Meses de negociación

Defensa aprieta a Lockheed Martin para sellar la 'paz' antes de la junta de Indra

El Ejecutivo y la compañía semipública buscan recuperar por completo el contrato para desarrollar las antenas de las fragatas F-110 y evitar la cancelación con el pago de una indemnización en especie.

Indra
Indra se juega un contrato relevante en un momento crítico para el negocio de Defensa.
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El de las antenas de las fragatas F-110 es uno de los contratos clave para Indra en un momento en el que debe hacer demostración de fuerza en el área de Defensa. Y por eso tanto el Ministerio como parte de la compañía se han movilizado para echar el resto estas semanas para tratar de sellar la 'paz' con el gigante estadounidense Lockheed Martin y así recuperar los trabajos completos después de un 'tira y afloja' que se alarga desde finales del año pasado. El Ejecutivo ha recurrido también a la vía diplomática con EEUU para intentar arrancar un acuerdo. El objetivo es que se estampe la firma antes de que llegue la junta general de accionistas a finales del mes de junio.

En diciembre de 2019 se firmó el contrato por más de 150 millones para que Indra fabricara la antena digital del radar de las fragatas que construye la empresa pública Navantia para la Armada Española. El gigante estadounidense subcontrataba a la española presidida hoy por Marc Murtra para que ejecutara estos trabajos y desarrollara una tecnología propia -que, posteriormente, podría venderse para otras fragatas similares- mientras ellos se encargaban de todo el sistema de combate Aegis. En un primer momento, según explican fuentes conocedoras de la transacción, se aportaron por parte de los norteamericanos unas especificaciones técnicas que no eran correctas. Posteriormente se modificaron. Ante este retraso, la multinacional se planteó cancelar el contrato y así lo hizo ver en la segunda parte del año pasado.

En un primer momento, el Gobierno se planteó la posibilidad de que hubiera una compensación. Sin embargo, ahora incrementan la presión para que Lockheed Martin restituya la situación anterior a su decisión y se permita que Indra mantenga la totalidad del contrato. Según explican varias fuentes, se ha utilizado incluso la vía diplomática con el Ejecutivo de Estados Unidos para tratar de llegar a un acuerdo. Fuentes oficiales de Defensa aseguran que las negociaciones siguen su curso y que mantienen el plazo del primer semestre para alcanzarlo. De esta forma, estaría listo justo antes de la junta general de accionistas en la que está prevista la designación de Murtra como presidente ejecutivo y la escenificación de la 'toma de control' por parte de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi).

Existen, según explican dos fuentes conocedoras, tres opciones para resolver la situación. La menos probable de todas es la cancelación completa del contrato de más de 150 millones de euros y 7 años de duración con Indra. Habría que pagar decenas de millones de euros en indemnización económica. La más deseable por parte de los estadounidenses es abonar esa compensación a través de otros trabajos menores en otros proyectos, algo que es justo lo que se quiere evitar por parte de la compañía española y del propio Ministerio de Defensa. 

La opción que buscan los españoles es mantener el 'statu quo' y que Indra ejecute todos los trabajos con normalidad. No está siendo en absoluto sencillo y las conversaciones se han alargado durante más de seis meses. Eso sí, los empleados de la empresa semipública asignados a este proyecto no han dejado de trabajar. Están en condiciones de hacer una primera entrega -en caso de que se diera esta tercera opción- a lo largo de este año.

Hay una preocupación importante entre la plantilla y equipo directivo de Indra por la pérdida en términos de I+D y negocio futuro que implicaría el final de este proyecto. Este tipo de contratos acarrean desarrollos tecnológicos propios que luego pueden ser explotados en futuras transacciones de otras fragatas con ese radar a otros países que contengan este mismo equipamiento. A esto hay que sumar la creación de puestos de trabajo, que se acercaría a los 200 en un momento en el que el área de Defensa no tiene sencillo el reclutamiento de equipos de altas capacidades técnicas.

Este 'tira y afloja' se produce en un momento especialmente delicado para el área de Defensa de Indra. El Ejecutivo de Pedro Sánchez se ha propuesto cumplir con un incremento hasta 2% del PIB del gasto militar, colocando a la empresa semipública como el principal ariete. Este contrato no es especialmente cuantioso, pues hay otros programas mucho más relevantes para el futuro de la empresa como el del futuro avión europeo FCAS o  el de los vehículos de combate 8X8. Pero un final abrupto sería sintomático y un punto de inflexión para la larga relación comercial con Lockheed Martin.

Además de ese mayor protagonismo de Indra en el área de Defensa, esta renegociación se produce en pleno ascenso de Murtra en la presidencia de la compañía. La interlocución con el Ministerio de Defensa y con algunos de sus organismos autónomos del actual consejero delegado, Ignacio Mataix, no ha sido especialmente fluida en los últimos meses, frente a la del catalán, que ha sido todo lo contrario. El CEO se queda ahora solo en el puesto después de que Cristina Ruiz, su homóloga en el área de Tecnologías de la Información (Minsait), dimitiera la pasada semana en el último capítulo de los movimientos en la cúpula.

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