¿Deterioro de la cartera de bonos?

Los bancos blindan la mitad de su riesgo soberano frente a la subida de tipos

La inflación desbocada ocasionará pronto un endurecimiento de la política monetaria, lo que impactará sobre el valor de la deuda pública que las entidades financieras tienen en su balance. 

Ana Botín junto a José Ignacio Goirigolzarri y Carlos Torres. Tres presidentes muy diferentes en el control del poder ejecutivo dentro de sus respectivos bancos.
Ana Botín, presidenta del Santander, junto a José Ignacio Goirigolzarri, su homólogo en CaiaxBank, y Carlos Torres, de BBVA
EFE

La banca aplica un cortafuegos a su exposición frente a la deuda soberana. El 53,7% de la cartera de bonos públicos está clasificada bajo los criterios de coste amortizado, lo que limita a la mitad el impacto del deterioro del valor sobre los balances financieros a medida que el Banco Central Europeo (BCE) vaya endureciendo su política monetaria y empiece a subir los tipos de interés. El 46,3% restante, en cambio, no cuenta con ningún tipo de blindaje al estar registrada a valor de mercado. 

La autoridad monetaria presidida por Christine Lagarde echará mano a los tipos de interés por primera vez desde 2016 este mismo año. El mercado descuenta un alza en el precio oficial del dinero a partir del próximo verano, según algunos de los principales banqueros españoles, que en todo caso recuerdan que nos encontramos en niveles insólitos y negativos. La inflación ya empezaba a ser un elemento de riesgo latente el año pasado, pero la invasión rusa sobre Ucrania la ha hecho saltar por los aires, por lo que el BCE deberá reaccionar más pronto que tarde para contenerla. 

La primera regla de los bancos centrales es combatir este efecto con subidas de los tipos de interés, a los que se descuenta precisamente la deuda soberana, tanto en el corto como especialmente en el largo plazo. La recuperación de esta herramienta monetaria provoca un deterioro del valor de los bonos. El Banco de España ha realizado una prueba de resistencia al sector bancario para tener una foto de los impactos que sufriría en caso de agravarse la crisis provocada por la guerra en Ucrania. Sus resultados reflejan una pérdida asociada a estos deterioros (sobre APRs de 2021) cuya mediana se situaría en 0,6 puntos porcentuales y 0,5 puntos porcentuales en los escenarios adverso y severo, respectivamente. 

Los impactos de la crisis están más o menos mitigados por la clasificación de la cartera soberana, aunque se detectan diferencias entre entidades según composición geográfica o estructura

La clasificación de un porcentaje más o menos relevante de la cartera soberana bajo criterios de coste amortizado -lo que implica la voluntad de las entidades de mantener esa parte de la deuda en su balance hasta vencimiento- significa que el deterioro de valores de mercado sólo se traslada de forma parcial y que los impactos de la crisis están parcialmente mitigados. No obstante, se detectan diferencias entre bancos debido a la composición geográfica de los bonos, la estructura de los vencimientos y la clasificación contable de las exposiciones. 

En el caso de algunos países emergentes, el ascenso de los tipos de interés implica descuentos elevados en las tenencias de su deuda, pero la depreciación de sus monedas frente al euro limita la importancia de estos deterioros sobre el patrimonio bancario. BBVA es un ejemplo claro, cuya gran vinculación a Turquía a través de su filial Garanti le ha enseñado la importancia de contar con una política exitosa que ayude a mitigar los riesgos relacionados con el tipo de cambio.

El 70% de los bonos soberanos en manos de la banca española tiene un vencimiento residual superior a un año, mientras que el peso de la que expira en más de 10 años es del 7%

Entre las tenencias de bonos soberanos clasificadas dentro de la cartera de valor razonable, aquellas que presentan plazos de vencimiento inferiores se verán afectadas en menor medida que aquellas con plazos más largos. En el caso de la banca española, un 70% de la deuda pública tiene vencimiento residual superior a un año, mientras que el peso de la que expira dentro de más de diez años es del 7%. Antes de llevar a cabo la prueba de resistencia, el equipo de regulación del Banco de España daba por hecho que las entidades menos significativas se iban a ver muy afectadas por las próximas subidas de tipos al contar con una mayor inversión en deuda pública, si bien los resultados arrojan que la mayoría invierte no para comerciar sino hasta vencimiento.

La aportación de las carteras ALCO -renta fija- ha sido clave para la banca española, fundamentalmente entre aquellas entidades que tienen negocios más concentrados en el área del euro, puesto que se enfrentan a una persistente presión debido a un Euríbor que se ha mantenido en los últimos años en mínimos históricos, lo que disminuye los márgenes del negocio típico bancario. Sin embargo, este índice interbancario está pronto de cambiar su signo en un mes completo por primera vez en seis años. 

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