Florentino y Galán destapan hasta sus miserias con tal de atacarse

  • La batalla judicial que mantienen los dos directivos por el control de Iberdrola ha sacado a la luz sus mayores errores de gestión. Pero, lejos de corregirlos, los utilizan como arma arrojadiza.
Ruth Ugalde

Son dos de los directivos más admirados del panorama empresarial español y, también, los protagonistas de una de las luchas de poder más tensas de los últimos años.

Florentino Pérez, presidente de ACS, e Ignacio Sánchez Galán, primer ejecutivo de Iberdrola, han llevado sus diferencias más allá del consejo de la eléctrica y han llegado hasta los tribunales de Madrid y Bilbao.

Un nuevo campo de batalla donde las armas que se han lanzado el uno al otro se han vuelto en su contra, como un boomerang, destapando sus mayores miserias como gestores.

En el caso de Galán, su denuncia contra la forma en que ACS contabiliza el 12% que posee en Iberdrola pone de manifiesto la multimillonaria pérdida de valor de la eléctrica. Esta caída afecta a todos los accionistas, no sólo a la constructora, y, por tanto, podrían pedir responsabilidades al presidente de la eléctrica, por ser el máximo responsable de la marcha de Iberdrola.

Para ser justos, debe recordarse que esta fuerte pérdida de valor de Iberdrola -que Galán cifra en 900 millones sólo para el 12% de ACS- está condicionada por la crisis financiera que sacude a todo el planeta. Pero, para seguir siendo justos, debe añadirse que el presidente de la eléctrica lleva dos años ocupando los primeros puestos del ránking de ejecutivos mejor pagados de España gracias al generoso bonus que percibe.

Por tanto, mientras los accionistas de la eléctrica han visto caer el valor de su inversión en Iberdrola, Galán se ha premido su gestión con dos bonus de 13 millones de euros. Este tipo de retribuciones, según las prácticas de buen gobierno, deben ir ligadas al logro de resultados extraordinarios a medio y largo plazo. Pero, en el caso del presidente de la eléctrica, se ha borrado la letra pequeña.

Los 10 millones que se embolsó con el bonus correspondiente al ejercicio 2008 se justificaron por la compra de Scottish Power, una adquisición cuyo éxito resulta complicado poner en duda, pero cuyos frutos a medio plazo todavía están por verse. El bonus de 3 millones que ha tenido en 2009 se limita a explicar que responde a "asignaciones estatutarias de ejercicios anteriores", sin más detalle.

Florentino, por su parte, ha utilizado como arma arrojadiza contra Iberdrola el daño que ha causado a ACS quedarse fuera del consejo de administración de la eléctrica y que la compañía cifra en unos 4.000 millones de euros.

En concreto, el hecho de no haber podido consolidar el 12% de Iberdrola ha supuesto para ACS un impacto de 97 millones en la cuenta de resultados, de 1.130 millones en su capitalización, de 1.720 millones en su capacidad de endeudamiento y de 800 millones en el patrimonio.

Tantos malos resultados podrían llevar a algún accionista de la constructora a echar en cara a Florentino Pérez su empecinamiento por Iberdrola. Una operación que ha primado sobre Unión Fenosa, eléctrica que ACS había conseguido engullir controlando sólo la mitad del capital y que tuvo que vender presionada por sus bancos acreedores, y sobre Abertis, que actualmente está en venta.

En medio de este destape de trapos sucios, los jueces han empezado a pronunciar sus primeros veredictos con un empate que, por el momento, no está inclinando la balanza hacia ningún lado. Iberdrola ganó la vista de Bilbao, y ACS, la de Madrid.

Mostrar comentarios