Con el 2,5%

El activista Niel sacude Vodafone con la red fija española en el punto de mira

El inversor francés busca acelerar operaciones. La venta de su red de banda ancha o la entrada de un socio estratégico es la opción que baraja el grupo que negoció hasta en dos ocasiones con Másmóvil su fusión.

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CONTACTO vía Europa Press

Si las operadoras no mueven ficha, los grandes fondos activistas las empujarán a hacerlo. Ya pasó antes de la pandemia con la irrupción en Italia de Elliot Management, que también sobrevoló Telefónica. Ahora, las gestoras especializadas en sacudir la gestión de las compañías se acercan a Vodafone. El último en hacerlo ha sido Xavier Niel, el multimillonario francés dueño de Iliad. Busca acelerar operaciones relevantes para cristalizar valor en un momento en el que las partes de las compañías de telecomunicaciones valen más que el conjunto. En España, tras dos intentos frustrados de fusionarse con Másmóvil y con una poco probable venta total del negocio, el punto de mira se sitúa en la red fija, sobre la que lleva meses analizando diferentes opciones estratégicas.

La declaración de intenciones de Atlas Investissement, el vehículo inversor del magnate, es clara en que vio "oportunidades para acelerar tanto la racionalización de la huella de Vodafone como la separación de sus activos de infraestructura", así como reducir costes, mejorar las ganancias y mejorar la presencia a través de banda ancha en Alemania. Su llegada se produce después de que hayan apuntado a una dirección más o menos similar otros accionistas activistas como el sueco Cevian Capital o Coast Capital, que han construido posiciones significativas en el accionariado de la operadora.

En esa "separación de sus activos de infraestructura" que señalaba Niel se encuentra el estudio de crear una filial de red específica ('Netco') para venderla o abrirla a socios financieros que le permitieran cristalizar el valor y convertirse en un operador mayorista. Hoy, la teleco cuenta con algo más de 7 millones de unidades de cable, una tecnología más antigua. Además disfruta de casi 3,5 millones de fibra desplegados en conjunto con otros operadores. Desde los primeros meses de este año lleva estudiando alternativas. En la presentación a analistas del pasado mes de mayo insistió en que se mantenían "abiertos a alternativas pragmáticas que pudieran crear o desbloquear valor". En materia de infraestructuras, exploran "cambios estructurales" para la red fija.

Las dificultades que existen en este proyecto con la red fija radican en la tecnología mayoritaria en la red de la operadora británica. Esos más de 7 millones de unidades con cable, que fueron heredados principalmente de la compra por más de 7.000 millones de euros de la 'cablera' Ono. La compra por parte de algún operador industrial alternativo o la entrada de un socio financiero implicaría la actualización a fibra con una fuerte inversión, según han apuntado los analistas. Todas las transacciones que se han ido ejecutando se han referido a fibra hasta el hogar. La última fue la de Másmóvil, que entregó 500.000 unidades inmobiliarias de fibra a Macquaire por unos 200 millones de euros.

El baile de fusiones

En España intentó participar en el baile de las sillas de la consolidación. Sin embargo, las conversaciones entre el consejero delegado, Nick Read, y su equipo y los fondos que controlan Másmóvil no fructificaron. El ejecutivo británico se levantó de la mesa hace más de un año después de que no hubiera acuerdo en la valoración de los activos en España (con diferencias de varios cientos de millones de euros). En esa "racionalización de la huella" de la compañía a la que aludía Niel tras la compra del 2,5%, España tiene pocas opciones más allá de una menos probable salida del mercado con una venta a un fondo de 'private equity' o a un operador extranjero -Másmóvil y Orange están concentrados en su fusión-. En 2019, tras un nuevo Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y un duro saneamiento en el balance, Read tuvo que salir al paso ante una potencial venta del negocio español: no estaba sobre la mesa la salida.

La creación de una 'Netco' con un socio industrial implicaría la actualización millonaria de una red de cable heredada de la compra de Ono

En esa potencial transacción, que barajan diferentes analistas y que ha puesto sobre la mesa alguno de esos fondos activistas que irrumpieron en el primer semestre del año, habría que tener muy en cuenta al regulador. La Comisión Europea ha sido especialmente sensible en los últimos años a las operaciones de fusiones y adquisiciones del sector de las telecos, ante una posible reducción de la competencia. Precisamente la unión de Másmóvil y Orange a través de una 'joint venture' va a ser uno de los termómetros, pues existe un cierto temor ante la exigencia de medidas correctoras ('remedies' en el argot) insalvables.

Tanto en la explotación de sus redes como en una potencial venta hay que tener en cuenta la posición competitiva que hoy tiene la compañía. Es el tercer operador por volumen de negocio, aunque Másmóvil la superó por líneas de banda ancha a comienzos de este año. Tras la fusión del grupo dirigido por Meinrad Spenger y Orange se situará en una complicada tercera posición algo alejada de la 'joint venture' y con la rumana Digi empujando por abajo con una oferta 'ultra low cost' a derribo. Por debajo se sitúan Avatel o Finetwork, que aspiran a aprovecharse de los 'remedies' de la fusión y ganar mucho más peso. El último año fiscal sus ingresos ascendieron a 4.180 millones de euros pero elevó las pérdidas consolidadas a algo más de 460 millones por las provisiones del último Expediente de Regulación de Empleo (ERE) ejecutado.

Al margen de España, el consejero delegado de la operadora mantiene varias cartas que pretende utilizar en los próximos meses. Hace una semana trascendió que los fondos de inversión KKR, GIP o EQT compiten para hacerse con una posición accionarial importante en Vintage Towers, la división de torres de la compañía cuyo 81% aún está en sus manos. El resto está cotizando. La capitalización es de unos 14.000 millones de euros. También baraja las desinversiones de otras filiales.

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