Pese a marcar récords en ventas

El calzado español afronta otra crisis por falta de mano de obra y la pugna con China

La industria zapatera se enfrenta a un nuevo y trascendental reto tras sobrevivir a la pugna con el producto asiático: falta mano de obra cualificada. Las fábricas de Elche se lanzan a la búsqueda de jóvenes. 

La última crisis del calzado español a la espera del relevo generacional que no llega
El calzado español afronta otra crisis por falta de mano de obra y la pugna con Asia. 
Hee Shoes

El calzado español vive un buen momento. La industria nacional, asentada en los polos industriales de Elche y Alicante desde hace 150 años, consiguió sobrevivir, no sin dificultades, a la ola de deslocalizaciones con destino Asia que tuvo lugar a comienzos de este siglo. También a la crisis económica y a las consecuencias de la pandemia y las tensiones logísticas globales. Pero esta coyuntura peligra. La falta de relevo generacional está tensionando los planes de futuro de un sector que requiere de innovación constante para hacer frente a la competencia de los productores chinos, cuyos bajos costes de fabricación siguen siendo la principal amenaza para las ventas de las firmas patrias del sector. 

La gran paradoja de esta crisis en ciernes es que tendrá lugar en un contexto inigualable: las exportaciones de calzado español lograron cifras récord en 2022, tanto en valor como en pares. Las ventas crecieron un 22% y por primera vez superaron la barrera de los 3.000 millones de euros (3.056 millones). Los pares vendidos crecieron un 6% y rozaron los 160 millones de unidades, por lo que la mayor parte del crecimiento obedece a una subida de precios que las empresas vinculan a la inflación y a la mayor calidad del producto. Y todavía hay espacio para crecer, porque la producción está tres puntos por debajo de los niveles prepandemia, según datos del Instituto Valenciano de Estadística. 

La precariedad ahuyenta a los jóvenes

Esta falta de mano de obra obedece a varias causas. El calzado genera 21.000 empleos en la Comunidad Valenciana, la mayor parte de ellos en el parque empresarial de Elche, donde se ubican 70 fábricas y distribuidoras como Pikolinos, Panama Jack o Mustang, de las cuales dependen buena parte de los puestos de trabajo de la provincia. 

Pero estos empleos están en manos de personal al borde de la jubilación. Los datos de empleo muestran cómo en la última década, Alicante ha duplicado su número de empleados mayores de 55 años: de 115.000 a 206.900, según el INE. Al mismo tiempo, los jóvenes no están entrando al mercado laboral: la cifra es inferior a la de 2013, cuando la situación económica era mucho peor. 

Asimismo, los datos macroeconómicos muestran una industria altamente precarizada: es el sector industrial con menor remuneración —23.800 euros anuales frente a una media de 39.100 en España—, menor productividad —27.600 euros por empleado frente a los 64.000 en el resto del país— y mayor coste laboral por empleado según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. Esta combinación de factores está mermando posibilidades de crecimiento de una industria que requiere de nuevas ideas para competir en los mercados globales. 

Los empresarios cambian el chip

"Necesitamos atraer talento joven y que esta industria sea vista como un sector atractivo para desarrollar una carrera profesional", confiesan desde la Asociación Valenciana de Empresarios del Calzado (AVECAL). El conjunto de la industria del calzado se ha puesto manos a la obra para tratar de resolver esta falta de mano de obra. La patronal valenciana ha planteado a la Generalitat Valenciana la implantación de ramas especializadas de formación profesional que aseguren una cantera de artesanos, y así cubrir las vacantes y las necesidades de empleabilidad de las empresas alicantinas.

El calzado siempre ha sido la industria tractora de Elche, y el propio empresariado ha empezado a buscar este talento en su propia ciudad. Junto al ayuntamiento de la ciudad de las palmeras, las patronales del sector han puesto en marcha una campaña de atracción de jóvenes de entre 16 y 24 años para presentar a la industria zapatera como una opción de futuro laboral. Sus planes pasan por mostrar al sector del calzado como lanzadera de cara a obtener su primer empleo. 

Sostenibilidad como valor diferencial

"Falta personal cualificado y esto está bajando los estándares del calzado español. Si no se fomentan este tipo de trabajos, China se va a quedar todo el mercado. A este ritmo el calzado español llegará a su fin si los jóvenes no se meten a la cuna del calzado y aspiren a convertirse en artesanos en unos años", cuentan desde Hee Shoes, una fábrica y firma de calzado para mujer asentada en Elche. La compañía ha volcado su reinvención en la incorporación de talento joven tanto en los procesos puramente industriales como en su marketing.  

"Los jóvenes que nos hemos metido en el mundo del calzado estamos tratando de darle un toque de novedad y frescura, porque permiten dar un punto diferencial frente a lo importado", explica Javier Bellot, empleado de la compañía. Hee Shoes, como muchas otras firmas, ha visto en la sostenibilidad un valor diferencial a la hora de producir y convencer al consumidor de que compre su producto. "En España estamos preocupándonos por el producto sostenible para lograr que tenga la calidad que tenía antes", aclara. 

"El calzado es un sector con futuro, donde se utilizan las últimas tecnologías y se combinan las artes tradicionales, pero en el que, además, las empresas favorecen la conciliación laboral, familiar y personal de sus trabajadores", defienden desde AVECAL. Patronales y sindicatos cerraron hace unos años un nuevo convenio colectivo que incluye subida de sueldos del 12,5% durante los próximos tres años para compensar la inflación. 

Mostrar comentarios