Cifras récord

¿Por qué ni la Reforma Laboral frena las bajas voluntarias en España?

Las renuncias en las empresas están a punto de romper el récord histórico fijado en 2022, a pesar del impulso a los contratos indefinidos del último año y medio.

¿Por qué ni la Reforma Laboral frenan las bajas voluntarias en España?
¿Por qué ni la Reforma Laboral frenan las bajas voluntarias en España?
Europa Press

Uno de los grandes cambios estructurales que trajo consigo la Reforma Laboral de 2022 fue el impulso de los contratos indefinidos en España. Y así lo han confirmado los datos mensuales de creación de empleo del último año y medio (con permiso de los fijos discontinuos). Sin embargo, este hecho no ha impedido que las empresas hayan explotado los despidos en período de prueba. Como tampoco ha evitado la avalancha de dimisiones entre los empleados. A estas alturas, parece evidente que ni siquiera la Reforma Laboral ha conseguido frenar la Gran Renuncia en España.

Porque, según el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, las bajas voluntarias sumaron algo más de 70.000 a lo largo de 2022, alrededor de un 170% más que el año anterior. Un récord histórico que apuntaba al auge de la Gran Renuncia en nuestro país en el mismo momento en el que se aprobaba la Reforma Laboral. En aquel momento, un informe de Hays avisaba de que más de la mitad de los españoles estaban desmotivados en su trabajo, pero no lo dejaban. En lo que va de 2023, vamos camino de las 60.000 bajas voluntarias, por lo que a final de año podría romperse de nuevo ese récord.

Más dimisiones con más contratos indefinidos

Quizás, la gran pregunta sea: si hay cada vez más empleados en el mercado, ¿cómo se explica que cada vez sea más complicado para las empresas encontrar talento? Según Randstad y CEOE, el 93% de las empresas ve igual o más difícil cubrir este año una vacante que en 2022. Un dato que evidencia no solo las mayores trabas que se encuentran a la hora de contratar a nuevo personal (por ejemplo, sin la figura del contrato temporal), sino también lo que denominan recurrentemente como escasez de talento cualificado.

Lo cierto es que existe una divergencia notable en el relato entre empresa y empleado. Según lo que se desprende de los datos de Hays, las empresas consideran que uno de cada cuatro empleados no está suficientemente cualificado para su puesto; paralelamente, el 98% de los trabajadores creen que disponen de las habilidades necesarias para llevar a cabo sus funciones.

La principal razón de que cueste encontrar talento es precisamente la falta de cualificación, según la mayoría de las empresas, que curiosamente no tenían tantos problemas para encontrar personal durante el grueso de la pandemia: 14 puntos menos en enero de 2021 que en enero de 2020 (justo antes de la crisis).

Todo esto es realmente interesante desde una perspectiva argumental: ¿falta cualificación del trabajador o faltan empleos dignos? En la actualidad, quizás el mejor ejemplo de sector con necesidad de perfiles cualificados con nuevas competencias sea el IT: en una era de transformación digital acelerada, la brecha intergeneracional (incluso entre clases sociales) sigue siendo amplia y la pandemia solo ha servido para retrasar aún más la necesaria actualización de 'skills' en todos los niveles jerárquicos de la organización. Por suerte, el sector IT es de los que más ha invertido en capacitación durante estos últimos dos años. Pero, ¿sucede lo mismo en el resto de sectores?

De nuevo, los datos de Hays son esclarecedores: casi todas las empresas españolas (94%) aseguran disponer de planes de formación, tanto interna como externa o a través de plataformas de e-learning. Sin embargo, el 41% de los empleados afirma no recibir ningún tipo de formación en su entorno laboral. Es decir, que el relato ya es radicalmente antagónico cuando hablamos de capacitación y desarrollo profesional.

E, independientemente de qué encuadre refleje mejor el mercado laboral en la foto, es inevitable llegar a una conclusión muy preocupante: existe un descontento generalizado entre la clase trabajadora, que de algún modo se siente desatendida, poco valorada y condenada a aceptar unas condiciones laborales indignas (incluso cuando se firma un contrato indefinido). Y en ese espacio entre la recuperación económica (tanto individual como colectiva) y la resignación es donde parece gestarse la Gran Renuncia. 

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