En las denominadas Lagunas de Ambroz

El reino minero de los García-Morato: explota sepiolita en el centro de Madrid

Una nieta del aviador franquista Joaquín García-Morato es presidenta y CEO de Tolsa S.A., dueña del mayor yacimiento mundial de este mineral, en donde un mena murió el lunes ahogado tras acceder al recinto.

Minera de Tolsadeco (Madrid)
El reino minero de los García-Morato: explota sepiolita en el centro de Madrid.
José González

Madrid es una ciudad reconocida por sus rincones llenos de vida. Sin embargo, en esta ciudad de 604,3 kilómetros cuadrados existen lugares desconocidos para su población. Uno de ellos son las llamadas 'Lagunas de Ambroz', en el barrio de San Blas-Canillejas, entre la M-40 y la R-3, que se han convertido en noticia tras el ahogamiento, el lunes, de un menor extranjero no acompañado (mena) cuando se bañaba en el paraje con otros jóvenes, tras traspasar el área protegida por vallas.  Las Lagunas, al estar entre autopistas, han pasado desapercibidas para quienes no viven en la zona pero lo que también se desconoce es que este supuesto lago forma parte de la mina de sepiolita más grande del mundo: la explotación Vicálvaro de la veterana compañía Tolsa S.A.

La empresa -sociedad de la familia de Joaquín García-Morato, piloto de la aviación franquista durante la Guerra Civil fallecido en 1939-, está presidida por una nieta del militar, María José de Larrea García-Morato, que al tiempo es CEO de la compañía. También está  representada por uno de sus hermanos, Miguel de Larrea García-Morato, según el boletín oficial del registro mercantil. Esta firma fue constituida en el año 1957 en Toledo; 19 años más tarde se construyó una fábrica en Madrid que dio paso al comienzo de su expansión a más de 90 países. Este yacimiento, a pocos metros del borde urbano de los distritos de Canillejas y San Blas (en Madrid) y del pueblo de Coslada, es líder en la extracción de sepiolita particular, material que se utiliza, principalmente, como absorbente industrial.

La actual presidenta es hija de María José García-Morato Gálvez, descendiente del piloto de aviación, que contrajo matrimonio con el ingeniero de minas bilbaíno Miguel Larrea Santa Cruz. María José García-Morato mantiene el condado del Jarama, título nobiliario concedido por Francisco Franco a título póstumo, en 1950, a Joaquín García-Morato Castaño, muerto en Griñón en accidente de aviación cuando participaba en una exhibición. 

Tolsa no es una compañía desconocida en el mundo de la minería, y a pesar de tener éxito en la industria, no ha estado exenta de problemas en la explotación del emplazamiento de las Lagunas de Ambroz, que toman el nombre de un arroyo homónimo. Actualmente, para poder funcionar, el Estado debe otorgar concesiones a quienes busquen explotar los terrenos y Tolsa desde hace muchos años que ya se ha hecho con la zona. Sin embargo, estos permisos son limitados y normalmente duran tres periodos de 30 años.

Uno de estos sectores, llamado Tolsadeco, contiene una de las mayores excavaciones de la compañía que en 2007 tuvo que paralizarse de golpe: la concesión acababa ese año y hasta el día de hoy, no existe una resolución por parte de la Comunidad de Madrid para proseguir con las extracciones de sepiolita. "Han pasado 17 años, porque en 2004 iniciamos el expediente de prórroga, y aún estamos a la espera de que la Consejería de Economía, a través de la dirección de Industria de Minas nos de 'luz verde'", cuenta a La Información el director de operaciones, Gonzalo García.

La mina se explotó desde 1977 hasta dicho año, y a causa del 'frenazo' en la producción el agua se acumuló en los huecos excavados hasta formar una enorme balsa de agua en la cual hoy, jóvenes y residentes de la zona, entran de forma ilegal para darse un baño o 'pasar el rato'. Sin embargo, el área es más peligrosa de lo que podría parecer: dos personas fallecieron hace algunos años en estas acumulaciones de agua y el pasado lunes un joven de 16 años murió ahogado al entrar a bañarse junto a unos amigos. Desde Tolsa insisten en que "nunca ha habido lagunas. Son huecos, y son bastante peligrosos para llegar y darse un baño", dice García mientras lamenta la trágica situación que se ha cobrado la vida del menor.

"Como Tolsa lo único que podemos hacer es tener el perímetro vallado y contamos con vigilancia, pero no podemos pelear contra el efecto político o el llamamiento para hacer una actividad recreativa que es lo que nos estamos encontrando", insiste el director de operaciones de la compañía a este periódico. Actualmente, al no poder trabajar en esta zona minera, la empresa explota otras concesiones, como el espacio denominado Victoria II, una zona despoblada donde también se crean huecos de excavación, los cuales al finalizar el trabajo de extracción se vuelven a llenar, con el fin de que no se acumule agua como en Tolsadeco.

El camino de Tolsa para proseguir con los trabajos en las Lagunas de Ambroz no está siendo sencillo: la compañía de los García-Morato tuvo que presentar un plan de restauración del espacio natural y un documento de la Confederación Hidrográfica del Tajo, así como numerosos pliegos para conseguir la prórroga. Al parecer, la demora se debe a que la minera presentó una declaración de impacto ambiental del año 2019 "bien aprobada" pero que "tiene unas salvedades. Eran cinco y ya tenemos solo dos pendientes... pero la tramitación va a a paso de tortuga", explican.

La batalla ecologista

En agosto de 2019, 'Ecologistas en acción' presentó una solicitud en la Comunidad de Madrid por la declaración de impacto renovable ambiental de la compañía minera. "En ella no habían tenido en cuenta los valores faunísticos. En estas lagunas que se crearon esperamos que se puedan renaturalizar porque hay bastantes aves y ecosistemas. Por ese motivo se le pidió a la Consejería de Medio Ambiente que hiciera una revisión de oficio", dice la activista, María Ángeles Nieto.

La formación ecologista asegura que desde hace varios años los vecinos del sector están reclamando la conservación de estas lagunas porque al proceder de la explotación "tienen unos bordes con mucha pendiente y son peligrosos", pero insisten en que no se debería volver a explotar con la minería un espacio que ya ha generado "unos humedales acuáticos y charcas con bastante biodiversidad", resalta Nieto.

Tras un tira y afloja entre la Comunidad de Madrid, Tolsa y los movimientos ecologistas, la prórroga que la minera está esperando hace 17 años se encuentra administrativamente paralizada. Por una parte, los ecologistas buscan que se revise la declaración y "que no sea favorable para que se puedan restaurar las lagunas de forma correcta", cuenta la activista, mientras que la compañía insiste en que no existen problemas por su parte para que se haga una restauración del espacio natural, "pero debemos hacerla técnicamente bien".

Hoy a la espera de una resolución, una de las máximas preocupaciones del grupo minero de los García-Morato es que no se vuelvan a registrar sucesos como el del lunes: "Es una pena que el mundo y los madrileños se enteren de la existencia de la mina por esta tragedia... Nos preocupamos de cambiar la valla todas las semanas con carteles de precaución para evitar estas situaciones". Otro de los objetivos es obtener el permiso para "terminar de extraer lo que se comenzó en 1977 y se frenó en 2007, para luego planificar una restauración final", enfatiza García, quien asegura que Tolsa aún tiene trabajo que hacer en Madrid y que esperan continuar con sus proyectos.

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