En plena crisis energética

Sánchez buscó impulsar el comercio con Azerbaiyán con la mira en el gas de Bakú

Después de una unánime declaración contra la agresión en Nagorno Karabaj, el pasado jueves el Congreso tumbó el acuerdo presentado por el PSOE de mejorar la relación empresarial de España con los azeríes.

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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
DPA vía Europa Press

El Gobierno trató de impulsar las relaciones comerciales y empresariales con Azerbaiyán. Un país condenado por el Congreso de los Diputados tras una nueva agresión contra Armenia el pasado septiembre, que dejó más de 200 muertos. Pero en plena crisis energética, cualquier socio con gas puede ser de utilidad. De hecho, Bruselas en los últimos meses ha incrementado su relación con el Gobierno azerí por el gas que atesoran en Bakú. Un escenario que empujó al PSOE, instado por el Ministerios de Exteriores, a llevar al Congreso un pacto internacional con Azerbaiyán días antes de condenar su feroz ataque. Así, fuentes parlamentarias en el Congreso aseguran que el acuerdo fue alcanzado por el ministerio que dirige José Manuel Albares y no por el grupo parlamentario socialista. 

Los intereses económicos que tiene España con Azerbaiyán no son banales. Así, una de las grandes obras de los azeríes, como es el gasoducto TAP (que une sus yacimientos en el Mar Caspio con Italia), mantiene una relación directa con España. Este tubo, que comenzó a operar comercialmente en verano de 2020 y que tiene una longitud de 878 km de longitud, tiene entre sus principales accionistas a la compañía española Enagás, con el 16%. El resto de compañías que completan el accionariado son BP (20%), SOCAR (20%), Snam (20%), Fluxys (19%) y Axpo (5%).

Desde el grupo parlamentario socialista su visión es diáfana: "En el acuerdo con Azerbaiyán no estamos hablando del conflicto. Estamos hablando de los acuerdos internacionales, que son los instrumentos que permiten en un mundo global -donde no hay relaciones estancas- regular, mejorar y dar garantías a los ciudadanos y a las empresas en las relaciones económicas, comerciales o en materia de seguridad. Por ello pido que diferenciemos los acuerdos de las opiniones sobre conflictos concretos".

El pasado 18 de julio, la UE cerró un acuerdo con Azerbaiyán para duplicar el suministro de gas hasta 2027. "Esta es una importante ruta de suministro para la UE que abastece, actualmente 8.100 millones de metros cúbicos de gas al año. Expandiremos su capacidad hasta los 20.000 millones de metros cúbicos anuales en los próximos años", apuntó hace unos meses la presidenta de la Comisión Europea, Urusula von der Leyen. El memorándum de entendimiento firmado supondrá la expansión del corredor sur de gas, que conecta Azerbaiyán con los Balcanes Occidentales desde 2011, e incluye el gasoducto transadriático.

Militares de Azerbaiyán
Militares de Azerbaiyán.

MINISTERIO DE DEFENSA DE AZERBAIYÁN

El Ejecutivo sigue con su plan de diversificar las fuentes de gas tras el giro diplomático en el norte de África, que provocó que la relaciones con Argelia, que era nuestro principal suministrador del hidrocarburo, se deterioraran y después de las continuas amenazas de Rusia con cortar el suministro de gas. Aunque sobre esto último, España mantiene un acuerdo hasta 2043 para recibir gas a través de metaneros.

La propuesta provocó que casi todo el arco parlamentario de la oposición lo rechazara: desde Bildu hasta Vox. No obstante, los socios de coalición del Gobierno, Unidas Podemos, se abstuvieron. "Es un despropósito. Azerbaiyán es un régimen agresor, corrupto y opresor, plagado de presos políticos", afirmó el diputado de Bildu, Jon Iñarritu. Desde ERC afearon al Gobierno "callar ante las agresiones contra Armenia y Nagorno Karabaj" y recriminaron "llegar a acuerdo con algo tan bárbaro como el genocidio armenio".

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