Desde Málaga

Freepik busca hacerse fuerte en la ola de IA con EEUU como objetivo prioritario

La compañía dispara a 10 millones la cifra de contenidos publicados mensualmente en su plataforma. Pretende mantener el acelerador pisado mientras EQT, dueño de la mayoría, analiza una potencial transacción.

Joaquín Cuenca, CEO de Freepik.
Joaquín Cuenca, CEO de Freepik.
L.I.

“En 2023 buscábamos tener todos los recursos en un mismo sitio; en 2024 queremos aunar en un mismo sitio la edición, colaboración o compartición”. Son las palabras del consejero delegado de Freepik, Joaquín Cuenca, ante el plan de un año 2024 marcado por esta ola de inteligencia artificial que ha disparado la generación de contenido en su plataforma hasta las 10 millones de unidades al mes. Como respuesta, la empresa ha lanzado un creador de imágenes con IA y otro para retocar y mejorarlas. La compañía malagueña busca mantener el acelerador del negocio mientras la gestora de capital riesgo nórdica EQT, que cuenta con la mayoría accionarial, analiza una potencial transacción cuatro años después de haber comprado algo más del 50% a una valoración superior a los 250 millones de euros.

Hay quien ve una ola de innovación como la IA un peligro para plataformas como Freepik y otras de sus rivales. Cuenca lo tiene claro: “Al final, el peligro cuando hay cualquier innovación tecnológica es no adoptarla; la oportunidad aquí es absolutamente tremenda”, apostilla el primer ejecutivo de una compañía, que nació y se desarrolló como una plataforma de recursos gráficos. En la compañía con sede en Málaga decidieron crear una división específica para lanzar herramientas y pusieron al frente a Omar Pera, procedente de Meta donde trabajaba en productos vinculados a IA y mensajería -él trabajaba como director de producto en Kustomer, que fue adquirido por el dueño de Facebook en 2022-. En los últimos seis meses ha lanzado Pikaso, una herramienta de IA generativa, y recientemente Reimagine, para retoque y mejora con IA.

La compañía, según apunta Cuenca, ha visto cómo el consumo y la producción de imágenes se ha disparado con la IA en su plataforma. “Nosotros recibíamos aproximadamente un millón de contenidos al mes; ahora de IA nos están entrando 10 millones que son producidos por colaboradores que ya teníamos más nuevos que tenemos... Cuando algo se vuelve más barato, el consumo aumenta más”, explica el directivo. ¿Cómo puede afectar eso a los márgenes de la compañía? “A la imagen ya hecha por un creador al que se la paga no sabemos cómo va a afectar”, apunta.

Pero en Freepik sí que han detectado que sigue habiendo muchas reticencias porque en general en el caso de un recurso ya elaborado de forma profesional “la IA no la hace mejor, como mucho la hace igual y tienes que explicarle muy bien lo que quieres”. No saben cómo va a evolucionar, pero aseguran que por ahora no hay impacto. Sí que lo hay en un mercado, el de la gente que quiere experimentar y que tiene cierta creatividad. “Ese es el que se está desarrollando”, apunta. En la compañía, cuyos ingresos proceden tanto de la publicidad como de la suscripción para su repositorio de recursos y sus herramientas, creen que para un uso comercial hoy “todavía tiene cierto peligro” abrazar totalmente la IA. Y además defienden que no está claro que vaya a cubrir la “problemática principal que es que no sé qué poner en la imagen”. “Cuando tienes una idea vaga, necesitas pasar con algo generativo varias horas y lo otro ya está hecho”, argumenta.

Pese a todo han tratado de construir varias herramientas con las que pasar de ser un ‘agregador’ de recursos gráficos a una plataforma de herramientas para editarlos, colaborar o compartir. Es también hacia donde se dirige Canva, uno de los grandes nombres de este sector y uno de los gigantes a los que se enfrenta Freepik. La compañía australiana, valorada en más de 25.000 millones de dólares después de un importante ajuste ejecutado por varios de sus inversores en 2022, también ha abrazado esta ola de la IA. Su director de productos y cofundador, Cameron Adams, decía recientemente a finales del año pasado que existe un “coste de oportunidad real que no se mantienen al día con las últimas tecnologías”. La firma, al igual que la española, cree que estas herramientas podrán aumentar los ingresos al atraer a más clientes empresariales en el futuro.

