Josh Earnest, portavoz de la Casa Blanca, dijo que había un "esfuerzo en marcha para intentar organizar un encuentro entre el presidente y el primer Ministro Netanyahu" y que sería en el marco de una visita "a principios de noviembre", con el objetivo de poner en evidencia el vínculo "inquebrantable" de las relaciones bilaterales.
Sería la primera reunión entre ambos gobernantes tras la tensión provocada por el acuerdo nuclear firmado con Irán en julio y que obliga a Teherán a poner límites al desarrollo de su controvertido programa nuclear, a cambio de que se levanten progresivamente las sanciones económicas internacionales que se le impusieron.
Netanyahu ha considerado como un "error histórico" el acuerdo firmado el 14 de julio en Viena entre las cinco potencias miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (China, EEUU, Francia, Reino Unido y Rusia), Alemania e Irán. Ello generó tensión en las relaciones del gobierno estadounidense con el estado hebreo.
Si la Casa Blanca evoca incansablemente una cooperación estrecha de Estados Unidos con Israel en el ámbito militar, de información y de seguridad, la relación entre Obama y Netanyahu se ha vuelto notoriamente más difícil.
El discurso que pronunció en marzo ante el Congreso estadounidense -fuera de protocolo y a espaldas de la administración demócrata- habia irritado particularmente al gobierno.
También provocó una viva reacción de la Casa Blana la iniciativa esgrimida por el primer ministro israelí en los últimos días de su triunfal campaña electoral, en primavera boreal, en la que sepultaba la idea de negociar la creación de un Estado palestino.
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