Rehabilitación energética de vivienda

El Corte Inglés se apunta al ladrillo para acceder al maná de los Next Generation

La cadena de grandes almacenes, lo mismo que Ikea, llevan semanas intentando concertar una cita con el Ministerio de Transportes para que este resuelva sus dudas sobre cómo acceder a los fondos UE.

Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés.
Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés.
El Corte Inglés

El Corte Inglés busca apuntarse al ladrillo como llave de acceso a los fondos Next Generation. En concreto, la cadena de grandes almacenes tiene previsto presentar proyectos para la rehabilitación de vivienda, una de las áreas 'estrella' del Plan de Recuperación del Gobierno de Pedro Sánchez a la que se han destinado 4.420 millones de euros con cargo a los fondos europeos. No es la única gran empresa que ha visto en este negocio una oportunidad. La multinacional sueca Ikea también se ha interesado por esta línea de inversión. Ambas compañías se han topado con un mismo escollo que amenaza con retrasar sus planes.

Tanto la compañía que preside Marta Álvarez como el gigante de la decoración llevan semanas intentando concertar un encuentro con el Ministerio de Transportes, el departamento responsable de gestionar las manifestaciones de interés en materia de rehabilitación del parque edificatorio nacional, según varias fuentes conocedoras consultadas por La Información. Lo 'jugoso' del negocio hace que estén en juego proyectos multimillonarios, pero desde el relevo en la cúpula del ministerio, con la salida de José Luis Ábalos y el desembarco de Raquel Sánchez, Transportes ha guardado silencio ante las apelaciones llegadas desde el frente empresarial. 

Pese a la relevancia que el Plan de Recuperación otorga a la rehabilitación de edificios ('componente 2' de la hoja de ruta de Moncloa), el ministerio aún no ha abierto convocatoria alguna destinada a canalizar las propuestas del sector privado en dicha materia. Transportes sí habilitó, por contra, dos canales para recibir las manifestaciones de interés de CCAA y Entidades Locales, que pudieron presentar sus propuestas para acceder al balón de oxígeno de Bruselas en dos convocatorias -rehabilitación de edificios públicos y regeneración de barrios con incidencia de colectivos vulnerables-. El plazo de ambas concluyó la pasada primavera.

La insistencia de Ikea y El Corte Inglés en tocar a la puerta de Transportes es comprensible, en buena medida, si se tiene en cuenta el valor potencial de este negocio estratégico. Más del 84% de los edificios del país se encuentran en la parte más baja de la calificación -con etiquetas E, F o G- que valora la eficiencia energética de los inmuebles. El Plan de Recuperación es ambicioso. El Gobierno se ha marcado el objetivo de lograr un ahorro energético medio superior al 30% gracias al impulso de las ayudas europeas. 

No en vano, tanto Ikea como El Corte Inglés se han lanzado a conquistar el negocio energético desde varios flancos. El grupo sueco arrancó su comercializadora de energía renovable en Suecia este verano, con vistas a exportarla al resto de países donde ya vende instalaciones solares, como España. La cadena de grandes almacenes que dirige Víctor del Pozo anunció su intención de entrar en el negocio de la venta de energía a través de una nueva firma, Sweno Energy, la pasada primavera. El acceso a la ayuda de Bruselas para rehabilitación de vivienda supondría un impulso para la estrategia de diversificación de ambos gigantes de la distribución.

La incertidumbre sobre los mecanismos para acceder a los Next Generation crece en los círculos empresariales, que siguen a la espera de una hoja de ruta clara que desatasque sus proyectos

La incertidumbre sobre la gestión de los fondos europeos es ya un clamor en los corrillos empresariales. El mantra de una recuperación económica basada en la colaboración público-privada, tantas veces repetido por el inquilino de La Moncloa, choca con la falta de concreción del Gobierno ante las dudas de los empresarios sobre los pasos que deben seguir para acceder a la inyección europea. La impaciencia, según las fuentes consultadas, es creciente dado que España ya ha recibido la primera partida 9.000 millones de euros de los 140.000 millones que le adjudicó Europa y el sector privado aún tiene más preguntas que respuestas. 

Entre las lagunas sobre el maná europeo que más preocupan en los círculos corporativos destaca la carencia de un marco jurídico que ofrezca garantías ante la gestión 'sui generis' de las autoridades autonómicas, las consecuencias que se derivarían de que algún proyecto fracase en sus objetivos o la confusión acerca del marco temporal de las ayudas. Aunque, en muchos casos, la mayor de las dudas sigue siendo la de no saber a qué puerta llamar para conseguir las coordenadas hacia el 'Plan Marshall' europeo. 

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