 euros mensuales en tren para ir a trabajar, ha provocado que su tasa media aumente. En España el precio del transporte esta ahora muy alto. En otros países, como Italia, no llega al 3% de subida. Sin embargo, una familia, que tiene tres hijos y vive en el distrito madrileño de Aravaca, tuvo una tasa media de inflación del 1,1%. Puede ser llamativo el hecho de que habiendo tenido gastos mensuales de casi 3.000 euros en alimentación o de 800 euros en restaurantes le afecte menos la inflación. La razón que da la aplicación del banco es porque gastó menos que la media en transporte; vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles, y lo ha compensado.

De la herramienta que nos proporciona el BCE podemos reafirmar dos ideas y sacar algunas conclusiones. La primera idea es que el alquiler está expuesto a la inflación. Las personas que compran una vivienda no sufren la subida de precios porque el indicador no lo mide. Lo podemos observar en la alta tasa de inflación del universitario que alquila un piso frente a la baja tasa del jubilado. La segunda idea es que los bienes de lujo están más protegidos de la inflación que los bienes normales. Así, la familia numerosa apenas sufre este fenómeno pese a tener gastos considerables en restaurantes y hoteles.

La falta de oferta de nueva vivienda ha provocado que los precios se disparen y las personas que alquilan (universitarios, autónomos y trabajadores por cuenta ajena) sufran los efectos más perniciosos de la inflación. La tendencia alcista del petróleo ha hecho que el transporte en España haya aumentado en un porcentaje muy considerable. Sin embargo, si uno está en alquiler y utiliza cualquier tipo de vehículo para desplazarse no debe alarmarse creyendo que su dinero se lo va a robar la tendencia alcista del mercado. Al final, todo forma parte de la cesta de la compra de una familia media y, por lo tanto, la subida del precio no es tan alta como se augura.

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