Uno de los impactos económicos del pulso independentista protegidos con mayor celo es a cuánto ascendió la sangría de ahorros en la banca. Conocer la radiografía individual de cada entidad quedará, con alta seguridad, entre las paredes de sus despachos y los cuadros excel de los supervisores. Pero el Banco de España puso ayer una primera medida: entre junio y septiembre salieron de los balances del sector 6.544 millones de euros en depósitos de clientes en toda España y casi el 75,4% fue estampida con origen en Cataluña.
Son más de 4.930 millones los que buscaron acomodo en cuentas abiertas otras regiones o productos ante el 1-O. En la antesala del referéndum independentista la inquietud llegó a las calles y los clientes se agolparon en sucursales para demandar transferencias o reembolsos de su patrimonio. Y la fuga cogería tal velocidad después de conocer el resultado y con la posterior declaración unilateral de independencia por parte de Carles Puigdemont que Sabadell movía el 5 de octubre su sede a Alicante y Caixabank el día 6 a Valencia para tranquilizar a clientes, una senda transitada posteriormente por bancos como Mediolanum y prácticamente todas las aseguradoras con sede catalana.
Las cifras no oficiales elevaban por encima de los 20.000 millones el dinero evaporado durante esos largos días de tensión y cierto pánico en la calle, por miedo a corralitos o perder la protección del Fondo de Garantía. Un riesgos que los bancos buscaron disipar con el traslado táctico de sedes y un trabajo ímprobo en sucursales para persuadir a los ahorradores temerosos de mover los fondos a ‘cuentas espejo’ fuera de Cataluña sin sacarlas de sus balances o perderles como clientes.
Las primeras estadísticas del organismo dirigido por Luis María Linde reflejan la evolución cuando el referéndum estaba a punto de celebrarse y, aunque la inquietud se multiplicaría a continuación, constatan que había pánico. Los saldos en depósitos en Cataluña colapsan un 2,6% en el trimestre, frente al 0,53% de retroceso intertrimestral contabilizado en el conjunto de España. País Vasco es la segunda autonomía con mayor descenso y se queda limitado al 1,63%; seguida curiosamente por Madrid con retrocesos del 1,47% o el 0,91% de Asturias. Diez de las siete regiones ganan, en contraste, posiciones.
El desplome de Cataluña cobra, si cabe, relieve porque en el trimestre previo, en la comparativa de marzo a junio, iba en cabeza de la recuperación de depósitos junto a Madrid, con incrementos intertrimestrales del 5,10 y 9,56%, respectivamente. Se trataba de un quiebro contundente, sobre todo, porque ha sido la comunidad autónoma que más recursos ha visto salir y a ritmo creciente coincidiendo con el auge del pulso independentista.
El ahorro de familias, empresas y administraciones públicos gestionados por entidades en aquella región se hunde un 8,09% desde finales de 2013 cuando se anunció la consulta soberanista. El saldo administrado en imposiciones merma en 16.268 millones desde aquella fecha (un tercio desaparece en vísperas del 1-O) cuando en el conjunto del país crece un 3,18% o en 30.1670 millones. Una de las grandes beneficiadas, como está ocurriendo con la traslado de empresas, es Madrid, que atrae a lo largo de esos tres ejercicios cerca de 11.000 millones de la globalidad del sistema.
Las denominadas cuentas espejo han saltado a los titulares en los últimos tiempos pero son la solución a la que echan mano los bancos allí afincados -catalanes y no catalanes- para mitigar la salida de clientes nerviosos. La propia banca minimizó el primer impacto y asegura, no solo haber reconducido la situación, sino estar además creciendo.
El Sabadell gana depósitos
Para tener una aproximación a la situación tocará esperar a que las patronales AEB y CECA publiquen los balances y el Banco de España actualice estadísticas -si bien la foto del supervisor será de octubre, el mes de la sangría, a diciembre, pudiendo quedar el impacto compensado o nublado-. La patronal de banca desglosó precisamente ayer los números de septiembre y en el caso del banco Sabadell su saldo en depósitos de clientes no solo no encoje frente a agosto, sino que sube de 99.268 millones a 100.527 millones. También lo hace el recurso a los bancos centrales: de 20.500 a 21.135 millones.
El miedo a retiradas incontroladas o, más bien, la decisión a evitar tensiones de liquidez que abonasen el nerviosismo si las sucursales se quedaban desabastecidas de fondos condujo a la banca a retirar 21.343 millones de la ventanilla del Banco Central Europeo (BCE) en la subasta del 10 de octubre, casi 5 ó 6 veces la demanda rutinaria. A la semana siguiente, con la situación controlada después de mover las sedes, restauró casi todo el crédito. El próximo 21-D vuelve a ser una fecha clave y, si bien las entidades descartan una repetición de los reembolsos tras el esfuerzo explicativo de que no hay riesgos, el dinero es nervioso y pondrá a prueba sus positivas expectativas.
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