De jubilación o invalidez

Estos son los motivos por los que se puede perder la pensión no contributiva

Se prevé que los órganos gestores realicen una revisión de oficio para comprobar que se cumplen los requisitos, pudiendo suspender la entrega, modificar su cuantía o incluso extinguir la prestación.

Dos pensionistas y jubilados sentados en un banco
Estos son los motivos por los que se puede perder la pensión no contributiva
©[kliempictures] a través de Canva.com

En el sistema de pensiones español no todo el mundo logra acceder a la pensión contributiva, que exige un número de años cotizados a la Seguridad Social para poder cobrarla. La mejor opción para quienes no pueden conseguirla es solicitar una pensión no contributiva, que, como se explica en su nombre, no requiere las aportaciones mínimas exigidas. Pero no por eso dejan de tener sus propias condiciones que pueden hacer que el interesado pierda la prestación si deja de cumplirlas.

En primer lugar, los solicitantes deben percibir ingresos menores que el límite definido para recibir la pensión no contributiva. Esta cifra puede variar dependiendo del número de personas con las que viva el interesado, cuyas ganancias se suman para la cuenta. Una sola persona puede recibir hasta 5.639,20 euros anuales para pedir la prestación, pero esto puede aumentar si vive con su cónyuge o con parientes consanguíneos de segundo grado. El límite es de 9.586,64 euros si son dos convivientes, 13.534,08 euros si son tres y hasta 17.481,52 euros si son cuatro, sin que haya un límite definido si son cinco o más.

Este límite de ingresos aumenta si alguno de los convivientes es padre o hijo del solicitante: 23.966,60 euros si son dos, 33.835,20 euros si son tres y 43.703,80 euros si son cuatro. Este dato es fundamental tanto para los solicitantes como para las personas que ya reciben la pensión, ya que podrían perder el derecho a la misma si sus ganancias superan estas cifras.

Para controlar estas condiciones, es obligatorio que el pensionista presente en el primer trimestre una declaración de ingresos o rentas con los datos de su unidad de convivencia al órgano que se encargue de su gestión. Si no acredita que cumple las condiciones a través de este medio, perderá el pago de las prestaciones hasta que lo haga.

El pensionista también debe informar de cualquier variación en su estado civil, cambios de residencia o de sus recursos económicos, ya sean familiares (como una repartición de una herencia) o propios (cuando consigue un trabajo, independientemente de la cuantía del sueldo). La prestación puede resultar afectada si no comunica alguno de estos cambios, ya que afectan directamente sus condiciones de vida. En estos casos, se prevé que los órganos gestores de la pensión realicen una revisión de oficio para comprobar que se cumplen todos los requisitos, pudiendo suspender la entrega, modificar su cuantía a partir de sus investigaciones o incluso extinguir la prestación.

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