Modelo de suscripción

Freepik lanzó años atrás una suscripción que ha ido ganando enteros. Inicialmente su negocio se basaba en la publicidad generada. El reparto actual no lo hacen público, pero ese pago recurrente tiene un peso porcentual superior al del pasado. “Ha ido creciendo más rápido que las otras fuentes de ingresos”, afirma Cuenca. En 2022 representó prácticamente tres de cada cuatro euros generados por la compañía, según quedaba reflejado en las cuentas consolidadas consultadas por La Información. Hoy cuenta con una suscripción común para toda la plataforma, que es la que priorizan desde el equipo, aunque hoy han decidido mantener productos de pago específicos para verticales como el de vectores e iconos o el de vídeo. Estos se pusieron en marcha principalmente en 2022 cuando salieron de compras para hacerse con varias compañías. Primero abonaron 11,7 millones para hacerse con Videvo; posteriormente 2,3 millones por Iconfinder y posteriormente otras cantidades menores.

La empresa no da previsiones ni números actualizados. En el año 2022, los ingresos que se generaron por parte de la plataforma ascendieron a 79 millones de euros de los que el 75% corresponden a las suscripciones -el resto a acuerdos publicitarios, entre los que destacan los firmados con Adobe y Shutterstock para incluir publicidad en las búsquedas para usuarios gratuitos-. España apenas era un 5% mientras que el resto del mundo más allá de Europa (11 millones) es el que aglutina la mayoría. ¿Y en 2023? Si se mantuviera el ritmo de crecimiento del 45% del negocio, supondría haber superado ampliamente la barrera de los 100 millones de facturación. Anteriormente entró en pérdidas por las amortizaciones de esas adquisiciones.

En este crecimiento, Estados Unidos va a tener un papel importante. Es justo donde Canva es muy fuerte. “Entre un quinto y un cuarto de la facturación del grupo viene de Estados Unidos y ha ido incrementándose convirtiéndose en la región que más rápido ha crecido”, apunta el consejero delegado. Ellos estaban más débiles en esta plaza, con una mayor fortaleza en países emergentes. En 2023 abrieron una oficina tanto para posicionamiento de marca, como para desarrollar la estrategia con empresas. “Queremos hacer que las empresas puedan contratar; antes el producto era un poco hostil; estamos empezando a hacer B2B para vender con comerciales en EEUU y eso tienes que hacerlo con profesionales de allí”, explica. A esto suma también la presencia local con la comunidad de diseñadores.

La venta de EQT

Mientras todo esto sucede, el fondo EQT analiza sus opciones. Como apuntó Expansión hace meses, la gestora nórdica puso sobre la mesa la venta de la compañía, aunque finalmente la ralentizó. La gestora adquirió en mayo de 2020 algo más de la mitad de la empresa malagueña a una valoración que rondó los 250 millones de euros. El ‘precio’ fijado por la firma de ‘private equity’ ha crecido de manera significativa, según queda reflejado en la documentación respecto al cierre del ejercicio 2022. En esa ocasión, el ‘valor razonable’ para ese 52,9% se situaba en los 234 millones.

Preguntado por esta circunstancia, Cuenca no entra a debatir sobre si existe un proceso formal de venta o no, pues en transacciones de este tipo la compañía es ‘neutra’. Aunque insiste en que, en términos generales y sin referirse a este caso, estos procesos tienen su impacto pues cuando se trata de una empresa privada es necesario llevar a cabo una ‘due dilligence’. ¿Una venta de EQT implicaría también la salida de los fundadores y del equipo directivo? Estos hoy siguen manteniendo el 47% de los títulos, con Alejandro Sánchez, uno de los cofundadores, como socio más relevante ostentando casi el 18%, según los datos de las últimas cuentas.

Sea como sea, la compañía trata de no perder el tren de la IA en un mercado de gigantes. Con la IA, hoy cuentan con competidores nuevos. Los ‘tradicionales’, son los que están encabezados por la propia Canva. Luego están todas las grandes de la fotografía como Shutterstock, Getty Images o Adobe. También se encuentran herramientas puras de IA generativa como Stable Difussion y las generadas por OpenAI y otros. Y también han surgido pequeñas startups que han ido ganando enteros como Scenario y otros. “La oportunidad es absolutamente gigantesca; y no puede haber una sola compañía que lo tenga todo”, concluye Cuenca.

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