Gana 102.000 € en la lotería y comparte el premio con hasta 20 desconocidos

Los ganadores de la lotería, el Euromillones y otros sorteos similares no siempre se quedan el dinero para ellos mismos. Algunos donan gran parte de sus ganancias a la beneficencia o incluso crean sus propias fundaciones para apoyar causas sociales. Como el ciudadano francés anónimo apodado "Guy", que decidió utilizar su reciente fortuna para crear una ONG de proyectos de conservación y concienciación sobre el medio ambiente.

O como la pareja irlandesa formada por Frances y Patrick Connolly, que obtuvo un bote de casi 135 millones de euros en este sorteo y ya ha regalado la mitad del mismo a organizaciones solidarias. De hecho, al poco tiempo de obtener el cheque, optaron por escribir un listado con 50 familiares y amigos a los que querían ayudar.

El caso de Crystal Dunn, natural de Louisville, es muy similar. Lleva ese carácter solidario en las venas y ha afirmado a la Lotería de Kentucky que siempre está buscando formas de ayudar siempre a los demás. Su última hazaña fue al ganar la lotería local, en concreto un total de 146.351,74 dólares, que al quitar los impuestos y cambiarlo a euros serían unos 102.437,85 euros.

Repartir el dinero

Después de que Dunn descubriera que su combinación había resultado ganadora, se presentó en la sede de la Lotería en Louisville para reclamar el premio. Solo había apostado 20 dólares al sorteo Bank Buster Jackpot Instant Play cuando unos segundos después le apareció un mensaje en la pantalla de su ordenador advirtiendo que había ganado el premio mayor del juego. "Al principio, cuando lo vi, no podía creérmelo" señala en el comunicado de la lotería regional. Fue ya cuando recibió un correo de confirmación de la misma sede de la lotería cuando confirmó que era real.

"Es una sensación bastante emocionante. Nunca pensé que ganaría algo como esto", señaló al recoger el cheque. La mujer, una madre soltera con tres hijos, fue a ingresar el dinero al banco y justo después decidió parar en una tienda para comprar varias tarjetas de regalo por valor de hasta 2.000 dólares en total. 

Estas tarjetas no eran para ella ni para familiares y amigos, sino que empezó a repartirlas por toda el establecimiento a más de 20 desconocidos que se encontraban comprando allí. "Algunos me los devolvían pensando que les iba a pedir algo a cambio. Yo solo recibí un regalo inesperado y quería devolvérselo a la sociedad", apunta. Más allá de su acto de generosidad, Dunn planea utilizar este dinero en otras cosas necesarias en su vida, como comprar un nuevo coche y pagar las facturas que tiene pendientes.