CaixaBank ha conseguido aprobar los puntos del orden del día más polémicos de la primera Junta General Ordinaria de Accionistas que celebra tras la fusión con Bankia: los números 12 y 13, referidos a las retribuciones de sus consejeros. Sin embargo, ha obtenido el rechazo del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que representa al Estado con el 16,11% del capital, después de varias semanas en las que se han generado dudas sobre su posición tras las críticas planteadas por varios miembros del Gobierno, entre ellos, la ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
Con este voto en contra, que concretamente ha recaído sobre el punto 12, ya que sobre el 13 se ha abstenido, ha querido dejar constancia de la visión general del Ejecutivo, que ha calificado los sueldos de los banqueros en varias ocasiones de "inaceptables". Además de hacer pública esta opinión, Calviño ha trasladado a las entidades su preocupación a través de conversaciones privadas. Como se da la particularidad de que en CaixaBank posee una participación, ha decidido dejar constancia de esta posición, según fuentes gubernamentales consultadas por La Información. De este modo, los intentos por poner una solución al 'affaire salarial' mediante contactos entre la plana mayor de CaixaBank y la comisión rectora del FROB no habrían llegado a un punto fructífero.
En cualquier caso, las primeras críticas llegaron de los representantes sindicales, quienes han sido los protagonistas en esta cita ordinaria. Durante el encuentro han reprochado los sueldos que el consejo de administración, a propuesta de la comisión de retribuciones, sometía a aprobación, sobre todo porque en el telón de fondo se encuentran las negociaciones del mayor Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de la historia bancaria española: más de 7.800 despidos. Todos ellos han votado también en contra, aunque sumando sus acciones más las del FROB no han alcanzado un umbral como para tumbar estas propuestas, que han sido ratificadas fundamentalmente por los inversores institucionales.
El presidente ejecutivo -aunque con funciones limitadas- de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri, mantuvo su retribución acotada durante el tiempo en que presidió Bankia por una normativa aplicable a entidades en reestructuración, en donde cobró 500.000 euros fijos en 2020. Este régimen no le es de aplicación a los directivos del nuevo banco, por lo que ahora cobrará 1,65 millones de euros fijos, lo que supone más que triplicar el anterior, y a lo que se ha de sumar un máximo de 200.000 euros en concepto de variable. Su antecesor, Jordi Gual, no tenía funciones ejecutivas y percibió una remuneración de 1,38 millones en 2020, de la que 1,09 millones correspondían al salario base. En el caso del consejero delegado, Gonzalo Gortázar, se mantendrá en línea con años anteriores, con un sueldo fijo de 2,26 millones de euros más 708.800 euros ligados a objetivos.
"Los sueldos se fijan bajo unos procedimientos muy reglados"
En respuesta a las quejas de los más de veinte intervinientes que se han presentado en representación de al menos 1.000 accionistas particulares que les delegaron su voto, Goirigolzarri ha defendido los salarios pactados asegurando que siguen una política "absolutamente reglada", tras ser analizada por una comisión de retribuciones presidida por una consejera independiente y en cuyo seno no hay ninguno ejecutivo. "Su labor se realiza siempre en base a políticas objetivas y junto al asesoramiento de empresas externas especialistas en la materia", ha subrayado.
A palabras de un interviniente que ha afirmado que Goirigolzarri no es merecedor de la presidencia ejecutiva de CaixaBank, el banquero ha dicho que trabajará para que cambie de parecer. "Está en su legítimo derecho a tener esa opinión. Pero trabajaré mucho para hacerle cambiar y llegue a pensar en el futuro que si soy merecedor", ha remarcado el antecesor de Jordi Gual.
En relación al ERE, Goirigolzarri ha reconocido que este tipo de procesos son "muy dolorosos". "No puedo estar más de acuerdo", ha apostillado. En este sentido, ha querido dejar constancia que este ajuste no pretende menospreciar a los trabajadores y ha resaltado la importancia del equipo de CaixaBank, aunque a su vez ha afirmado que el recorte es necesario para mantener la sostenibilidad del proyecto y de la plantilla a futuro. En su opinión, en algún tiempo la banca fue un sector en enorme expansión, pero ahora se encuentra en una situación de profunda transformación. Por ello, considera que se deben tomar decisiones estratégicas con anticipación, ya que en estas circunstancias la inacción o el retraso puede resultar tremendamente nocivo.
La fusión, aunque ha llevado a tomar la decisión de eliminar los excedentes, representa una "clara ventaja competitiva". Sin embargo, ha insistido en que este es el punto de salida al redimensionamiento del banco, el cual ahora hay que adecuar y que en un principio pasa por acometer este ajuste. En cualquier caso, ha subrayado que se va a hacer con el convencimiento de que el equipo de CaixaBank es el "motor" más importante para el éxito de la entidad. "Todos tenemos que ser conscientes de la situación", ha añadido.
"La inacción o el retraso en la ejecución de un ajuste puede resultar tremendamente nocivo"
Pero para Goirigolzarri lo esencial es que todas las partes hagan un esfuerzo muy grande de entendimiento. En caso de que se logre adoptar esta postura de acercamiento, está convencido y muy esperanzado de que se podrá firmar un acuerdo razonable. En esta misma línea se ha pronunciado Gortázar, quien ha admitido también que es una situación "evidentemente compleja" y en la que se han de involucrar todos. "La necesidad de involucrarse de todos es bienvenida y necesaria. Estamos ante un momento muy difícil, por lo que no podemos quedarnos parados, tenemos que ver como afrontarlo", ha indicado el consejero delegado de CaixaBank.
En este orden de cosas, Gortázar ha continuado afirmando que está seguro de que se va alcanzar una acuerdo que permita hacer frente al futuro, primando la voluntariedad y la meritocracia. También ha justificado el rechazo de las prejubilaciones porque supondría descapitalizar a la entidad de personas de muchísima valía y con un gran futuro aunque tengan 50 años o más. Esta razón es la que ha llevado a la entidad a querer ejecutar un proceso equilibrado desde el punto de vista de la edad y acompañar a los afectados con un plan de recolocación que les permita adquirir nuevas capacidades y reincorporarse al mundo laboral.
Además de los sueldos, los sindicatos también han utilizado como argumento en contra del ERE los beneficios del grupo. Tras la incorporación del patrimonio neto de Bankia, la cuenta de CaixaBank reflejó un apunte extraordinario asociado a la fusión, conocido como fondo de comercio negativo (badwill), de 4.300 millones de euros, que unido a los gastos extraordinarios de la integración y al resultado ordinario (40 millones de euros), disparó el beneficio neto atribuido contable hasta los 4.786 millones de euros durante el primer trimestre del año. Descontando el efecto contable asociado a la fusión, CaixaBank registró un beneficio atribuido de 514 millones de euros en los tres primeros meses de 2021.
Gortázar entiende que un banco "no debe esperar a no tener pérdidas", ya que si no se consiguen beneficios los accionistas no podrán ser remunerados. En el capital del banco hay más de 700.000 particulares, además del FROB, con cuyas ganancias devengadas de esta participación se procurará devolver la mayor cantidad posible de dinero público que se inyectó en su momento para recapitalizar Bankia. "Tener beneficios es absolutamente necesario y no es algo de lo que una entidad deba avergonzarse", ha remarcado.
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