El sector,  lejos de su producción récord

El aceite confía en que un invierno con lluvias compense la mala campaña actual

Repetir una campaña como la actual pondría tener efectos muy negativos en la industria y las distribuidoras, que precipitara cierres y despidos. La solución es que la sequía se modere y para ello confían en el cierre de este año.

Aceite de oliva
El sector de la aceituna confía en que un invierno húmedo compense la campaña
Pixabay

La inflación vuelve a crecer en el mes de julio situándose en el 2,3%, cuatro décimas más que en junio. El INE achaca esta subida de precios al coste del combustible, de los paquetes turísticos, a la vestimenta y al calzado. A pesar del incremento, España es el país con el IPC más bajo de las grandes economías. Aún así el coste de los productos más básicos sigue sin bajar de los dos dígitos.

Hoy, el aceite es uno de estos productos que podríamos considerar de ''lujo'', aunque realmente es de primera necesidad. Al igual que el oro de los metales, junto con el azúcar y los cereales, el aceite debe sacarse de la cesta de la compra para analizar su valor de manera exclusiva. ''Desde el 1 de octubre de 2022, hasta el 16 de julio de 2023, el precio en origen del virgen extra ha subido un 78%, del virgen un 63%, del lampante un 61% y del refinado un 51%'' afirma Primitivo Fernández, director de ANIERAC (Asociación Nacional de Industriales Envasadores y Refinadores de Aceites Comestibles)

La principal causa del encarecimiento ha sido la sequía, sin embargo, no es la única responsable. Durante la campaña anterior, 21-22, el precio en origen aumentó un 40%. En este momento la sequía no era un problema, ya que se considera que empezó en agosto de 2022. No obstante, este incremento estuvo provocado por  la ley de la cadena

En el periodo actual, 22-23, los precios se han casi duplicado. El plazo presente se cerrará con una disponibilidad de alrededor de 1.300 millones de toneladas, siendo una salvación el stock disponible no utilizado de la 21-22, que ha proporcionado 450.000 toneladas. Desde la Mesa Sectorial convocada por el ministerio de agricultura, el área productor tiene dos visiones sobre cómo se desarrollará el sector la próxima campaña. Una rama tiene una perspectiva muy pesimista sobre los resultados, creen que se producirán alrededor de 660.000 toneladas, junto con un stock de 250.000 de la campaña anterior, y unas importaciones de otras 200.000, lo que supondrá un disponible de 1.110 millones de toneladas. Se perderían alrededor de 500.000 respecto a la media de los últimos años, situada en 1.675 millones.

Otra temporada igual será algo muy negativo

En el otro lado, los productores más positivos esperan que las informaciones que han recibido desde los centros meteorológicos estadounidenses sean ciertas, y vivamos un otoño pasado por agua. De ser así, estiman que la producción, en el mejor de los casos, estará en las 800.000 toneladas, sumado al mismo stock e importaciones que he mencionado anteriormente, resulta un disponible de 1.250 millones de toneladas. Esta cifra, aunque mejora las del otro lado de la mesa sectorial, se quedan aún así muy lejos de lo que deberían ser, esta campaña se cerrará entorno a 1.300 millones, por lo que en el mejor de los casos la producción será inferior. Se habla de 800 mil toneladas, cuando en España se han llegado a obtener 1.800 millones de producción. sin contabilizar el stock ni las importaciones.

‘’El sector industrial lo pasa peor que el productor. Si la próxima campaña es igual de mala que esta, la industria está en unos niveles de riesgo altísimos.’’ menciona Rafael Pico, director de ASOLIVA (Asociación Española de la Industria y el Comercio Exportador de Aceites de Oliva y Aceites de Orujo). Si el producto no llega a las industrias van a tener que aplicar soluciones rápidas: despidos masivos, cierres en diferentes plantas, cierres completos… Por mucho que los consumidores vean altísimos los precios, el sector industrial y distributivo tienen unos márgenes de beneficios muy pequeños, al igual que los productores.

En España el mercado interior, señalan desde ANIERAC, ha caído un 42% en el primer semestre de 2023 respecto al mismo periodo del año anterior. El consumo baja especialmente en la hostelería y en la industria alimentaria. En el mercado exterior, España ha reducido la exportación de aceite de oliva virgen extra un 40%. La demanda mundial de aceite de oliva ha disminuido un 50%, excepto en EEUU, aunque el país norteamericano ha aminorado las importaciones españolas, ganando terreno así las compras griegas, turcas y tunecinas, según ASOLIVA.

El sector del aceite en general vive una crisis extrema, todas las partes auguran malas expectativas para las próximas campañas de mantenerse las sequías que se están viviendo en los últimos años. El problema es imposible de solucionar, por el momento, ya que la falta de lluvias no tiene ninguna manera de resolverse. Por ello, a algunos agricultores solo les queda la esperanza de aferrarse a las buenas nuevas que llegan desde Estados Unidos, y esperar que los olivos ‘’beban’’ todo el agua que necesitan.

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