Una posible victoria del Partido Popular en las próximas elecciones que se celebrarán el 23 de julio podría resultar potencialmente positivo para los accionistas de la banca, que verían como el importe de los dividendos que cobrarían mejoraría. Los analistas manejan la tesis de que los populares podrían retirar el impuesto extraordinario a la banca (aprobado para compensar el impacto desigual de la inflación). Una decisión que de cumplirse permitiría aumentar el beneficio final de los bancos, especialmente si se tiene en cuenta que el actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dejó las puertas abiertas a finales del ejercicio pasado a que se volviera permanente.
La tesis que defiende el mercado es que la llegada al poder de los populares podría suponer la eliminación del gravamen de este tributo al sector bancario, que cargaba con un 4,8% los ingresos en España, y que tenía como objetivo recaudar 3.000 millones de euros a lo largo de los dos años de aplicación. De momento las entidades ya han pasado por caja y han abonado casi 1.500 millones de euros, de los cuales, alrededor de 1.200 millones corresponderían a los grandes bancos cotizados, con Caixabank a la cabeza, que pagó 377 millones de euros.
El hecho de que las entidades bancarias no tuvieran que hacer frente al impuesto permitiría quitar presión sobre el beneficio, señalan los expertos. No hay que olvidar que algunas entidades como Banco Santander han visto como el resultado de los tres primeros meses del año se congelaba (al registrar una mejora de apenas el 1%), mientras que otros bancos como Sabadell lo veían recortado en un 4% con respecto a igual periodo de 2022. Por su parte, Unicaja Banco fue el más damnificado por el tributo, al caer su beneficio neto un 43,3%. En cambio, BBVA, Caixabank y Bankinter lograron compensar con mayores ingresos el gravamen en su beneficio.
Por extensión, restar presión sobre las ganancias permitiría el reparto de mayores dividendos, aunque como matizan los analistas, no supone un cambio en su política de 'pay out', el porcentaje del beneficio que se destina a retribuir a los accionistas. Este se mantendría en torno al 50%, que ya supone la recuperación de los niveles anteriores a la pandemia. Pero sí unos dividendos más altos porque el importe a repartir sería mayor.
También la supresión del impuesto vendría a reforzar la rentabilidad de la banca en un momento en el que pese a que el sector cuenta con vientos favorables a futuro hay más incertidumbre. En ese sentido, los analistas recuerdan que el pago del gravamen ha restado entre uno y dos puntos de rentabilidad, una cifra que consideran elevada.
El PP cerraría las puerta a prorrogar el impuesto
No obstante, otros analistas del sector consideran que el impuesto al estar recurrido ya por las entidades sería más difícil de eliminarse de 'facto', pero sí a apuestan a que, en el caso de que los tribunales dieran la razón a las entidades financieras, un gobierno del PP aceptaría la decisión judicial sin recurrirla. También ven como factible que con un Ejecutivo de los populares este impuesto no pasaría a ser permanente como sí se ha planteado el actual Gobierno puesto que recuerdan que ya el PP votó en contra del tributo cuando fue aprobado en el Congreso.
Lo que sí contempla el Partido Popular como alternativa al impuesto sobre la banca es la aprobación de un fondo de ayuda a los hipotecados. Así lo dejó entrever el presidente del Partido, Alberto Núñez Feijoo, que considera que tendría el apoyo del sector. Este fondo, que podría alcanzar los 2.000 millones de euros, estaría dotado a partes iguales tanto por el Gobierno como por las propias entidades, aunque es cierto que desde el Partido Popular reconocen que todavía falta por ser perfilado.
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