Las protestas de los 'chalecos amarillos' reducirán en una décima el PIB francés

  • El Banco de Francia recorta en dos décimas la previsión de subida, en línea con las advertencias del ministro de Economía y Finanzas.
Protestas chalecos amarillos
Protestas chalecos amarillos
Efe

Las protestas de los 'chalecos amarillos', que han registrado ya cuatro sábados consecutivos de disturbios, comienzan a tener efectos en la economía francesa. El PIB del país se reducirá una décima en el cuarto trimestre según los cálculos del ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, a lo que habría que sumar las quiebras en comercios y los daños materiales que la patronal de la pequeña empresa estima en 10.000 millones. El presidente de Francia, Emmanuel Macron, se reúne este mismo lunes con los principales sindicatos y patronal del país con el objetivo de comunicar su plan de respuesta a la crisis social abierta. 

El impacto de las protestas, que supondría una pérdida de más de 2.000 millones de euros, significa "menos prosperidad para los franceses", señaló en una entrevista a la emisora "RTL Le Maire, que consideró el choque como "extremadamente violento", aunque insistió en que lo importante ahora es "que se pueda poner fin a esta crisis y recuperar la paz".

El Banco de Francia también ha recortado en dos décimas su previsión de subida del producto interior bruto (PIB) en el cuarto trimestre, coincidiendo con las advertencias de responsables económicos. En su informe mensual de coyuntura, el Banco de Francia indicó que el PIB debería progresar un 0,2 % entre octubre y diciembre, cuando hace un mes auguraba un alza del 0,4 %.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, prometió a los responsables de las principales organizaciones sindicales y patronales que anunciará medidas sólidas y concretas para intentar mitigar las protestas de los "chalecos amarillos". Reunió en el Elíseo a patronal y sindicatos, junto a miembros de su gobierno y a los presidentes de las cámaras parlamentarias y de otras instituciones, para escuchar sus propuestas y hablar de las iniciativas que puedan poner fin a las manifestaciones.

El presidente de la institución Regiones de Francia, Hervé Morin, indicó al término de esas cuatro horas de encuentro que les aseguró que se darán pasos concretos, y coincidió en que "es necesario que así sea, porque si no hay medidas significativas el país corre el riesgo de caer en el caos". "Detrás de todo esto hay un tema mayor, que es su relación con los franceses. Se tiene la sensación de que el quinquenio está mal encauzado. Hay que evitar lo peor, y para eso hay que cambiar de método y de comportamiento", resumió.

Macron estuvo acompañado por varios miembros de su Gobierno, como su primer ministro, Édouard Philippe, y los titulares de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire; Trabajo, Muriel Pénicaud; Transición Ecológica, François de Rugy, o Transportes, Elisabeth Borne. Los representantes empresariales les transmitieron su preocupación sobre el impacto económico de las protestas, que según el Ejecutivo reducirán en una décima el producto interior bruto (PIB) del país en el cuarto trimestre.

"No nos gustaría que las empresas sean víctimas colaterales", sostuvo el presidente de la Confederación General de Pequeñas y Medianas Empresas (CPME), François Asselin, partidario de exonerar de impuestos las horas extraordinarias para "impulsar el trabajo" y favorecer el poder adquisitivo.

El ministro de Economía, que no dio pistas sobre los anuncios de Macron, consideró que lo fundamental es que su discurso calme la situación, teniendo en cuenta que "nuestra nación está profundamente dividida". "Su papel, en primer lugar, es volver a crear unidad nacional. En una crisis como ésta, que es una crisis social, democrática y nacional, las palabras deben antes que nada restablecer esta unidad nacional", argumentó. Le Maire afirmó que "ningún país del mundo ni en Europa tiene tantas bazas como Francia para tener éxito".

Diversos miembros de la oposición y del Gobierno subrayaron, tras el cuarto sábado consecutivo de movilizaciones de los "chalecos amarillos", en el que se repitieron los disturbios en París y en otras ciudades del país, que el presidente debe proponer rápidamente medidas concretas, en particular en favor del poder adquisitivo.

La ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud, descartó  una de las reivindicaciones más frecuentes que surgen desde ese movimiento, un incremento significativo del salario mínimo. Pénicaud afirmó que el incremento se limitará al 1,8 % previsto por el método de cálculo actual de la revalorización porque hacerlo más "destruye empleos".

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